Capítulo 1: Un ser extraño✔️

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Ochaco sintió una presencia a medida que caminaba. Su trabajo como abogada a menudo consistía en quedarse hasta tarde en la oficina y en estos momentos eso le costó salir a las 12 de la noche.

Las calles se encontraban tan vacías que cualquier movimiento o sonido podrían asustarle.

Y eso fue lo que sucedió.

Un estrépito salió de un callejón causando que saltara hacia atrás de la impresión. Sus tacones no ayudaron mucho, un poquito más y se dobla el tobillo.

—¿Hay alguien ahí?—preguntó con voz temblorosa e intentando esconder el terror que subió por su espina dorsal.

Algo la acechaba y sentía este presencia del callejón.

No hay coincidencias.

Con inseguridad se atrevió a echar un vistazo al estrecho sitio y lo que vió la dejó completamente perpleja.

Si, había algo, no alguien, algo.

Sin poder creerlo Ochaco caminó directamente hacia el lugar. La criatura tirada cerca de uno de los basureros parecía lastimada.

De un color oscuro con piel brillante y en la espalda alas de un color blanco café machadas de carmín.

Cardenales de latigazos demostraban la atrocidad dibujada en aquella criatura que la dejó anonada en su sitio.

Ochaco sacudió la cabeza de un lado a otro con incredulidad, no sabía si acercarse o si pellizcarse para asegurarse si está soñando o no.

—Maldito...—gimió la criatura y aquella voz ronca la sacó de sus pensamientos. La silueta se arrastró por el sucio suelo dejando a su paso manchas carmesí.

Ella simplemente actuó.

Se acercó y se agachó temblando.

—¿U-Usted e-está b-bien?

El rostro del individuo se alzó hacia ella con brusquedad. Ella negó rápidamente con la cabeza.

¿Como es que su rostro parecía tan humano y atractivo?

Sus ojos rojizos y su rostro masculino la dejó sin aliento, tiene la mandíbula apretada y unos pequeños colmillos sobresalen de su carnosa boca. A pesar de la sangre manchándole la frente y el cabello rubio cenizo no podía negar su belleza casi irreal.

Pero, ella no debía estar admirando eso y menos estar tan tranquila, debería estar en shock.

¡Él no es humano! ¡Tiene alas, por amor a Dios!

Y su piel oscura le recuerda ese hecho, fuera lo que fuera debe ayudarlo. Ochaco debe ayudarlo, no podrá irse y dejarlo agonizante en este fétido callejón.

—¿Disculpe...?—tanteó nuevamente. La criatura la miró simplemente, con ese ceño fruncido suyo—. ¿Puedo ayudarle, porfavor?

El aludido intentó levantarse pero se golpeó contra el pavimento soltando un resoplido de dolor.

—No debe moverse, está muy herido—advirtió la castaña y se movió para ayudarle.

—No me toques asquerosa humana—gruñó y aquellos ojos ardieron en odio—. ¡Odio tu maldita especie débil y egoísta!

El beso del demonio Where stories live. Discover now