Capítulo 12: El día en que conocí, al amor de mi vida.

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Narra Ken:

Entré a la cafetería y al hacerlo, sentí una inmensa paz como también sentía muchas emociones revueltas, odio, felicidad, tristeza, alegría, nostalgia, etc.

Me di unas cuantas vueltas, sentía que todo tenía una historia, ya sea la mesa frente al cristal como el mesón. Me senté en una mesa, y me quedé ahí. Sentado, como si estuviese esperando a alguien o algo.

Aunque no fue para nada aburrido, fue muy relajante. Pensar un poco en mi vida, en como todo ha mejorado, como al final terminé superando muchas de mis propias espectativas, y como estoy logrando de a poco una nueva meta.

Luego de un rato, me dieron ganas de pasar al baño, al cual fui, tarde unos cuantos minutos y regrese, decidido a pedir algo de tomar o comer, daba igual realmente.

Salgo y miro al mesón. Y para mí sorpresa habían dos chicas, bueno, una chica y una niña. La verdad no me interesó en primera instancia. hasta que escuché la voz de la niña. Era aquella niña que vi hace unos días, esa niña que de la nada me saco una lágrima. Y la otra chica, era su madre, o eso pensé yo en primera instancia.

Al parecer la niña estaba muy emocionada, quizás no es frecuentemente que ellas salgan, pero bueno. Decidí por acercarme al mesón a pedir algo de tomar y cuando iba llegando, la chica se da la vuelta y queda frente a frente conmigo... Ella, ella era hermosa.

Al verle sus ojos, me dio una sensación de felicidad inmensa, completamente inexplicable, era la primera vez que la veía pero sentía que la conocía de antes, tal cual como con su hija o quién creo que es su hija.

Nos quedamos mirándonos unos segundos, podíamos sentir nuestra respiración, juraría que deseaba inmensamente darle un abrazo, o un beso, o algo. De seguro parecía un baboso y tonto de la vida.

Y no me pude resistir a preguntar "¿Disculpa... Nos conocemos?". Y para mayor sorpresa mía, ella pregunto exactamente lo mismo, al mismo tiempo y con la misma entonación. Esto nos hizo abrir los ojos como platos... Y yo sentía un pequeño calor en mis mejillas «espero no haberme sonrojado...». Y cuando volví a reaccionar procedí a presentarme...

—Eh... Perdona mis modales... Me llamo Ken, ¿Y tú? -Digo bastante nervioso-.
—Ah... Ah claro! Bueno ejem... Yo, yo me llamo Aylin... Aylin Bustamante, ¿Y tú? -Dice, se le nota el nerviosismo siendo que volvió a preguntar sobre mi nombre cuando acabo de decírselo, eso se me hizo muy tierno. Ella queda en silencio unos segundos procesando lo que dijo y rectifica- Ay... Soy tan tonta, disculpame.
—Ah no, no importa, descuida. -Le respondo amablemente- Bueno... Sabes vine aquí y estoy solo... -Digo con unos nervios del infierno- ¿Le molestaría que las acompañe? -Pregunto-.
—Aah... Ah claro que no, acompáñenos, no hay problema. —Dice ella-.
—Mu-muchas gracias, ¿Y a su hija, no le molestaría? -pregunto-.
—¿A Katherine? Lo dudo realmente. -Responde ella-.
—¿Es su hija verdad? -Le pregunto temiendo a qué no lo sea-.
—Si, es mi pequeña. -Responde ella con una sonrisa en su rostro que la hace ver más bella de lo que ya es-.
—Vale -Digo con una sonrisa en mi rostro-.

Y luego de eso, le pedí al que aparentemente es el dueño que me dé un té dulce, a lo que el asiente y se ve extrañamente feliz. Aunque algo me dice que no es alguien malo o algo por el estilo.

Y junto a Aylin, fuimos a la mesa que ella había elegido, cuando la pequeña Katherine me ve, no puedo evitar fijarme en el brillo que sus ojos reflejaban, se veía muy tierna. Ella habla en secreto con Aylin, pero unos segundos más tarde. Aylin se ve un poco molesta, y la niña bufa. ¿Qué le habrá dicho?

Y así pasamos toda la tarde, podía notar la llegada e ida de clientes, y nosotros seguíamos ahí, conversando muy alegremente. Me estaba divirtiendo como nunca antes, ella era sensacional y la conexión que sentía con ella era inexplicablemente agradable.

Y sin darnos cuenta, ya el dueño de la tienda venía con una sonrisa a decirnos que tenía que cerrar. Aylin, la pequeña Katherine y yo hicimos un quejido muy fingido con la intención de reirnos. Aylin estaba sacando su cartera para pagar y yo la detengo, "Pagaré yo esta vez", ella me mira, y aunque al parecer no estaba de acuerdo. Termino cediendo con una sonrisa en su rostro.

La acompañe afuera. Ella empezó a esperar a un Taxi-Dron, yo me quedé junto a ella, y tenía la intención de acompañarla a casa, cuando llegó, yo me subí junto a ellas, Aylin me preguntó el porque subía con ella, a lo cual yo argumenté que quería asegurarme de que llegara bien a casa, cuando termino de decirlo, ella sonríe y voltea su cara, al parecer, se sonrojó.

Y así seguimos conversando, en el trayecto, la pequeña Katherine se quedó dormida en mi hombro, eso me hizo sentir bien, aún sigo sin poder explicarme todo esto que estoy sintiendo. Llegamos a casa, puse en modo espera al Taxi-Dron, subí en brazos a la pequeña Katherine al departamento de ellas, Aylin llegando a este toma en brazos a Katherine para llevarla a su habitación, espero un par de minutos y vuelve, aunque ahora toca la parte más triste del día, la despedida.

—Bueno... Debo irme, supongo -Digo con una sonrisa forzada-.
—Si... -Responde Aylin con una media sonrisa-.
—Bien... Podríamos repetirlo, ¿No? -Pregunto-.
—¡Claro! Claro que sí... -Responde ella-.
—¿Me das... Tú número? -Pregunto-.
—Ehh... Si, si por supuesto. Anota -Dice, saco mi teléfono y empiezo a registrar el número-.
—Gracias -Digo sonriendo, y llamo al número que me dio para luego cortar- Ahí está mi número, realmente me la pasé bien...
—Si... Yo igual. -Responde con una linda sonrisa-.

Ella me acompañó a la calle, ahí seguía el Taxi-Dron esperándome, yo me despedí, y me acerqué a ella para darle un beso en su mejilla como típicamente se hace, pero esta vez era diferente, algo me decía que la besara, estuvimos unos segundos cerca de hacerlo, pero al final, los dos desviamos la cabeza hacia lados contrarios, y luego nos dimos el típico beso en la mejilla... ¿Qué nos ocurre?

Yo me subí al Taxi-Dron, ella y yo nos mirábamos fijamente, como si de algún modo quisiéramos que ese momento no terminará nunca. Desvíe un poco la mirada para darle el nuevo destino al Taxi-Dron y volví a mirarla... Es tan hermosa.

Y mientras que el Taxi-Dron tomaba rumbo a mi departamento, yo seguía mirándola, hasta que se perdió de mi vista... Dándole fin al sin duda alguna, el mejor día de mi vida... ¿Por qué? Porque estoy seguro, que hoy y solamente hoy, conocí al amor de mi vida.

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Y hasta aquí, este emotivo capítulo donde por fin se unen ya las dos historias, aunque no definitivamente claro está.

Espero que les haya gustado y si fue así, pueden dejar su voto que se les agradece muchísimo y compartir la historia con amigos o amigas.

Hasta la próxima!
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