capitulo 43

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—¡¿Qué?! —preguntó sorprendido.

—Estoy embarazada... —le repetí nerviosa.

—¿Cómo diablos sucedió eso? —preguntó encendiendo el auto de nuevo—. Se supone que estaban protegidos y...

—Es una historia larga.

—Pues tendrás que resumirla porque no saldrás de este auto hasta que me cuentes que sucedió —dijo un poco emocionado.

—Cuandl el perdió la memoria se revirtió la vasectomía y mi ligadura no quedo bien echa o algo así —dije jugando con mis dedos.

James me mira y despues suelta una fuerte y sonora carcajada.

—Ustedes dos son las personas con la peor suerte que conozco, por Dios, nada mas imaginarme su cara cuando se lo dijiste.

—Al principio se molestó un poco pero ya después lo aceptó .

—¿Y por qué no has dicho nada? —preguntó secándose una lágrima.

—Por Irina, ella también lo esta y sé que por culpa de alguien su embarazo no ha sido fácil —dije mirandolo con la ceja levantada—. Ella necesita más apoyo que yo.

—¿Apoyo de quién? ¿De mi madre? esa mujer está loca y siempre nos abruma con preguntas.

—¿Preguntas?

—Sobre la boda, quiere una boda grande y todo eso pero con lo del embarazo de Irina no hemos tenido tiempo si quiera de pensar en eso.

—Entonces cuando se casen ya a ella se le notará.

—No me molesta eso, la que si le molestará será mi madre cuando sepa que estás embarazada.

—Lo sé, cuando le dijimos que mi pasado embarazo era de alto riesgo nos dio el discurso de su vida, por eso en parte tampoco quiero decírselo a nadie.

—¿Y qué harás cuando se empiece a notar? —preguntó entrando al desvio que nos lleva a la casa.

—Eso será hasta dentro de un mes o dos meses —trato de restarle importancia—. Ya nos inventaremos algo.

Cuando llegamos a casa me bajo del auto y él entra un momento.

—Prométeme que no dirás nada de lo que te conté —le pedí mientras le entrego un vaso de agua.

—¿Ni siquiera a Irina?

—Ni siquiera a ella —le dije como advertencia.

—Se molestará cuando se entere que lo sabias hace tiempo y no le dijiste.

—Lo sé, pero se le pasará, por ahora sera nuestro secreto —dije estirando el meñique para entrelazarlo.

—Te lo prometo —dijo apretando su meñique contra el mio.

Unos autos aparecen en la entrada e inmediatamente salimos a revisar completamente cautelosos.

—¿Qué diablos hace ese tonto aca? —pregunté al ver a mi antiguo jefe bajándose del auto con dos hombres.

—¿Quién es ese?

—¡Dean Harris! ¡Salga para hablar! —gritó el hombre.

—Tiene suerte que Dean no esta acá —dijo James agarrando el arma de la mesa de la entrada—. Ya lo hubiera matado.

—Yo salgo —lo detuve.

—Pero yo saldré atras tuyo —me advirtió guardándose el arma en la parte de atras del pantalón.

Enlazados hasta el finWhere stories live. Discover now