-Si no te tomo ahora mismo, será una noche de infierno, mi sol -se excusó con voz ronca, entre besos candentes y fieros. No me quejé, al contrario, bajé el cierre de su pantalón, él bajó su bóxer, se las ingenió para dejarme sin mi braga y entró de un jalón sin quitar sus manos de ahí. Grité aferrada a su gran espalda.

-Riah -logré decir sintiendo como iba y venía necesidad, con el mismo ímpetu que yo sentía.

-Des -reviró empujando más hondo. Fue intensísimo tanto que cuando acabó no logré bajar de ahí por unos minutos en los que pacientemente permaneció entre mis piernas, conteniéndome.

-¿Te lastimé? -preguntó con un dejo de agobio, alcé la vista y acarició mi rostro, sonreí lánguida. Suele preguntarlo ya que por su corpulencia o fiereza teme que algo me suceda, pero la verdad a mí ambas cosas me encantan.

-Fue perfecto, siempre lo es -musité casi sobre su boca. Sonrió complacido haciendo a un lado mi cabello, con suavidad.

-Sí, siempre lo ha sido, mi sol.

Pronto nos encontramos todos hablando en la sala, Mike me hace reír por algo que dice, Kyroh es el único que no va y yo soy la única que sabe la verdad. La novia de Loen es una chica alegre, por lo que no es difícil seguir la conversación, un par de parejas más que conozco también están, de pronto noto la ausencia de Riah, enseguida la de Rowe y mi pulso se detiene. Nerviosa paso saliva y le doy un trago a mi vino, dejo la copa y camino rumbo a la cocina cuando escucho sus voces, me detengo en un ángulo en el que sé no me ven.

Está ella muy cerca de él, me dan la espalda, algo ven en el celular cuando de pronto Rowe se aleja un poco y lo observa fijamente.

-No lo postergues más, Zak, debes contarle -le dice con un dejo de urgencia. Zakariah se pasa la mano por la nuca, resoplando.

-Lo sé, es solo que no he encontrado el momento -argumenta. La... mujer, lo sacude un poco por el brazo.

-Una vez que lo hagas, yo podré hacer mi parte. De otra amanera no haré nada.

-Ro, unos días.

-Bien, de lo contrario mejor olvidemos el asunto -sentencia alzando las cejas.

Me recargo en el muro contiguo, mi respiración se ralentiza y siento que ya es demasiado. Dentro de mí viajan unas ganas inmensas de entrar, gritarles, insultarlos, pero solo logro quedarme ahí, pestañeando. No, no puedo, no quiero perderlo, resuelta entro y enseguida se separan.

-¿Sucede algo? -pregunto seria. Ambos niegan. ¡Agh! Rowe me sonríe y me deja ahí, con él, enseguida se acerca sereno.

-¿Venías por algo? -indaga como si nada, aunque puedo jurar que tenso. Lo observo fijamente, no sé qué decir, qué hacer. Se acerca y retrocedo. Arruga la frente.

-Por un vaso -miento y me alejo para tomarlo. Luego lo elevo para mostrárselo y salgo de ahí, deprisa.

El resto de la velada es una maldita mierda. Zakariah busca mi mirada, más de una vez me arrincona intentando hablar, pero lo hago a un lado con rudeza. Obviamente no desea un espectáculo ahí, así que se abstiene.

Cuando se va el último invitado me dedico a levantarlo todo. Al día siguiente me levantaré temprano pero me importa un carajo, no podría dormir aunque quisiera. Sé que debo decirle, exigir una explicación, pero estoy tan hundida en mis propias mentiras que temo hacer tronar una bomba y me quede sin nada.

-¡Me dirás ya qué mierdas te ocurrió toda la noche! Entiendo que te aburran, aunque antes te encantaba pasar tiempo con ellos. Pero te recuerdo que son mis amigos, Desa, esta también es mi casa -ruge. Así que cree que es eso. Aviento un trapo con el que limpio la superficie y lo encaro.

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