Dominik sintió algo removerse dentro de él, al escuchar esa declaración.

—Bajo en un momento — se limitó a responder el ruso.

Jonh asintió, y se alejo él, pero el ruso se sorprendió al verlo girar de nuevo y darle un fraternal abrazo.

—Me alegra mucho que hayas regresado — confeso Jonh con una sonrisa y se alejo de él sin dejarle responder.

Dominik se quedo inmóvil un momento y luego se recompuso ajustando su saco azul.

Eso era unas de las palabras más cálidas que había escuchado en su vida.

Giro sobre sus talones, y entró a la habitación, avisando su llegada a las dos personas dentro.

Solo una lo miró.

La pelinegra le observó unos segundos tenía aquella mirada fría que por muy raro que sonará le hacía sentir inseguro.

—Danielle... — pronunció en forma de saludo.

Su voz sonó demasiado seca, y ronca.

Ella le respondió con un movimiento de cabeza bastante seco, y dejo de mirarlo para ver a su amiga.

Era claro que no le importaba que estuviera ahí, pero aún así no puedo evitar sentir un atisbo de desilusión.

Pronto lo desecho al darse cuenta de lo insulso de su pensamiento.

Se acerco a la camilla y miro a la joven durmiente en ella, sus ojos de dirigieron a sus delgadas manos y cintura.

Era demasiado difícil hasta para él verla, así que desvío la mirada a Danielle.

Notó que Danielle lo miraba con una ceja arqueada.

—¿Como te ha ido? — se aventuró a preguntar el ruso.

—Como siempre — respondió toscamente Danielle.

Su comportamiento frío y brusco le comenzaba a cansar al ruso.

—¿Eso incluye las peleas y carrera ilegales? — cuestionó desviando la mirada de ella.

Pero sintió a Danielle mirarle fijamente.

—Exacto — respondió Danielle directamente sin arrepentimiento alguno.

El ruso se enderezó y le clavo una dura mirada.

—¿También el tráfico de drogas? — lanzo Dominik mirándola.

Danielle lo miro con sorpresa unos segundos, tan pocos que no supo si lo imagino antes de que la frialdad volviera a su mirada.

—No te metas en mis asuntos — ordenó Danielle con frialdad.

Eso si que le caló al ruso y no dudo en hacerlo notar.

—Me voy meter donde se me de la gana, y enterate de una vez, te mantendré vigilada las veinticuatro horas del maldito día — rugió Dominik.

Nadie podía cuestionar sus ordenes ni desobedecer.

Y ella no sería la primera.

Así que la miro con fiereza dejando en claro su poder.

Sin embargo no esperaba que Danielle le regresará la mirada con fiereza, furia y poder.

La chica se levantó y se acerco al ruso con pasos decididos e imponentes, no le importó levantar la vista para mirarlo directamente.

—No sé quien mierda te creas  pero escuchame bien, no dependo de un hombre para que me esté cuidando Dominik, llevo bastantes años sola, de una vez vete enterando... No soy la clásica damisela que espera ser rescatada, no intentes ser mi príncipe azúl o mi héroe, yo sola puedo cuidarme perfectamente — escupió Danielle con frialdad.

MAGNATE AMADOWhere stories live. Discover now