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Se removió ante la incomodidad que sentía en su entrepierna, sentía caricias en sus muslos, un suspiro escapó de sus labios, la sensación era excitante, ¿Qué diantres estaba pasando?

-Oh, Shin-chan, finalmente has despertado, comenzaba a impacientarme –La sensación en su entrepierna se detuvo cuando el intruso soltó esas palabras. Intentó moverse, pero sentía su cuerpo entumecido y adolorido, le dolían todos sus huesos, sentía su cuerpo más pesado, más grande.

- ¿Eh? –Abrió sus ojos finalmente, pero solo encontró oscuridad a su alrededor, ¿Ya era de noche?

-Oh, lo siento por la oscuridad, pero sería malo si descubrieras la ubicación de mi casa –La habitación estaba completamente a oscuras debido a que Kaito había colocado gruesas cortinas en su habitación, evitando que viera hacia el exterior y callera en cuenta de a donde se ubicaba la casa del mago.

-No sé si eres demasiado inteligente o demasiado tonto como para traerme a tu casa, Kaito Kid –Comentó con sarcasmo, lo que provocó una risilla en el contrario.

-Eres tan lindo cuando te pones sarcástico detective-kun, pero lamentablemente quien tiene el control de esta situación... –Un escalofrío recorrió toda la columna vertebral del oji azul ante una repentina e inesperada caricia en su entrepierna -...lo tengo yo.

- ¿¡Qué crees que haces idiota!? –Se quejó intentando contener un gemido.

-Cumpliendo lo prometido –Dijo con simpleza a la vez que daba suaves caricias en las piernas del detective –Dije que robaría el par de zafiros azules y lo he hecho.

- ¿A qué te refieres? Mouri no tenía en su posesión algún zafiro, mucho menos Ran o yo.

- ¿Ah no? –Acercó su mano a una pequeña lámpara de escritorio que tenía cerca de la cama, la cual iluminó el rostro del detective, permitiéndole ver el rostro del mago, sus ojos violeta le resultaron extrañamente hipnóticos, su cabello rebelde, su nariz respingada y sus tersos labios. –Pero que mentiroso eres, justo ahora estoy viendo un par de hermosos zafiros, que quizá a diferencia de las joyas que anteriormente he robado, quizás estas no las devuelva y me las quede para mí. –Finalmente Shinichi comprendió a que se refería el mago, haciendo que se ruborizara completamente.

- ¡I...Idiota! –Gritó con un notorio sonrojo –De cualquier modo, ¿De dónde sacaste el apotoxin? Solo Haibara conoce los componentes y su fabricación. ¿Cómo supiste mi identidad?

-Oh ¿Se llama apotoxin?, bueno eso fue muy sencillo detective-kun, recuerda que soy un ladrón experto, no hay nada que no pueda robar –Contaba orgulloso de su hazaña –Siempre me pareciste más que un simple niño, gracias a mis buenos contactos y un par de micrófonos ocultos en los lugares correctos fueron más que suficientes. –Comentó como si nada, dejando a Shinichi sin habla.

-...eres un psicópata.

-No, no, no, nada de eso, sabes que cuando me intereso en algo, no paro hasta conseguirlo y tú no serás la excepción.

- ¡Y una mierda! ¡Déjame ir!

- ¿Estas de broma? ¡El show está por comenzar! –Dicho esto, se lanzó sobre el detective para darle un profundo beso, donde el ojiazul trataba de resistirse, una mordida proporcionada por el mago lo hizo abrir la boca sin querer, dándole la oportunidad de al contrario de introducir su lengua en la boca del contrario, profundizando el beso. Con un jadeo y un hilillo de saliva conectando sus bocas se miraron a los ojos. Kaito deslizó sus manos de nueva cuenta al miembro del contrario, tocaba de arriba abajo por toda su extensión, sacándole gemidos al de ojos azules, quien se retorcía ante las sensaciones.

"Fragmentos"Where stories live. Discover now