Capitulo 2

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No dejes de escribir. -decía la Rafi entre lagrimas, cuando estábamos en el aeropuerto.-Diviértete, y no pases con mucha nostalgia.

-Está bien mamá. -dije también llorando, abrazándola. -Prometo mandarles noticias siempre que pueda.

¿Y si te olvidas de mi? -dijo mi hermanita Marina, la miré -Ahora solo vas a querer jugar con tus nuevos hermanos. -ella estaba llorando mucho, lo que me partió aun más el corazón - Quédate Alba, por favor?

-Aush. Marina. -La abracé- Prometo traerte muchos regalos cuando regrese, está bien? -La besé- yo te prometo que nunca, jamás, te voy a olvidar. Pídele a mamá que me llame cuando quieras hablar conmigo, puede ser hasta en la madrugada. Yo estaré ahí para ti mi amor. -La abracé lo más fuerte que pude, sabiendo que la próxima vez, sería solamente en un año.

El altavoz anunció la última llamada para mi vuelo, tomé mi maleta del suelo, mire una vez mas a mis amigas y mi familia, entonces deje de llorar, di un último adiós a todo el mundo y entré sonriendo a la sala de embarque. Cuando pasé por el túnel que nos llevaba al avión, sentí que mi sueño se realizaría. Mi asiento era al lado de Carlos, un chico que conocí en la sala de orientación, él no era de hablar mucho, muy diferente a mi, por eso acabé optando por no incomodarlo, me coloqué los audífonos, con el fin de desconectarme del mundo, algunas lagrimas temerosas volvieron a caer cuando pensaba en el tiempo que estaré separada de todos los que amo, pero nada incontrolable. Dormí la mitad del viaje y cuando desperté faltaba poco para que el avión llegara a Miami.

Fui un momento al baño para lavarme los dientes, cepillar mi cabello y lavar mi rostro. Bajé del avión sintiendo literalmente un pie fuera del agua, nadie conocido, una lengua diferente, diferentes tipos de ropa, miré de un lado al otro en busca de alguien. Fui al muestrario de informaciones, ya que noté que será complicado encontrar aquí a mi nueva familia.

-¡Hola! -dije, entonces recordé que debería de ser "Hi".

La chica del muestrario, Marie vió que llevaba una bandera de España como a modo de identificación y entonces preguntó

-¿España?

Asentí vigorosamente, entonces ella se dio la vuelta, llamando a alguien, Alfonso, por lo que entendí.

-¡Hola, princesa! ¿Necesitas alguna ayuda? -sentí ganas de llorar por haber encontrado a alguien que me entendía.

Le pedí que me anunciara en el altavoz, para que así pueda encontrar a la familia Lacunza, cuando él lo hizo, me quedé mirando a los lados, esperando encontrar alguno de ellos. Enseguida llego el menor, que arriesgando un español habló.

-¡Buenas noches, señorita, soy Santi! Bienvenida.

Le sonreí, viendo que atrás se acercaba una chica muy bonita, junto con un matrimonio con apariencia también linda. Intercambiamos abrazos y sonrisas.

-Discúlpanos por dejarte esperando querida. -dijo Maria aprensiva, hablando lo más pausadamente posible para que yo pudiera entender. -No sabíamos el lugar correcto donde pudiéramos encontrarte.

-¿Te.gusta.el.helado? -Santi prácticamente deletreó las palabras haciéndome reír.

-Si, me gusta. -dije simpática.

-Nosotros.tenemos.helado. -dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

-Santi, habla normal. -volteó los ojos Elena- Discúlpalo, se golpeó la cabeza al nacer. -dijo riendo.

-Elena. -la reprendió Maria.

-Estoy mintiendo. -dijo des contraída.

Me quedé mirándolos a todos por un tiempo, las personas con las cuales viviré un año entero.

The Exchange (ALBALIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora