22; hunger games au; parte 1

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HungerGamesau. 1/3

Sesenta segundos.

Un par de ojos cafés la miran con suma desconfianza y sus labios se arquean con desdeñosa sospecha. -Bien. Entonces porque debería ser aliada de una persona como tu, a la que entrenaron para esto.

Cincuenta y cinco segundos.

-Yo no soy como los otros. Puedes confiar en mi. Por favor.

Cincuenta y dos segundos.

-Dame una razón.

Cuarenta y nueve segundos.

Ella arrastra su cuerpo más cerca, guardando con destreza su espada, para luego acariciar suavemente el cabello castaño con mechas rubias de su oponente.

Respiraciones inestables, manos apretadas, labios secos, corazones palpitantes.

Cuarenta segundos.

-¿Es suficiente para que me creas?

Treinta y ocho segundos.

Un destello de dientes blancos hace que su pecho se oprima -Si, confío en ti.

Treinta y cinco segundos.

Está oscuro en la sala de entrenamiento. Ella apunta al objetivo acribillandolo con flecha tras flecha, errando el blanco con cada una.

Una sombra aparece detrás de ella, erizando los pelos de su nuca. Un par de brazos, seguidos de un pecho, y dos manos largas se acercan para guiarla. -Así no. Debes hacerlo de esta manera.

Justo en el centro.

Así podría matar.

Matar.

Morir.

Eso es lo que les pasaría a más de veinte jóvenes en un par de días.

Pero no a esta chica. No esta chica flaca y alta del distrito doce, con sus ojos honestos, su humor peculiar y su feroz corazón. Quizás no pueda salvarlos a todos, pero aún puede salvarla a ella. Y lo hará. Hasta su último aliento, lo hará.

Veinte segundos.

-Ahora inténtalo tú sola.

Dieciocho segundos.

-¡Espera! Muéstrame una vez más. Y luego de eso lo intentaré por mi cuenta- No me dejes ir. Si esto es todo lo que puedo tener, lo aprovecharé mientras pueda.

Catorce segundos.

-Está bien, si, lo haré- Los fuertes brazos y sus lindas manos regresaron.

Diez segundos.

-Supongo que eso es todo.

Nueve segundos.

-Eso es todo.

Ocho segundos.

- Entonces... ¿Te veré allá afuera?

Siete segundos.

-Si... nos veremos.

Seis segundos.

Una pausa incómoda y expectante las envuelve.

Cuatro segundos.

-Escucha, pase lo que pase allá afuera...

Dos segundos.

-¿Si?

Un segundo.

-Te amo Yoohyeon.

. . . . . . . . . .

Se encuentra corriendo hacia la cornucopia, obligándose a correr más rápido que nunca. Y luego, sin saber cómo, ya tiene una espada en sus manos. ¿Cómo llegó hasta allí? No lo sabe, todo ocurre muy rápido. Y entonces escucha su voz, se da vuelta y corre, corre hacia su hogar, porque a pesar de haberla conocido hace poco tiempo, en eso se había convertido la otra chica.

Se encuentra a Yoohyeon, con su arco y flechas colgando milagrosamente en su espalda, pero también está Wonho, del distrito uno, que se cierne sobre ella. Y en un segundo, sin darse cuenta, la espada de Minji corta el aire y el cuerpo de Wonho se queda allí, pero su cabeza ya no está. Yoohyeon sale de debajo del cuerpo muerto y pronuncia un breve pero sincero "gracias" antes de darse vuelta, tomando con suma rapidez una flecha, apuntandola y dejandola volar hacia la sien de una chica vengativa. Seulgi. Que al parecer se había ofendido por la muerte de su compañero de distrito. Pero ahora ya no podía hacer nada, tirada en el suelo, con sus ojos mirando ciegamente hacia el cielo azul.

Beomgyu, el chico frío del distrito tres, se acerca a Minji con un cuchillo y segundos después, él también se había ido. Minji no puede deshacerse de la culpa por haber matado a un niño de tan solo trece años, pero él también había estado mirando a Yoohyeon casi tan intensamente como a ella, pero por razones muy hostiles, lo cual simplemente no estaba bien, así que tuvo que hacerlo. Además, si Minji no lo hubiera matado, alguien más lo habría hecho y por lo que escucho, la bestia del distrito cuatro había sido entrenado y armado especialmente y traía un tridente, por lo que estaba segura que la muerte en sus manos había sido mucho menos dolorosa en comparación a la muerte que pudo haber tenido en manos de otros tributos.

La mayor recoge el paquete que otro de los tributos había tomado antes de decidir que Yoohyeon sería un buen objetivo, cuando otra flecha silva por el aire. Minji mira por encima de su hombro, cuando la mujer del distrito tres, Lisa, cae al suelo, mientras que con sus ojos desconsolados sigue mirando a Beomgyu, tomando su último aliento.

Yoohyeon parece afligida y Minji cierra los ojos con fuerza, solo por un minuto, porque ese lugar estaba demasiado abierto, demasiado violento y nunca sería seguro. Se recompone para luego tomar el brazo de la más alta.

Toma unos segundos hasta que Yoohyeon logra volver a si misma. Luego, asiente con la cabeza y corren, Yoohyeon toma un paquete de repuesto y sigue adelante.

Nadie intenta seguir a la pareja, ya sea porque están asustados luego de ver su trabajo en equipo o simplemente están demasiado ocupados con su propia supervivencia.

Se detienen para descansar y asimilar la situación, pero antes de que Minji pudiera concentrarse, Yoohyeon apareció allí, en su espacio personal, trayendola a la realidad con un desesperado beso. Incluso desde el momento que coincidieron en el desfile de tributos, el eco de la necesidad se instaló en su cabeza, la necesidad de mantenerla con vida y estar con ella hasta el final.

Así que cede, besándola con la misma desesperación, teñida con horror, el horror de en lo que se habían convertido sus vidas. Luego se aleja, aunque no tanto como para que sus frentes se tocaran.

-La próxima vez que te diga que corras, Yoohyeon, corres, ¿De acuerdo?

-¿Cuando exactamente me dijiste que corriera? ¿Y quién dice que tengo que hacer lo que me dices?

-Creo que mis palabras exactas fueron, "Aléjate lo más que puedas de la cornucopia y cuando termine el baño de sangre, te encontraré". Y por supuesto tienes que hacer lo que te digo, de las dos soy la única que sabe lo que está haciendo.

Yoohyeon levanta una ceja, sin sentirse impresionada.

-Puede que hayas sido entrenada para matar desde que naciste, pero yo sé cómo vivir. De nosotras dos, creo que yo debería liderar.

Minji no puede discutir contra eso. El amor de Yoohyeon por la vida es lo primero que condenó a su corazón.


H

olis, hace mucho que no nos leemos, ¿Cómo han estado?

Tarde un poco en publicar esto pero al fin y al cabo aquí está, no sé si se entienda mucho, claramente tienen que haber visto las películas de Los juegos del hambre o en todo caso haber leído los libros para entender la situación.

Esta es la primera parte y si todo va bien durante la semana puclicaré las otras dos.

Y nada, espero que les haya gustado y stream Odd eye.

Bittersweet; jiyooWo Geschichten leben. Entdecke jetzt