SP © | PRÓLOGO

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Toda historia tiene un Comienzo
Por: Logan Clarke

Londres, Reino Unido. [Año: 2008]

Ser una persona diferente ante los ojos de mi familia nunca había sido el problema. En realidad, tomar decisiones para mi futuro y no contar con su aprobación ya era una especie de rutina. Es por eso que a estas alturas lo menos que me preocupaba era la reacción que tendrían hacía mis palabras. Aunque, claro, eso no tenía nada que ver con el hecho de que por algunos instantes me sentía la persona más mal agradecida que existe al negarme a sus caprichos.

Nací un catorce de noviembre del año noventa, con un futuro... perfectamente planificado. ¿Quién lo diría? ¿Verdad? Muchos niños en la calle que no contaban con los recursos necesarios para poder continuar con su vida y aquí llego yo, Logan James Clarke, siendo bendecido por un papá y una mamá con un gran título profesional de médicos capacitados. Muchos me habían catalogado de loco, simplemente por no seguir el plan que otros trazaron para mi vida. Amigos que no comprenden que yo solo quería tomar mis propias decisiones, ser un alma libre. Así que en innumerables ocasiones, como es razonable, me pregunté si estaba haciendo lo correcto al seguir los ansiosos latidos de mi corazón. Llegué a una conclusión lógica: la vida es un camino que recorres sin a penas darte cuenta... así que, toma asiento, aprende, relájate y disfruta de la experiencia.

Fuertes golpes se escucharon sobre la gruesa madera de mi habitación, logrando que mi cuerpo diera un leve brinco y mis ojos se abrieran con impresión. Los acelerados latidos de mi corazón, y los ruidosos murmullos en el pasillo.

—¡Logan! ¡Ya es hora de levantarse! Estamos desayunando, lávate los dientes y baja al comedor. Es tarde.—

La voz firme de Amalie Clarke terminó por orientar a mis sentidos, optando por dejar caer de nueva cuenta la cabeza sobre la almohada y dejando escapar una bocanada de aire desde el interior de mis pulmones.

—¿Logan?—

—¡Si! ¡Ahora bajo, mamá!—

—Estaremos esperando por ti, date prisa.—

—De acuerdo...—

Acaricié mi rostro, carraspee, estiré mi cuerpo y luego de algunos instantes ocupe la orilla de la cama observando a la oscuridad que reinaba a mi alrededor. La única fuente de luz en aquellos instantes era la ventana que permanecía cerrada, protegida por unas finas cortinas blancas. Me puse de pie, caminé hasta las gavetas más accesibles y tomando una camisa sin siquiera mirar, mis manos hicieron a un lado las cortinas para mirar hacia la calle, una vieja costumbre. Un bostezo escapó de mis labios y observando como George Ames, el vecino, se acomodaba en el asiento del conductor de su auto, dejé que las cortinas volvieran a caer en su lugar colocándome la camisa para luego caminar hacia el baño.

—Creo que es un error que nos dejen al cuidado de Logan, moriremos de hambre.—

—¿No sienten pena por nosotros? ¡No me molestaría sacrificarme! Ya saben... portarme bien y viajar a España.—

El eco de la voz de los gemelos, se escuchó una vez hice mi entrada al área del comedor. Mamá terminaba de preparar las tostadas, la mermelada y llenaba con jugo de frutas los vasos perfectamente colocados sobre la espaciosa mesa. Observé, por algunos instantes, su cabello largo y levemente ondulado caer por sus hombros, los negros pantalones de vestir que había decidido ponerse y la camisa blanca y ancha que le daba un aspecto completamente profesional a su delgada figura. Sus espejuelos habituales se sostenían desde el puente de su nariz, y sonriéndome ampliamente me hizo señas para que tomara asiento en una de las dos sillas allí disponibles.

SUEÑOS PERFECTOS © | SL #2 - ACTUALIZANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora