SP © | CAPÍTULO 19

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"Empezó con un sillón"
Por: Logan Clarke

Sequé mi cabello, frotando la toalla sobre mi cabeza mientras tomaba asiento en la amplia cama y observaba con atención el celular que sostenía entre mis manos. Tyler se había mantenido en comunicación, tal vez por estar al tanto del cotilleo y no por que realmente estuviera preocupado, no en esta ocasión. Aguardé una respuesta, leyendo y contestando los últimos mensajes que tenia en la bandeja, arrojé el aparato dentro de la mochila y presté atención a los sutiles golpes que hicieron eco sobre la puerta antes de que esta se abriera por completo.

—¿Interrumpo? —

—No, ya casi terminaba para bajar. —

Caterina Russo recostó su cuerpo currvilineo del borde de la madera tallada. Dejó que sus ojos verdosos vagaran desde la punta de mis pies hasta la tranquilidad de mi rostro, y subiendo las cejas de manera automática al esperar una respuesta... yo solo sonreí.

—Espero que estés hambriento. Ya hice la cena y honestamente... huele bien. —

—¿Qué hiciste? —fruncí el ceño, buscando a tientas, dentro de la mochila, la camiseta de la pijama para luego cubrir mi torso. —Pensé que nos comeríamos las palomitas y los dulces que pude comprar por el camino. —

—No sería una buena anfitriona si te dejo comer solo dulces y cosas saladas. Así que hice unos ricos macarrones en salsa roja.—

Dejando la toalla a un lado, caminé hacia ella mientras acomodaba las piezas de ropa que cubrían mi cuerpo. Me detuve, justo frente a su posición dejando una prudente distancia, y observándola por algunos segundos, achiqué las mirada.

—¿Son recalentados? Por qué si es así, no me molestaría saber que no tienes idea de cómo cocinar y tú madre los dejo hechos en la cocina. —

—Sabes, me da mucha lastima que no puedas ver mi potencial... por que soy buena en muchas cosas... no vas a poder evitar chuparte los dedos. Solo confía en la experta. —

Viendo su rostro sereno, y sintiendo unas ligeras palmadas sobre mi pecho, solté una carcajada y ella solo respondió con una enorme sonrisa llena de seguridad. La observé girar sobre sus talones, guiando el camino, y fue de esa manera en la que decidí seguirle el paso, apagando la luz de la habitación y haciendo un enorme esfuerzo por no fijarme en su trasero bien formado.

—¿Veremos la película? —pregunte, alcanzándola al bajar por las escaleras.

—¡Claro! Yo sirvo la comida mientras tú conectas el DVD. ¿De acuerdo? —

—Hecho. —

Asintiendo una sola vez, me detuve junto al sofá mientras permitía que se alejara hasta la cocina, y notando como el equipo de video se encontraba en la mesa de cristal del centro, me puse manos a la obra. Admitía que un día como hoy odiaba el silencio, y es que a pesar de que lo analice en el baño mientras me duchaba, quería intentar mantener una conversación trivial con ella. A estas alturas, sus ojos estaban menos hinchados que cuando llegue y eso sin duda alguna era una buena señal. Comenzar con la lista de preguntas que había elaborado mentalmente tal vez no fuera muy sano o inteligente de mi parte.

—He decidido... que hoy abriremos una botella de vino para los dos. —comentó con una ligera emoción, logrando que frunciera el ceño.

—¿Crees que sea buena idea? —no pude evitar el tono burlón con el que elabore la pregunta, viéndola llegar animadamente con ambos platos de comida hasta colocarlos en un espacio disponible en la mesa.

—Todo depende. —

—¿Depende de qué? —

—De lo bien entrenado que estes. La única regla es mantener las manos en su sitio. —

SUEÑOS PERFECTOS © | SL #2 - ACTUALIZANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora