How do babies work? 🐙

138 21 40
                                    

Otra vez ese ruido. Es la cuarta vez en dos horas que oigo un molesto ruido aún estando en la oficina de casa. Es verdaderamente sorprendente cómo unos pequeños pulmones pueden acumular tanta fuerza para soltar tan potentes quejidos. Se supone que Brendon es bueno con los niños, que sabe cuidarlos y evita que lloren de ese modo. Entonces ¿por qué ese bebé no se puede callar?

Estoy exasperado. Mi paciencia no es abundante.

Odio tener que dejar mi trabajo a medias por distraerme con otras cosas —lo que raramente pasa—, pero juro que no puedo soportar esos infantiles lloriqueos por más tiempo. Me levanto muy contra mi voluntad y salgo de ese espacio para ubicarme en la sala y encontrar a mi pareja con el dueño del incesante llanto que cae mal a mis oídos. Mi ceño está marcadamente fruncido y mis manos sobre las caderas sólo denotan más mi enojo. Finalmente Brendon voltea y me sonríe. ¿Por qué sonríe por verme molesto? Eso sólo hace que me enoje más.

— Ah, Dally. — Lo oigo hablando. — Uhm, perdón si te Interrumpimos en tu trabajo, es que el pequeñ...

— No me interrumpieron.

— ¿Ah, no?

— No. Me interrumpió él, no ambos.

— Ah, sí, la conjugación en plural. Perdón, no lo noté.

— ¿Qué le sucede? — Pregunto para volver al tema inicial.

— Quiere comer, eso creo, pero se acabaron las reservas de leche que Nicole dejó.

— ¿Y qué vas a hacer? Necesito terminar el trabajo y no puedo hacerlo si ese niño no me deja concentrarme.

Veo que Brendon cambia su expresión a una que conozco más: ahora está ligeramente indignado.

— ¿Yo? ¿No vas a ayudarme? — Pregunta, aún con el niño en brazos, meciéndolo no sé cómo y no sé para qué, pero lo está haciendo. — Busca soluciones en línea, llama a tu doctor para que te diga que podemos hacer, no sé, pero yo no desobedeceré a los padres de esta cosita al darle leche en polvo. Mike podría matarme.

— No si llamamos a la policía primero.

— ¡Es un decir, Dallon!

— Oh, ya entiendo.

— Ya dije, si quieres volver a tu trabajo, tienes que ayudarme de una u otra forma. ¿Trato...?

— ... hecho. Primero llamaré al doctor Walker, es de más confianza que internet.

— Bien.

Tomo mi teléfono móvil, marco el número de mi doctor y espero a que responda con el aparato cerca de mi rostro. Miro al pelinegro chico, quien se ve en problemas al no saber cómo calmar al bebé que sujeta en brazos. Si soy sincero, no me gusta cómo se ve Brendon con niños. ¿Por qué? Porque no me gustan los niños. Le insistí en que no aceptara hacerle el favor a sus amigos sobre cuidar a su niño de tres meses porque, primero, Brendon no puede amamantarlo y el bebé necesita todavía de eso para alimentarse, y segundo, porque no es para nada justo que mientras él se complica aquí con el niño, los padres estén jugando boliche con el jefe del tal Mike. Estas son sólo un par de razones de las quince que tengo para justificar que esto es injusto e inaceptable.

Aveces odio que Brendon quiera ayudar tanto a sus amigos.

— Weekes, buenas tardes. ¿Cómo va todo? — Jon responde a mi llamada con su carismático tono de voz.

— Mal. Tengo un grave problema en casa.

— ¿Tu novio otra vez se cayó de la cama?

— ¿Qué? ¡No! Doctor Walker, tenemos un problema peor y más pequeño.

Painting it pink OS •• BrallonDove le storie prendono vita. Scoprilo ora