Capitulo 35

1.3K 89 0
                                    

_______ se estaba durmiendo en el sofá. Había sido un día lleno de emociones y aquella ducha la había dejado muy, muy relajada. Se esforzó por mantener los párpados abiertos, pero no lo consiguió.

— ¿Has dormido bien, princesa? —Le preguntó Sebastian cuando ella abrió los ojos.

—Me he quedado dormida. Lo siento. —Vio que los sándwiches que él había comprado estaban esperándola encima de la mesa—. ¿Cuánto he dormido?

—Una media hora. No te preocupes, he aprovechado para trabajar un poco. —«Y para torturarme con imágenes de ti con Anthony», pensó—. ¿Quieres comer? —Se levantó y empezó a preparar los cubiertos.

—Sí, estoy muerta de hambre.

Ya estaban acabando de cenar cuando Sebastian le preguntó:

— ¿Mañana vamos a casa de Sam, te acuerdas? —Había querido preguntarle otra cosa, pero al final no se había atrevido.

—Sí, claro. —_______ no podía dejar de bostezar—. Creo que lo mejor será que me vaya a la cama. ¿Vienes?

—No puedo, tengo que acabar de repasar unas cosas.

— ¿Vas a quedarte mucho tiempo? —_______ le dio un beso entre palabra y palabra—. No quiero estar en la cama sin ti.

—Un poco, quiero acabar esto para enseñárselo mañana a Sam —Ella volvió a besarlo—. No me tientes... Vamos, vete. Te prometo que no tardo nada. Pero antes de que te vayas, me gustaría preguntarte una cosa. —Se le hizo un nudo en la garganta.

—Lo que quieras —Respondió ella al instante, sorprendida por el cambio de actitud.

— ¿Pasó algo entre tú y Anthony? —Y apretó los puños a la espera de su respuesta.

— ¿Y si te dijera que sí? —Preguntó ella a su vez mirándolo a los ojos.

—Entonces te pediría que no volviera a suceder, por favor... Quiero darle una oportunidad a lo nuestro.

— ¿No te importaría que me hubiera acostado con él?

Él tardó unos segundos en contestar.

—Sé que se supone que debería decir que no —se pasó nervioso las manos por el pelo—, pero mentiría. Me importaría. Mucho. Muchísimo.

—Pues no pasó nada —Explicó ella sincera al ver que él, sin saberlo, le estaba ofreciendo un pedacito de su corazón—. Nada.

— ¿De verdad? —Sebastian empezó a tranquilizarse.

—De verdad. Yo nunca haría algo así. Y Anthony tampoco. Él te quiere mucho, ¿Sabes?

—Ya, bueno. Supongo que sí. —Sebastian sonrió—. De lo contrario, seguro que habría intentado acostarse contigo.

— ¿Y tú? —Ya que él había sacado el tema, _______ decidió preguntarle sobre Monique.

— ¿Yo qué? —Él no entendía la pregunta.

—Monique. —Ella se limitó a pronunciar ese odioso nombre.

— ¿Monique? —Él pareció realmente ofendido—. No creo ni que lograra excitarme.

_______ se ruborizó al oír ese comentario tan gráfico y a la vez tan sincero.

—En cambio, contigo, ése parece ser mi estado permanente. —Sebastian se acercó a ella y le dio otro beso—. Vamos, vete ya o no acabaré esto nunca.

—De acuerdo. —_______ se rió y se apartó de él.

Caminó hacia el pasillo y, por un instante, tuvo una duda, ¿Entraba en su habitación o en la de Sebastian? Él ya estaba sentado frente al ordenador y _______ oyó cómo las teclas dejaban de repicar un segundo. Notó los ojos de él clavados en su nuca y, sin dudarlo, abrió la puerta de la habitación de Sebastian. Sintió que él sonreía a su espalda.

—Buena elección, princesa —Dijo en voz baja. _______ no lo había oído, pero seguro que sabía que eso lo había hecho feliz.

Por desgracia, él tuvo que quedarse un par de horas más trabajando en el nuevo artículo. La próxima edición estaba a punto de salir y quería tenerlo acabado por si volvían a ser víctimas de un robo. También aprovechó para revisar un par de currículos. Odiaba desconfiar de sus compañeros, pero tenía que reconocer que la teoría de Sam tenía cierta lógica. Por suerte, no encontró nada y decidió irse a dormir.

Abrió sigilosamente la puerta; _______ ya estaba dormida, y él se desnudó y se metió en la cama. No sabía cómo ponerse, era la primera vez que dormía con una mujer sin haber tenido relaciones sexuales antes. Estaba rígido, no sabía qué hacer, pensó que no pegaría ojo en toda la noche, hasta que _______ se movió y se abrazó a él. Estaba dormidísima, pero se acurrucó a su lado y susurró su nombre. Entonces, Sebastian cerró los ojos y se durmió.

Nadie Como Tú - Sebastian Stan y tú-Where stories live. Discover now