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Yoohyeon se tambaleaba por el pasillo desierto, luchando contra las lágrimas no derramadas. El latido de su corazón retumbaba en sus oídos, fuerte, áspero y doloroso, haciendo que se estremeciera y casi tropezara. En silencio, le ruega a su corazón que se calme, suplicando que el dolor desapareciera.

Cuando logra ahuyentar el dolor, profundo, frío e implacable, Yoohyeon lamenta sus ruegos. Ahora su pecho se siente vacío, y congelado, cubierto por una fina capa de hielo; el dolor se fue, pero algo oscuro lo remplazó, algo que la inquieta.

El entumecimiento se siente demasiado pesado mientras la baña por completo, ella gime bajo su peso.

Si algo hice bien en mi vida, fue alejarme de las chicas como tú.

Tragando un sollozo, Yoohyeon se apoya contra la pared más cercana, luchando por respirar. Tratando de recordar los ejercicios de respiración que su madre le enseñó, tratando de cronometrar cada inhalación y exhalación, pero su mente se quedó en blanco. El pánico se arrastró por su cuerpo cuando perdió la cuenta, y de repente, no hay suficiente aire en el mundo para llenar sus pulmones.

La escena reciente se repitió una y otra vez en su cabeza.

Alejarme de las chicas como tú.

Apretando los ojos, dejó caer la cabeza hacia atrás con un ruido sordo.

Un zumbido de instala en la parte posterior de su cerebro, un zumbido que se hacía cada vez más fuerte, y Yoohyeon sabía que necesitaba sofocarlo antes de que fuera demasiado tarde, antes de que creciera. Pero eso requería demasiado trabajo y se sentía cansada. Su cabeza se siente llena de estática, o tal vez, como un enjambre de abejas. Si, eso era.

Había un enjambre de abejas en su cabeza y estaban enojadas.

Ella estaba enojada.

Chicas como tú.

Su cabeza se inclina hacia adelante cuando el pánico se desvanece. El dolor vuelve a tomar su lugar, se asienta debajo de sus costillas, vacío, amargo, negro. Yoohyeon se mueve incómoda y decide que es hora de buscar a alguien, quizás a Gahyeon, ella la había ayudado antes. Solo necesitaba a alguien que le hablara desde la claridad de la realidad, antes de que la oscuridad la abrume por completo.

Con un tembloroso aliento, Yoohyeon se empuja hacia adelante, luchando con la niebla en su mente para tratar de recordar en dónde encontrar a su mejor amiga. Su cuerpo se mueve en piloto automático, dirigiéndose hacía la sala de práctica. La realidad tarda unos segundos en alcanzarla, ella se sacude fuertemente como si le hubieran dado un golpe, cuando finalmente se hunde, se congela.

Gahyeon está en la sala de práctica, ella está segura de ello, y ahí probablemente esté su coreografa, junto con los bailarines de apoyo, las demás chicas y su manager. No puede dejar que la vean manchada en lágrimas, eso sería suficiente para que los susurros comenzaran como fuego salvaje, todos hablarían de ella.

Los rumores comenzarían a esparcirse, cada uno más escandaloso y dañino que el anterior. Las chicas harían todo por detenerlos, pero Yoohyeon aún así los escucharía todos, sería perseguida por ellos para siempre.

Sus manos formaron puños y finalmente se quebró.

Como tú.

La ira nace en su pecho como llamas y ella las alimenta, haciendo arder su corazón de rabia. Estaba enojada con el mundo por maldecirla, y enojada con cada persona en el mundo que no la entendía; enojada con su madre, por no tratar de arreglarla.

Pero sobre todo, estaba enojada consigo misma por estar tan destrozada.

Sus uñas se clavan en sus palmas mientras aprieta los puños, segura de que sabe lo que tiene que hacer.

Bittersweet; jiyooWhere stories live. Discover now