Capítulo 12: Un Viaje Mágico

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Kion y Fuli comenzaban a despertar, se encontraban abrazados y acurrucados uno sobre el otro. Levantaron sus cabezas y se miraron llenos de alegría, no había sido solamente un sueño lo que vivieron, realmente estaban juntos, finalmente eran una pareja.

"Buenos días, mi dulce chita".

"Buenos días, mi apuesto león".

Ellos se dieron un beso antes de ponerse de pie mientras que Kion le daba unas suaves caricias al pelaje de Fuli, pero al hacerlo, se dio cuenta que ella tenía muy caliente la cabeza.

"No te preocupes, me siento bien como para continuar, ¿estás listo?" Fuli le dijo con una encantadora sonrisa.

"Por supuesto, mi amor", Kion estaba muy feliz, listo para regresar a su verdadero hogar.

El viaje parecía mágico para ellos, no podían creer que ahora eran algo más que amigos. Todavía les faltaba mucho camino que recorrer, pero ambos lo disfrutarían sin duda.

Pensar eso hizo sonreír a Kion, finalmente creía haber obtenido felicidad para él mismo. Compartirla con Fuli, su mejor amiga, la hembra de sus sueños, le generaba una alegría nunca antes experimentada, realmente se sentía el león más afortunado al tener a alguien como ella, alguien que siempre se preocupara por él, alguien que lo amara como es.

Fuli se recargó en Kion mientras avanzaban, disfrutaba el silencio que había, interrumpido ocasionalmente por Kion o por ella misma para contarse lo mucho que se amaban desde que eran cachorros. Ambos estaban sorprendidos por los sentimientos que tuvieron guardados por tanto tiempo.

Fuli no podía estar más feliz, el momento que había anhelado por tantos años estaba sucediendo, aunque comenzó a sentir un remordimiento en su conciencia, estaba preocupada, de repente sintió que estaba haciendo algo muy malo y tenía que decírselo a Kion.

Él lo negó y se acercó para abrazarla, "Yo debí elegirte a ti desde un principio".

Fuli se aferró a Kion y así se quedarían un rato, callados, solo escuchando la tranquilizadora respiración del otro. Al final, Fuli se separó de él, "¿Qué hay de nuestros amigos?".

Kion lo pensó por un segundo, "Ellos sabrán elegir qué hacer con sus vidas, espero que vengan con nosotros algún día", al guardar silencio, continuaron avanzando.

Fuli sabía que si regresaban a las Praderas ya no volvería a ver a Azaad para correr con él y cumplirle su promesa. Solo si Azaad decidiese visitarla algún día, "Nunca dejaría su territorio", era lo que siempre decía cuando pensaba en él, Fuli ya no tendría a un amigo chita con quien jugar todos los días, ya no tendría a alguien igual a ella, no quería admitirlo, pero eso la entristecía. 

"¿Estás bien, mi cielo?" Kion le preguntó.

Fuli respondió que sí lo estaba, pero en realidad se encontraba mareada por lo que se detuvo para respirar y tranquilizarse.

Fuli miró a su león, "¿Qué hay de La Guardia?, más importante, tú eres el rey del Árbol de la Vida".

Kion frunció el ceño, "Te equivocas... es Rani la reina".

Fuli no quería hacer enojar a Kion, lo amaba y no quería perderlo, pero tenía miedo.

Aunque desde hace mucho había soñado con ese momento, Fuli sabía que lo que ellos estaban haciendo no era correcto y estaba arrepintiéndose, "Nosotros prometimos proteger el árbol y a los animales...".

"¡Yo daría mi rugido para estar contigo!" Kion gritó, "Estoy dispuesto a renunciar todo lo que tengo por ti, comenzaría una nueva vida, ¿tú no harías lo mismo?", se estaba quedando sin voz, sus ojos estaban rojos, pero no permitía que saliera alguna lágrima.

Fuli, moviendo de lado a lado la cabeza se acercó a su rostro, "Mi vida, yo te amo más que nada, pero...".

Kion se acercó a ella y le dio unas caricias para que no siguiera hablando, pero ella insistía.

"¡Fuli, por favor!" Kion le gritó fuerte y le dio un pequeño empujón para comenzarse a tocar su cicatriz.

Fuli se encontraba muy agitada y tensa, de verdad quería echarse al suelo y llorar, "Perdón, corazón yo..." trataba de hablar.

De pronto su mareo aumentó, ya no podía escuchar lo que Kion, arrepentido, le decía. Ella caminó para alejarse un poco de él, sentía nauceas, estaba aturdida. Y de un momento a otro comenzó a vomitar.

"¡Mi amor!, por favor dime que estás bien", Kion estaba bastante asustado por ver a Fuli así, ella no se sentía para nada bien, "¿Cuánto falta para llegar a las Praderas?".

"Un día, mi vida... no creo poder llegar hoy" ella, al borde del llanto le dijo.

Entonces Kion sin pensarlo más, tomó la decisión de regresar al Árbol de la Vida donde seguro Nirmala y Makini la podrían curar sin ningún problema.

Fuli se recargó en él, "Es mejor regresar... lo siento, corazón, yo...". Kion le besó la frente para tranquilizarla y Fuli le sonrió, "¿Me podrías cargar por favor?" dulcemente se lo pidió.

Kion lo hizo en seguida y emprendieron el viaje de regreso.





En otra parte, a las afueras del reino del Árbol de la Vida, una nube de polvo estaba causando un gran caos entre todos los animales. Era Azaad y estaba corriendo a una velocidad asombrosa, incluso para un chita. No le estaba importando nada de lo que pasaba u ocasionaba a su alrededor, Azaad solo estaba enfocado en correr.

De un momento a otro decidió pararse en seco, estaba atento y con todos sus sentidos alerta, pero sin hacer ni un solo sonido. Ahora solo caminó unos cuantos metros e hizo una pausa.

"Tu presencia me está comenzando a incomodar" Azaad le dirigió la palabra al único animal que no se alteró tras su carrera.

Este le respondió, "Se que a los tuyos no les agrada la compañía, pero estoy seguro que la deseas más que nunca".

"¿Qué quieres de mi, leopardo?" dijo Azaad.

Makucha sonrió y se acercó lentamente hacia Azaad, "Seré franco contigo, quiero vengarme de alguien que nos ha hecho daño a ambos".

"¿Daño?", Azaad no entendía y frunció el ceño exigiendo una mejor explicación.

"Tú debes de saberlo" dijo Makucha.

Azaad lo miraba con odio, pero rogaba en su mente que no fuese quien él pensaba, "Obviamente me refiero a Kion", Makucha le sonrió furiosamente.

"¡Él nunca me ha hecho daño!" Azaad le respondió. Makucha parecía divertirse y comenzó a reír. "¡Qué te da gracia, imbécil!" Azaad estaba a nada de golpearlo para sacar toda su rabia, pero Makucha se detuvo para ahora lucir serio.

Le comenzó a contar como él había visto todo lo de anoche, lo que Kion le había hecho a la chita y como Azaad estaba observando a ambos a la distancia, "... nunca había visto a un chita con el orgullo en los suelos, humillado, roto". De inmediato Azaad le ordenó que parase y explicara cómo había visto todo eso. Makucha estaba a una distancia muy incomoda para Azaad, "Ustedes los chitas si que son realmente malos en eso de espiar" lo decía en tono de burla mientras que Azaad estaba inexpresivo, "En cambio, yo sé todo de la guardia, cada movimiento que ellos dan, no me fue tan difícil cazar unos cuantos animales de más, incluso con el deplorable estado en que me ves", parecía orgulloso de sus hazañas, levantaba lo más que podía el pecho.

Azaad seguía con un rostro iracundo, "¿Y todavía me crees un idiota como para ayudarte?".

Makucha volvió a actuar con seriedad, "Yo creo que quieres tanto como yo ver humillado a ese león".

Azaad estaba tardando mucho en responderle, él sabía que Kion era un buen león, pero Makucha estaba logrando meterle a la cabeza la idea que lo odiaba. "Humillarlo eh" finalmente Azaad le dijo mirando a la nada.

Makucha entonces le mostró su sonrisa perturbadora, sabía que el chita había mordido el anzuelo y por fin podría comenzar su plan.

El Corazón de una ChitaWhere stories live. Discover now