Capítulo 9: Sospecha✔️

1.8K 287 37
                                    

Katsuki bakugo esperó pacientemente el regreso de la cara redonda, a pesar de que le molesta lo fácil que lo saca de quicio no puede evitar preocuparse si llega tarde.

Y hoy es uno de esos días.

Pisoteo insistentemente el piso aún sentado en el sofá mirando la puerta esperando la llegada de la castaña.

¿Cómo esa insignificante humana puede ser tan molesta para atraer su atención?

De él, de alguien tan superior a ella.

Estuvo a punto de salir en su busca cuando obtuvo su aroma y captó su presencia cálida e inocente como ya está acostumbrado. Fingió indiferencia centrándose en la televisión, ella no podía darse cuenta.

—Buenas noches—murmura la castaña con voz cansada que lo alarmó de inmediato.

—¿Que te pasa?—inquirió con simpleza, se puso de pie y se acercó a zancadas a la pequeña chica.

Para luego retroceder de golpe al percatarse de un sutil aroma a híbrido.

¿Que...?

El demonio frunció los labios, asqueado y perturbado. Es improbable que lo estén buscando pero no es una coincidencia que su humana tenga ese leve rastro.

Los demonios de su clase puede oler incluso a kilómetros de distancia, tienen un olfato superior.

—¿Donde estuviste, maldita?—exige sin poder contenerse. Más que nada alterado porque la castaña estuvo expuesta al peligro—. ¿Te hiciste algún maldito daño?

—¿Daño...?—confundida y aún exaltada por sentirse vigilada no duda en encontrarse con aquellos ojos carmesí que la contemplan con total preocupación. Traga saliva y siente como aquellas manos se colocan en sus hombros, instándola a hablar.

—¿Alguien te interceptó por el camino?—cuestiona ferozmente el demonio sin percatarse de la distancia acortada entre ambos.

Ochaco asiente lentamente, quizá no haya sido paranoica después de todo y si Katsuki parece alterado es porque es peligroso lo que la acechó.

—Me sentí observada—admite débilmente—. No le presté mucha atención porque pensé que estaba siendo paranoica, pero...¿no es así, verdad?

—Me encontraron—gruñe entre dientes. Sus garras crecen y se aparta de Ochaco para no lastimarla ante la furia ardiente y demandante que lo invade, poniéndolo inestable.

—¿Katsuki...?—tantea la fémina, tocando su hombro suavemente y de esa forma estremeciendo al explosivo demonio que suspira de satisfacción.

Su toque lo calma de alguna forma.

—Es mejor que no vayas a trabajar mañana.

—¿Que?

—Puede aparecer y hacerte daño—los nudillos de Bakugo se tensan con violencia—. No salgas más, cara de ángel.

—Estás loco—la joven niega con la cabeza totalmente indignada por la petición—. No voy a dejar de trabajar solo porque lo dices, es un pensamiento de un salvaje.

—Es por tu propio bien, maldita desgraciada.

Ella entrecierra los ojos.

—¿Ahora resulta que te importo?—ladea la cabeza—. Después de todo si me acechan es por tu culpa, soluciónalo tú.

Bakugo suelta maldiciones en voz baja y sin pensarlo acorrala a la humana contra la pared, su forma demoniaca imponente proporciona oleados de calor en la muchacha. No se deja intimar ni un poco cuando sus miradas se encuentran.

—Sigues siendo insolente conmigo y podría cortar tu garganta sin parpadear—sisea con voz ronca y para recalcar sus palabras una de sus garras recorren la garganta femenina y tersa.

—¿Por qué dudas tanto?—eleva la barbilla con rebeldía, sin mostrar un apéndice de miedo—. Te dije que eres contradictorio, no sabes si alejarte o acercarte, es por eso que estamos en esta situación.

—No tengo que decidirme una mierda—refuerza su agarre y cerca de sentirse al borde de ira termina enterrando su rostro en el cuello de la chica—. Eres tan molesta.

Ochaco se queda sin aliento por el contacto y liberando una de sus manos termina pasando sus dedos por aquella cabellera rubia que tanto le atrae.

—Katsuki...no podemos seguir así—musita la chica sin dejar de tocarlo.

—¿Así como?

—Fingiendo que no queremos estar juntos—susurra con voz temblorosa—. Incluso si no hablas veo la forma en que me miras y en la forma en que aprietas tus manos cuando me ves llegar.

El rubio alza la cabeza de golpe.

—No podemos estar juntos; soy un demonio y tú una humana—parece alterado a medida que habla—. Debes seguir tu vida en cuanto yo me vaya, maldita mujer.

Ella lo empuja, dolida por sus palabras. Harta del juego de tira y jala que la tiene sometida , ella no es ningún juguete. El demonio no puede seguir afectándola de esa forma cuando ella siente que estallará cuando la toca y la mira de esa forma tan intensa.

—No puedes hacerme esto, Katsuki—sostiene sus mejillas regordetas con fuerza, intentando recuperar la calma, llorar por algo tan tonto no está en sus planes—. No puedes venir y-y tocarme y hacerme sentir de esta forma.

—¿Y eso es mi culpa?—el demonio arrogante e inflexible la observa como si fuera un ser insignificante—. Tú sola te estás ilusionando cuando no deberías.

—Eres un idiota—suelta la castaña con voz temblorosa y se aleja pisoteando con fuerza. De alguna forma se da cuenta que Shoto todoroki tenía razón en varias cosas: él solo juega con ella a su antojo, la ilusiona y luego la aparta.

Katsuki Bakugo es alguien inalcanzable que solo juega con ella y no permitirá esto nunca más, no importa como.


Bakugo escucha como tira con fuerza la puerta de su habitación y se siente molestamente incómodo por ello, una sensación que no parece abandonarlo.

—Es mejor no apegarse, será más doloroso cuando me largue de aquí—se dice así mismo y sin embargo sus dedos con garras tiemblan, anhelado el tacto de su pequeña cara de ángel—. Si se dan cuenta que eres importante y mi maldita compañera, serás un jodido objetivo que pueden dañar.

Y por primera vez el miedo sube por su espina dorsal, miedo a que la lastimen intentando encontrar su punto débil. Porque Ochaco Uraraka es lo más importante que tiene hasta ahora, preferiría estar lejos de ella a que la lastimen.

Es ignorante ante el hecho que la castaña es el mayor de sus problemas.

El beso del demonio Where stories live. Discover now