Capítulo II:Love Is A Bitch

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"Los días transcurren y debo confesar que estoy perdiendo la paciencia, tu cuerpo me congela la mente y no puedo hacer nada más que quedarme en mi lugar. Observando lo que nunca será mío... Pero si debo pagar por ello, vendería mi alma al mismísimo diablo por una sola gota del veneno de tus venas"

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Era jueves por la noche, los exámenes finales habían terminado y como todas esas oscuras veladas, movía su trasero por encima de un consolador naranja pegado a un trozo de plástico en la cama, con la cámara enfocando su cuerpo, con el lubricante goteando hasta acabar en la base del mismo juguete, moviéndose errático con los pies dando impulso a sus caderas, con la luz fría entregando brillo justo en su mejor punto. Cerraba los ojos y escuchaba el sonido de las propinas en lo alto de su ordenador; su mente se regocijaba por saber que recibiría el dinero que tanto necesitaba pero también se aproximaba esa imágen tan escandalosa; una escena sexualmente prohibida. Con los ojos rojos sobre sus cuencas verdes, la lengua peligrosa por encima de sus labios delgados, introduciéndose en su cavidad bucal, con la voz ronca llamando su cuerpo a través de palabras sucias, la piel semi tostada, húmeda por el esfuerzo y un miembro del cual sentirse muy orgulloso. Un miembro que desearía probar... Gemía de solo pensarlo, de tenerlo en mente desde ese día en el estacionamiento del supermercado, donde vio con impacto la fuerza de sus nudillos salvajes. Izuku tenía varios problemas con la presencia de Katsuki en su mente, sobretodo de esperar que estuviera ahí y se ocupará de su cuerpo con correspondencia.

Se movió más lento cuando su mente fantaseo con la vil idea, sus seguidores en la casilla de comentarios se volvieron locos, las pecas manchando su espalda y el disfrute en sus movimientos, era demasiado evidente y contiagaba a cualquiera.

Incluso a él.

Que miraba receloso su trasero hambriento, la forma en que su ano absorbía por completo aquel consolador brillante. Quería obtener más, apoderarse por completo de su cuerpo y hacerlo destilar placer por cada poro. Pero la realidad era diferente y se hallaba al otro lado de la pantalla, solo en la habitación de su departamento, manteniendo sus manos ocupadas mientras sus ojos lo veían suspirar cada palabra candente que pronunciaba enajenado. Todo iba bien hasta que un susurro incorrecto salió de sus labios secos, uno que hizo a Katsuki venirse en la pantalla de su ordenador. "Katsuki, dame más~" Fue leve pero suficiente. No podía ser una equivocación, mucho menos una coincidencia. Ese maldito nerd estaba usándolo como fantasía mientras se metía un consolador naranja en el trasero. Arrojó el ordenador lejos por la sorpresa, impotente por poseer nuevamente una erección en su miembro. La oscuridad de la habitación, el aroma a transpiración y su propia respiración irregular... Todo lo hacía sentirse miserable. Un heterosexual lo tenía en su mano, corriendo en círculos como hámster en su rueda favorita.

—¡No me jodas!—pensó en llamar a Momo para quitarse las ganas pero no conseguía nada haciéndolo, seguiría siendo el mismo idiota al final de la follada. Seguiría siendo el gay enamorado de un hetero. Resignado se sentó en el borde de su cama, imaginó la situación y no pudo contenerse. Si al menos en las fantasías podía poseerlo, tal como él lo hacía, lo haría con propiedad.

"Izuku se aproximó gateando por la alfombra de su habitación, vestía un traje de conejo negro y sabía bien que le quedaba a la perfección en sus perfectas curvas masculinas. Con sus bíceps marcados y el leve corte en V de su estómago. Katsuki perdió el aliento cuando vio los zapatos, unos tacones de plataforma. Negros y que complementaban bien sus piernas blancas. Hambriento de deseo, dejó que se acercara hasta su entrepierna. Con los ojos oscuros, deslumbrando ansiedad. Le permitió que bajara el zip de su pantalón, que tomara en su mano su polla erguida y degustara el sabor de su piel limpia. Izuku, arrodillado en el suelo, quejándose con ansias como si necesitara de la erección para sobrevivir. Cómo si fuera de vital importancia probarla. Cubrió el bulboso glande con sus labios, rosados pálidos con una leve gota de saliva cayendo por la comisura, hasta acabar en el mentón y el suelo alfombrado. Chupó con fuerza, mientras movían su cabeza para llevar un ritmo errático. Katsuki perdió la paciencia cuando la mano que no ocupaba para mantener la erección en su boca, le apretó los testículos. Sabiendo que eso podía prenderlo aún más, el pequeño camboy de sus fantasías era arriesgado y le gustaba molestar.

Cry Baby!Where stories live. Discover now