Capítulo XX: Dios, sabes que lo estoy intentando

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"Tengo unas fotografías en mi celular de aquella vez que me dejaste sin aliento en las puertas de mi muerte, podría imprimirlas y dejarlas caer al fuego para ver como nuestros recuerdos son asesinados con gentileza por el tiempo y tu clara indiferencia. Pero decidí que era mejor sufrir todas las noches por ello. Porque era la única forma de sentirme con vida. "

...

Múnich era una ciudad hermosa. Un lugar increíble y con paradisíacas vistas de la curiosa magia del mundo europeo en su máxima expresión. No obstante, Katsuki cada vez que revestía sus sentidos con la ciudad solo podía pensar en que Izuku podría disfrutar más que él de ese privilegio. Ser parte del turismo, consumir las delicias y conocer la historia detrás de cada adoquín. Porque todos esos días donde Katsuki salía de su residencia y contemplaba la belleza de la ciudad, su corazón se apretaba en un sentimiento desagradable que no sabía cómo encasillar más que culpa y resentimiento contra sí mismo. Las fotografías en su celular pesaban con fuerza en cada ocasión que miraba su galería y veía los ojos verdes, el cabello corto, el semblante alegre, su piel rosa al sol de la mañana de Berna y sus labios bien marcados con una sonrisa coqueta. Katsuki se sentía miserable dejando solo a Izuku pero era lo mejor, él no merecía un novio asesino y que poseía en su sangre la manía familiar de engañar a sus seres amados. Veía a su madre y luego a Aizawa y no deseaba que Izuku fuera como su padre, que estuviera en casa con otra chica y fingiendo un matrimonio que sólo entregaba estabilidad a las personas que preguntaban por las apariencias. Aunque le disgustaba la idea de entregar a Izuku a un extraño, de hecho hervía en celos, entendía que cualquier persona era mejor que él y su pasado violento. Porque esa era su verdad mientras paseaba por Múnich.

Y para no volverse loco, llenaba su cabeza con estudios y ejercicios para evitar cortar su piel y arruinar la sensación de poder tóxico en su cuerpo y estabilidad. Comía lo suficiente pero en algunas ocasiones dejaba ir por su garganta unas cuantas copas de vodka de frambuesa. El sabor le recordaba tan bien a Izuku que terminaba con celular en mano, comprando un pasaje de Usa hasta el aeropuerto de Múnich, a poco de llamar a Izuku para que estuvieran juntos porque sabía de su madre que él había dejado la carrera, que estaba bien físicamente pero que su mente era una turbulenta ola de dolor. Quería estar ahí para él, atesorar en sus brazos su cuerpo y curar con besos su nostalgia. Comentar sobre el clima, hablar de la comida y solo quedarse juntos en frente del enorme ventanal con la mejor vista que sus ojos alguna vez habían visto, pero no, estaba en Múnich frente a un montón de edificios antiguos que Izuku disfrutaría más que él.

Cada noche se planteaba la idea de volver e ir corriendo a sus brazos, decirle lo jodido que estaba y pedirle ayuda; su agradable y necesitada compañía para luchar contra esos demonios. Y lo hizo, antes de cumplir el mes en Berlín volvió a la ciudad feliz y nervioso de lo que haría si Izuku lo volvía a ver, incluso fue hasta donde su madre para avisarle pero vio a Rody. El hombre le preguntó sobre Izuku, y ahí Katsuki pensó nuevamente en lo que estaba haciendo y su mente no pudo formular nada más que alguna tontería así que le reveló a Rody donde estaba Izuku y le advirtió sobre los temas delicados. Rody le comentó que era un buen novio, Katsuki no tuvo el valor de corregirlo porque se sentía tan incorrecto decir que Izuku ya no era su novio o algo por el estilo. Vagó por la ciudad, fue hasta su departamento y recordó como lo hicieron en el sillón unos días antes de que ambos fueran por diferentes caminos gracias al destino, lo lento que fue Izuku hasta su regazo, ambos mirándose a los ojos, abrazados y tomando el aliento del otro, caliente y lánguido. Tomó su celular, estaba el contacto de Izuku a nada de que su pulgar tocará el botón de "llamar"... Se contuvo cuando recordó cómo besó a Shindo, como deseó hacerle daño con esa acción. No fue con amor pero igualmente traicionó a Izuku.

Y eso lo retenía incluso más que sus manías..

No deseaba volver a Alemania después de todo, así que se quedó en su departamento haciendo todas sus clases por videollamadas, a ninguno de sus profesores pareció importarle porque era excelente en todas las materias y no hicieron preguntas extras porque sus trabajos eran los mejores. De esa forma pudo mantenerse durante tres meses en la ciudad sin decirle nada a su madre y demás amigos, pero el aislamiento poco a poco lo empezó a agobiar. Trabajar y hacer ejercicios entre cuatro paredes no era lo mejor del mundo, se sintió asfixiado al mes aunque su departamento fuera un lugar bastante grande. Nadie podría culparlo, se dormía tarde por hacer ejercicios extenuantes y despertaba de madrugada para sus clases virtuales. Estaba cansado, así que cuando no pudo más salió a las calles, de noche era más fácil para él no toparse con nadie que lo reconociera.

Cry Baby!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora