Diario de a bordo {1}

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Ambientación: Universo alternativo. Piratas

Tiempo: Edad de oro de la piratería (1620-1800).

Imagen de la multimedia realizada por DaniGonzales9  

***

Las olas rompían contra el casco del barco, meciéndolo con suavidad a través del oleaje de esa mañana. Apenas un eco que se perdía entre las maderas y que entraba por el ventanal ubicado en la popa de la embarcación; la brisa marina entraba a raudales frescos y mecían los mechones espigados del airado capitán... demasiado enfrascado en sus cartas de navegación como para apreciar los sonidos del mar y su belleza salvaje.

Bakugō hizo chasquear su lengua y seguidamente golpeó el dorso de su puño contra la mesa, deseando encontrar una ruta más rápida hacia su destino ya que las últimas noches, lluviosas y tormentosas, fueron un dolor de trasero que ralentizaron su viaje.

El graznido de una gaviota que se había posado sobre el alfeizar de la ventana abierta provocó que el rubio ceniza dejara de fulminar con la mirada la brújula en su mano para dirigirla hacia el inocente pájaro, sacándolo así de su torbellino de pensamientos.

Entonces fue consciente del barullo en el exterior, del jaleo o los gritos que se oían en la cubierta de su barco. Sus compañeros de viaje debían estar armando un escándalo por cualquier tontería, así que salió a comprobar cuál era el problema para tener una buena excusa para que le diese el aire y despejara su cabeza.

Y lo que halló lo dejó ante todo desconcertado.

—¡Cálmate, chica! ¡No vamos a hacerte nada! —intentó apaciguar Kirishima.

—¡Hombre, eso repíteselo al pobre Kaminari! —replicó Sero, sosteniendo al rubio—. ¡Ella lo golpeó!

—¡No creo que la frase "vamos a divertirnos contigo, lindura" sea acorde para una chica que acaba de recuperar el conocimiento! —el pelirrojo recalcó con un grito.

—¡No lo dije con malas intenciones! ¡Lo juro! —Kaminari intentó defenderse, escondiéndose detrás de su amigo cuando recuperó el equilibrio.

—Démosle un poco de espacio. La estamos agobiando...

—Háganle caso a Ojiro, muchachos —Shōji solicitó—. La estamos asustando.

Bakugō observó a sus marineros rodeando a un nuevo integrante en la nave y con sus palmas alzadas hacia el polizón en señal de paz. Cruzó una rápida mirada con Kirishima, frunciendo el ceño ante su segundo de abordo cuando el pelirrojo solamente pudo sonreírle con nerviosismo antes de esquivar un remo que pasó rozando las púas de su cabello.

El resto de los tripulantes se echaron hacia atrás cuando un nuevo barrido del remo fue a impactar sobre sus cuerpos, dándole así la oportunidad al rubio ceniza de ver quién sostenía la improvisada arma y estaba amenazando con la tranquilidad de su travesía.

Se acercó con ágiles y largas zancadas, alcanzando a sus hombres y rompiendo el cerco de seguridad para alzar el brazo y detener con su diestra el remo, incapacitando el nuevo ataque cuando su mano se aferró con tanta fuerza que arrancó de un brusco tirón el arma a su portadora.

—¿Qué diablos está pasando aquí y quién carajos es ella?

Sus ojos rubí se veían amenazantes, autoritarios, mas no hicieron menguar tu valentía al sostenerle la mirada y elevar los puños delante de tu rostro como última defensa. Te mantuviste alerta, controlando al resto muchachos curiosos, pero sin apartar la vista del que parecía ser el líder y el más hostil de los presentes.

La Perla Carmesí [Bakugou x Lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora