Capitulo 43

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En el despacho de Sam, éste y Sebastian seguían repasando el reportaje sobre el cambio climático.

— ¿De verdad crees qué es buen tema? —Preguntó Sam

—Ya sé que no es muy original, pero todo el mundo está hablando de ello. Además, creo que nosotros le hemos sabido dar un enfoque distinto. ¿No te gusta?

—Sí, me gusta. Es sólo que aún no hemos logrado averiguar nada de los robos de los artículos y, aunque en estos últimos números no ha vuelto a ocurrir, no estoy tranquilo. Además, la semana que viene tengo que asistir a esa convención en Escocia, y no me gustaría irme dejándote solo con todo esto.

—No estoy solo. —Sebastian lo miró serio—. En esta revista hay gente de sobra para ayudarme. No te preocupes.

—Claro que me preocupo. Si quieres, puedo pedirle a Clive que venga a echarte una mano.

Sebastian sonrió burlón.

—Antes prefiero que me cortes un brazo.

—Está bien. —Sam se quitó las gafas—. Algún día me gustaría que me contaras a qué viene todo esto entre ustedes dos.

—No creo que ese día llegue nunca —Respondió Sebastian con sinceridad—. Pareces cansado. ¿Por qué no lo dejamos por hoy?

—De acuerdo. —Sam apagó su ordenador—. Mañana será otro día.

Sebastian se dirigió a su escritorio y miró el reloj. Sólo hacía cuarenta minutos que _______ se había ido. Si se daba prisa, aún la encontraría en casa de Anthony, y quizá podían cenar fuera. Sí, seguro que eso le gustaría.

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Mientras, en el café Meridien, _______ y Steve seguían charlando.

—Vaya —Dijo Steve observando a _______—. Lamento oír que Sebastian lo pasó tan mal con el problema de Rupert con la bebida. La verdad es que fue horrible ver cómo se destruía, y todo por una mujer que no merecía la pena.

— ¿No merecía la pena? —Preguntó ________—. ¿Por qué?

—Porque Gloria sólo se quiere a sí misma. —Steve levantó una ceja—. Y cuando vio que Rupert tenía prestigio pero no dinero, no dudó en buscar a otro que sí lo tuviera. ¿Me equivoco si digo que su segundo marido tiene mucho dinero?

_______ hizo memoria y se acordó de que Chris le había contado que la madre de Sebastian se había casado con un hombre muy rico de la clase alta barcelonesa.

—No, no te equivocas —contestó—, pero aun así no logro entenderlo.

—Mira, _______, lo que tú no entiendes es exactamente lo mismo que nunca entendió Rupert. Gloria no le quería, nunca le quiso. Aún me acuerdo de cuando la conoció; Rupert y yo estábamos de vacaciones en Ibiza y Gloria estaba allí con unas amigas. No sé si fue el acento inglés o si creyó que Rupert era una especie de lord, pero no se separó de él ni un instante. Al principio, todo iba bien, Rupert se convirtió en un periodista muy prestigioso en todo el Reino Unido, y nació su hijo, Sebastian. —Steve miró a _______ a los ojos—. Pero a Gloria no le gustaba vivir aquí, y no paró hasta convencer a Rupert de que se trasladaran a vivir a Barcelona. No sé qué pasó durante esos años, la verdad es que lo único que sabía de él era a través de los artículos que escribía. Pero tras el divorcio regresó. Aunque no era el mismo. Parecía una copia barata del que había sido. Dejó de escribir, de trabajar. —Cerró los ojos un instante—. Era el mejor escribiendo historias, y en cambio no supo darse cuenta de que la suya necesitaba un cambio de orientación.

—Nana quiere hablar contigo sobre esos años. Creo que ella no sabe muy bien por lo que pasó su hijo y quiere entenderlo.

—Bueno, no sé si yo podré ayudarla —Miró el reloj—, pero estaré encantado de volver a verla. Esa señora siempre me gustó.

—Ya, entiendo a qué te refieres —________ también miró el reloj—. Debería irme. —Se mordió el labio—. ¿Puedo preguntarte una cosa?

—Claro —Contestó él mientras se levantaba—. Tú dirás.

—La reputación de Rupert. —Lo miró indecisa—. ¿Se podría recuperar?

—No lo sé. Quizá.

—Nana va a venir a Londres el miércoles. ¿Te parece bien si te llama para reunirse contigo?

—Sí —contestó él buscando en el bolsillo interior de su americana—. Aquí tienes también el número de mi casa.

—Gracias. —________ cogió la tarjeta—. Por todo.

—De nada. —Los dos caminaron juntos hacia la puerta—. Hasta el miércoles, _______.

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Sebastian no podía creer lo que estaba viendo. ¿Qué demonios hacía _______ hablando con el director de "The Scope"? ¿Desde cuándo conocía ella a Steve? ¿Por qué no se lo había dicho?

Le dolían las manos, y se dio cuenta de que tenía los puños apretados con fuerza. Se negaba a creer que _______ tuviera algo que ver con el robo de los artículos... No, era imposible, seguro que había una explicación lógica para todo aquello. Sí, seguro que sí. No podía creer que su corazón se hubiera equivocado tanto. Cerró los ojos y se dio la vuelta; a lo mejor así se convencía de que no la había visto.

Empezó a caminar y debió de hacerlo muy rápido, porque llegó a su casa en seguida. Una vez allí, se desnudó y se metió bajo la ducha, como si el agua que se iba por el desagüe pudiera llevarse con ella toda su tristeza.

Nadie Como Tú - Sebastian Stan y tú-Where stories live. Discover now