Capitulo 57

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Sebastian se pasó la noche sentado en el sofá. No quería, no podía irse a la cama... A la cama que había compartido con _______. ¿Cómo había sido capaz de hacerle eso? ¿Por qué? ¿Adónde se había ido? Cuando llegó a casa y vio que ella no estaba, sintió como si las paredes se le cayeran encima, pero pasada la primera impresión empezó a preguntarse adónde se habría ido. No quería hablar con ella, no quería volver a verla jamás, pero tampoco quería que le pasara nada malo.

Llamó a Amanda, seguro que estaba allí; en los últimos meses, se habían hecho muy amigas, pero se equivocó. Amanda no sabía nada de _______ desde esa mañana. Luego se armó de valor y llamó a Anthony; aunque entre él y ella nunca hubiera pasado nada, Sebastian sabía que Anthony sentía mucho cariño por ella. Cuando Anthony le contestó y le dijo que seguía en Barcelona, y que estaba cenando con unos compañeros de trabajo, Sebastian opto por no desvelarle el auténtico motivo de su llamada y limitarse a mandarle saludos. Ya tendría tiempo de escuchar sus insultos más tarde.

Empezaba a estar preocupado y llamó a todos sus amigos. Nada, nadie sabía nada de _______. Descartó la idea de que hubiera ido a casa de Nana, pues de lo contrario su abuela lo habría llamado seguro. Ni tampoco estaba con Sam y Silvia, pues ellos habían cambiado de planes y no iban a regresar de Escocia hasta el domingo por la noche. ¿Dónde podía estar?

Eran ya las doce de la noche cuando se rindió y se dio cuenta de que sólo había dos posibilidades: o _______ era peor de lo que él se imaginaba y se había ido con Steve a pesar de que era un hombre casado; o él se había equivocado del todo y _______ había regresado a Barcelona.

No sabía si le daba más miedo la primera opción o la segunda, pero por el momento sólo podía esperar. Esperar y por la mañana llamar a Chris. Seguro que el hermano mayor de _______ sabía dónde encontrarla.

**

A las ocho en punto de la mañana del sábado, hora española, Sebastian llamó a Chris.

—Eres un hijo de pu*a —Fue el saludo de éste—. ¿Cómo has podido hacerle esto a _______?

Sebastian no se dejó intimidar por el insulto y respondió.

—Eso deberías preguntárselo a tu hermana. Creo que ha salido a ti, no tiene escrúpulos a la hora de mejorar su carrera profesional.

— ¡Serás imbécil! —Chris apretaba el teléfono con tanta fuerza que tenía miedo de romperlo—. Mira, de mí puedes opinar lo que quieras, me importa una mierda, pero de mi hermana... —Intentó controlarse—. Hay que ser idiota para creer que ella es capaz de hacer algo malo.

—Chris, digamos que tú no eres objetivo. Ella es capaz de eso y de mucho más. —Sebastian también intentó recuperar el control, por lo que decía Chris era obvio que estaba al corriente de todo—. La vi con mis propios ojos con Steve. ¿Cómo explicas eso?

Chris cerró los ojos un instante. Le había prometido a _______ no contarle lo del artículo de su padre, e iba a mantener esa promesa. Se lo debía.

—Sebastian, siempre te había considerado inteligente. Pero ahora veo que me equivoqué. Creía que un buen periodista buscaba toda la información posible antes de llegar a una conclusión. —A ver si así se daba por aludido.

— ¿Por qué lo dices? —Preguntó Sebastian, intrigado por el cambio de tema en la conversación.

—Por nada. —Chris no podía decir nada más—. ¿Por qué me has llamado?

Él se quedó en silencio durante un instante.

—Porque quiero saber dónde está _______. Quiero saber si está bien.

Chris se rió de un modo muy cruel.

— ¿Así que ahora te importa? Pues no, ella no está bien. —Chris alzó la voz—. Ayer, después de que la echaras de la revista y de tu departamento, cogió la maleta y, con la muñeca aún enyesada, se fue sola al aeropuerto para coger un avión hacia Barcelona. —Chris estaba cada vez más furioso—. Se pasó todo el viaje llorando y llegó aquí agotada y destrozada. Así que no. No está bien.

Sebastiab iba a contestar, pero Chris se lo impidió.

—Pero no te preocupes, dentro de poco sí lo estará. Se recuperará del accidente de moto, de Londres y de ti. Así que no se te ocurra llamarla ni aparecer por aquí. ¿Entendido?

Sebastian cerró los ojos y, al habérsele hecho un nudo en la garganta, tardó un poco en contestar.

— ¿Entendido? —insistió Chris.

—Sí, perfectamente. —Antes de que pudiera decir nada más, oyó cómo Chris colgaba.

Dios, como si no hubiese bastante, ahora acababa de perder a su mejor amigo.

Sebastian se dio cuenta de que le temblaban las manos. Su vida iba de mal en peor. Si se quedaba en casa acabaría volviéndose loco; todo le recordaba a _______. Tenía que salir. Cogió las llaves y se fue a la calle. Caminó sin rumbo fijo, lo único que quería era pensar, tranquilizarse.

¿Por qué tenía la sensación de que había cometido el mayor error de su vida? Él había visto a _______ con Steve, y no una, sino dos veces. Ella le había mentido. Ella era la única que conocía la contraseña de su ordenador. Ella le había mandado un e-mail a Steve con una relación de todos los artículos y sus fechas. Era obvio que ella era la ladrona.

Pero ¿Por qué lo había hecho? ¿Por dinero? ¿Para mejorar su carrera profesional? Si hubiera sido por eso, ¿Por qué habría regresado a Barcelona? Dios, había algo que se le escapaba.

Sebastian anduvo por las calles todo el día. Es increíble lo solo que se puede llegar a sentir uno en una ciudad llena de gente. Por la noche, al regresar a su casa, se detuvo ante el portal naranja. Ahí la había besado por primera vez, y en ese instante recordó perfectamente su olor y su sabor. Tenía que dejar de hacer eso, tenía que olvidarla y tenía que hacerlo ya. Ella lo había engañado, lo había utilizado, y cuanto antes se lo metiera en la cabeza, mejor. Lo que le resultaría difícil sería sacarla de su corazón, porque, a pesar de lo que le había dicho a _______, él sí se había enamorado de ella.

**

Pasó el domingo en ese mismo estado de aturdimiento. El teléfono de su casa sonó tres o cuatro veces, pero él no contestó ninguna. Todas esas llamadas fueron seguidas por sus réplicas en el móvil, y vio que Robert, Amanda y Anthony, que ya se habían enterado de lo que había sucedido, lo estaban buscando. Los ignoró. No quería hablar con nadie. No se veía capaz de contarles lo que había pasado.

Llevaba dos noches sin dormir, estaba cansado, agotado, y por mucho que su cerebro se empeñara en lo contrario, su corazón echaba de menos a _______.

**

« ¿Qué son esos golpes en la puerta?», pensó Sebastian entreabriendo los ojos e incorporándose en el sofá. Debía de haberse quedado dormido, porque aún llevaba la ropa puesta y la televisión estaba encendida. Volvieron a oírse los golpes, pero esta vez acompañados de unos gritos.

— ¡Sebastian, si no abres la puerta de una vez, la echaré abajo! —La potente voz de Sam resonó por toda la escalera.

¿Sam? ¿Qué estaba haciendo él allí? Sebastian miró el reloj y vio que eran casi las doce del mediodía. Mierda, en efecto se había dormido. Se pasó las manos por la cara y carraspeó.

— ¡Ya voy! —Se levantó y caminó hacia la puerta—. Siento haberme dormido —Dijo al abrirla—. Pero ¿Desde cuándo vas a buscar a los empleados a su casa cuando llegan tarde?

—Desde que han cometido el mayor error de su vida —Respondió Sam enfadado, y le golpeó con un DVD en el pecho.

— ¿No ir a trabajar el lunes por la mañana es el mayor error de mi vida? —Preguntó aún soñoliento.

—No. —Sam entró y cerró la puerta tras de sí—. Pero echar de tu vida a la primera y única mujer a la que has querido, sí lo es. —Al ver que Sebastian lo miraba atónito, añadió—: ¿Tienes algún aparato en el que podamos ver este disco?

—Sí, claro, debajo del televisor. —Sebastian no entendía nada de lo que estaba pasando.

—Siéntate —Dijo Sam—. No creo que puedas tenerte en pie después de verlo.

Sam puso el DVD, y Sebastian sintió como si le dieran un puñetazo en mitad del pecho.

Nadie Como Tú - Sebastian Stan y tú-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora