Capítulo V: |Pillowtalk| Sí, comportamiento imprudente.

6.7K 833 220
                                    

Ojos rojos, honestos y llenos de un deseo que no podría competir con su inocente fuerza de voluntad para negarlo. Ojos castaños, perfecta mentira de la mente ante el tiempo. Izuku inconscientemente lo sabía, nunca dijo que serían amigos... Probablemente el comportamiento imprudente era producto de algo más. Algo que temía aceptar.

×==×==×==×

Cuando abrió los ojos, la ruidosa noche de la ciudad reinaba sobre la habitación. Dándole una penumbra tupida que era bien complementada con los muebles oscuros. Intentó levantarse de la mullida cama estando acostado de estómago pero varias partes de su cuerpo ardieron al primer intento de movimiento. Su trasero levemente irritado, sus nalgas amoratadas por los dedos y sus muslos ante el choque, era un desastre. Para empeorar más la situación, su mandíbula también dolía. Había jugado cientos de veces con juguetes, hacerle sexo oral a un pene real era diferente en muchos sentidos. Nunca había una mano acunando su nuca para mantener el movimiento... Más si le gustaba ser sometido y no sabía reconocer su propio límite al hacerlo, en partes estaba culpándose a sí mismo, y en otras también culpaba al placer que parecía doblegar sus dolores e intenciones racionales de entenderse.

No había remedio.

Mordiéndose el labio inferior, finalmente se enderezó en la cama. Katsuki no estaba ahí y todo lucía limpio. No estaban las plumas de la almohada que rompieron hace unas horas o las manchas de sudor y líquido seminal que dejaron como evidencia en las sábanas. Tampoco estaban los condones usados, nada que evidenciara lo que había ocurrido, excepto por sus dolores y las marcas que veía a simple vista en su cuerpo. Se acercó al borde de la cama para caminar, había una nota junto a una botella de agua y pastillas. Probablemente analgésicos, Izuku tomó dos de ellas y vio la letra manuscrita en el papel. "Fuí al gimnasio, te deje ropa limpia que creí te quedaría bien. Si no te apuras, podemos cenar juntos". Un dolor se acopló en su estómago al terminar de leerla, no podía hacer eso. Ya se había comprometido lo suficiente, lo mejor era irse de ahí antes que llegara.

Cómo pudo, entró a una puerta que pensó sería el baño, se equivocó. Era el vestidor más grande que hubiese visto en su vida. Con toda la ropa que Bakugō poseía, cada prenda yacía pulcra y ordenada de tal manera que Izuku prefirió inmediatamente cerrar la puerta. No debía desordenar, ya había notado que era dueño de cierta tendencia maniaca a la limpieza. Al otro extremo de la habitación estaba el baño, entró cojeando y lo primero que vio fue su reflejo de cuerpo completo. Su sangre se heló y la sensación de pánico se apoderó completamente de su mente, ¿cómo pudo quedar así? Poseía moretones en las caderas, en los brazos, en las nalgas y en sus piernas. Todos hechos por los dedos contrarios, su cuello y pecho estaban repletos de chupetones. Hasta la piel alrededor de su pelvis; asustado alzó un poco su pierna para verse su ano en el espejo. No estaba tan hinchado como la primera vez que usó un juguete, incluso lucía normal. Quizás el dolor que sentía era más emocional que físico. Sobretodo porque había perdido su virginidad anal... Esperando que las marcas salieran con el agua caliente, se adentró en la ducha. Un buen chorro de agua fría al principio fue lo suficiente para despertarlo; tenía que parar de comportarse como un idiota. Había cometido un gran error y ahora su cabeza no paraba de pensar en las posibilidades dramáticas. De lo malo que podía sacar de ello, del fantasma en su cuerpo y esa sensación de agradable descanso. Fue demasiado buena su experiencia, y eso era lo que más lo mantenía en vilo. No paraba de pensar en ello. Al cabo de unos minutos los analgésicos hicieron su efecto y nada le dolía, solo el corazón al imaginar el rostro de Ochako y su madre. Entonces recordó las palabras de Katsuki...

Ellas no tienen que enterarse.

Era lo mejor, si pudo mantener en secreto su vida como camboy por muchos meses. Podía hacer lo mismo con su aventura al lado de Katsuki. Era cosa de ser responsable con sus cosas, e iba a dar el primer paso con ponerle una clave de bloqueo a su celular. Ochako no podía entrometerse más, todo era por su seguridad emocional. Cuando se echó shampoo en la cabeza, no sintió la puerta abriéndose. El vapor del agua tampoco ayudó a que notará el cuerpo al otro lado del baño, simplemente siguió limpiándose cada centímetro que consideró sucio. El rubio lo vio mientras se quitaba la ropa con sudor, no hizo ningún sonido hasta que estaba desnudo y se aproximó a la puerta de la ducha. Fue tan lento que Izuku aún no lo notaba, fue entonces que se adentro y cerró la puerta de golpe. Saltó, el chico saltó pero fue atrapado por los brazos y esa sonrisa que desnudaba su vertiginosa vergüenza.

Cry Baby!Where stories live. Discover now