cuarenta

3K 193 33
                                    

–¿Puedo pasar?- Preguntó divertido y me corrí de la entrada para permitirle el paso.

Aprovechando, lo observé. Tenía un jogging ajustado, un buzo con capucha y unas zapatillas deportivas. Los auriculares colgaban en su cuello así que no tardé mucho en deducir que venía de correr, siempre lo hacía.

–Hablé con Sol la semana pasada y me dijo que se mudaban acá- Explicó y le hice una seña para que se sentara en el sillón. –Vine a correr por acá cerca y me tomé el atrevimiento de pasar. No pasé antes para no joderte.

–Esta bien, no pasa nada- Conteste sonriente. Realmente estaba muy contenta de verlo.

– ¿Cómo estas?

–Bien, tranquila. Por suerte fue más el susto que otra cosa.

–Me alegro.

Sonrió y cruzamos miradas por un rato.

– ¿Querés tomar algo?- Le ofrecí levantándome del sillón, estaba transpirado.

–No, no te hagas problema.

Y giré para mirarlo.

–Ya me voy, me voy a tener que ir a hacer algo para comer- Dijo y lo miré confusa. ¿Le pregunto, o no?

–Perdoname que te joda a esta hora, re desubicado. Solo quería saber como estaban las cosas.- Se lamentó mientras se dirigía hacia la puerta queriéndose ir.

–Nacho- Lo llamé con los ojos cerrados. Apenas se dio vuelta lo largué:

–¿Querés quedarte a cenar?

Y sus ojos se abrieron como dos platos. Creo que no se lo esperaba. Supongo que tampoco se esperaba que lo reciba tan bien. Le había cortado un poco el rostro durante el verano, pero lo quería mucho, y lo iba a querer toda la vida. Fue mi primer novio, mi mejor amigo, mi compañero durante muchos años, y ese sentimiento no iba a cambiar por un beso con otra mujer.

–Obvio- Dijo relajado, tirándose el pelo para atrás. –Pensé que ya habías comido.

–No, me colgué ordenando un par de cosas- Comenté mirando un poco a mí alrededor y él me imitó.

–Te quedó lindo.

Sonreí.

– ¿Cómo llevas la independencia?- Pregunto queriéndose sentar otra vez en el sillón. Lo frené tomándole la mano para dirigirnos a la cocina, y preparar la cena mientras hablábamos.

.

Cenamos entre chistes y recuerdos. El vivía solo hace más de dos años, su departamento había sido testigo de nuestro amor, nuestras peleas, nuestra separación. Me dio un par de consejos en cuanto a eso, pero la hora voló cuando nos pusimos a ver fotos en el sillón.

De por si cenamos tarde, y entre que lavamos y organizamos las cosas, nos sentamos a charlar cerca de las 2 de la mañana. Tomamos alrededor de cinco cafés cada uno. No funcionaron demasiado porque, no sé en que momento, nos quedamos dormidos.

.

Me desperté con un rayo de luz en mi cara. Bufé al recordar que no teníamos ni una cortina. Estaba acalambrada, había dormido hecha una bola en el sillón.

Apenas me levanté tomé mi pecho: Nacho estaba dormido del otro lado, muy placenteramente. Mire para el cielo, ¿qué estaba haciendo? Supongo que estas son las libertades de vivir sola.

Lo desperté tocándole la cara, lo más suave que pude. No pudimos cruzar palabras porque, otra vez, el timbre del departamento sonó. Evitando la situación incómoda me tiré a la puerta para abrirla sin pensar.

–Sol- Dije anonadada. Quise mirar el reloj pero no, no tenía. Había olvidado por completo que venía.

–Hola amiga- Me saludó sonriente, intentando entrar.

Me corrí un poco de la puerta lamentándome, cerrando los ojos. Sol e Ignacio cruzaron miradas un rato, después me miraron a mí y después se abrazaron.

Tenían una relación increíblemente buena, ella se había puesto igual o peor que yo cuando nos habíamos peleado. Los miré un rato: El seguía igual de posesivo que siempre. Tomaba su cintura con un cariño especial, mientras acariciaba su nuca. Sonreí al verlos. Se abrazaron por un rato.

–Mmh, Male- Me llamó dudosa cuando se separó de él y la miré.

– ¿Qué pasa?

–Te traje una sorpresa

Abrió los ojos intentando decirme algo sin hablar y yo deseé entenderla, pero fue imposible.

–Damela, estúpida- Le dije divertida.

–Bueno, visto y considerando que se me hizo un poco bastante tarde y que quieren hablar sin mí- Comentó riendo.–Me voy a ir

Sol volvió a abrazarlo rápidamente. Hace mucho que no se veían. Nacho caminó a través del living y, cuando llegó a mi lado, beso mi mejilla delicadamente. Le dediqué una sonrisa y lo acompañe hasta la puerta.

La abrí sonriente, mirándolo y wow.

Si, sorpresa.

Rápidamente recordé las palabras de mi amiga y giré a mirarla. Ella se encogió de hombros con cara de 'te lo dije' y yo cerré los ojos esperado que fuera un sueño.

Tomás estaba del otro lado de la puerta, más potro y lindo que nunca. Ignacio estaba a mi lado, con una cara de bebe recién levantado que te daban ganas de abrazarlo de solo verlo.

Nacho y Tomi. Uno de cada lado, y yo como una estúpida mirándolos sin saber que hacer.

cambios | c.r.oWhere stories live. Discover now