CAPÍTULO 26

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LIAM

Siento como una lagrima logra escapar de mis ojos recorriendo mi mejilla a causa del abrumador momento.

Por segunda vez en mi vida puedo sentir el tan desgarrador dolor que logra dejar sin palabras a cualquiera, enmudeciendo el alma y los más sinceros pensamientos. Es frustrante... tal vez es la palabra que usaría para el estado en que me encuentro justo en este momento.

Tanto dolor en mi cuerpo, incluso mayor a lo que creo que podría soportar, es motivo suficiente para sentir la frustración de no poder desprenderlo de mí de una vez por todas y así solo ser libre, sin dolores, sin fantasmas que me persigan cada día de mi vida quitándome la paz y haciéndome huir de cualquier buen lugar en que aterrizo.

Siempre he pensado que tan solo somos pequeños intervalos de tiempo, unos que duran más que otros, pero que tarde o temprano llegarán a su final; pero joder, que doloroso es cuando las garras de la muerte penetran tu piel quitándote a las personas que más quieres. Sientes que ya no hay porqué seguir; solo quisieras tomar su lugar y no sufrir este terrible dolor, y joder, vaya que es frustrante. Primero Natalie, y ahora, la mujer que me dio la vida: mi madre.

Con la muerte de Natalie sentí como mi vida se fue junto a ella, a las estrellas, y por mucho tiempo viví en la penumbra de la culpa, y de los fantasmas que a día de hoy siguen conmigo... y duele. Justo cuando más confianza tenía; justo cuando empezaba a creer, cuando me arriesgué a dejar todo atrás y solté mi frustración con gritos, besos y abrazos, justo ahora, la muerte vuelve y toca mi puerta. Tal parece que no puedo ser feliz, porque siempre me lo quita; siempre me arrebata la felicidad y deja absolutamente gris mi mundo.

Poso una de mis manos sobre el ataúd mientras que con la otra limpio la lagrima que logró escapar de mí. Casi de forma inmediata empieza a salir más del líquido lagrimal.

Duele...

Joder... duele.

Suelto un suspiro ahogado temiendo de que los lamentos empiecen a salir sin consuelo. Escucho unos pasos acercándose a mi justo detrás de mi espalda y en cuestión de segundos siento como los brazos fuertes de mi padre me rodean.

—Tenemos que estar fuertes... hijo —su voz está quebrada por el llanto que retiene, así que rápidamente me reincorporo, lo que menos necesita es el llanto desahogado de su hijo, solo quiero mantenerme fuerte para él, que no pase por lo mismo que yo.

El perdió a la mujer que amaba, al amor de su vida, la persona con la que pasaría el resto de su vida, y se cuánto duele perder eso, así que froto mis ojos con fuerza evitando dejar rastro de mi llanto.

Giro mi cabeza en busca de mi hermana, solo quiero estar junto a ellos en este duro momento. No quiero que mi Pequeña pase la misma oscuridad en la que he estado los últimos dos años, no me lo perdonaría. Como si de un llamado se tratase siento como sus suaves brazos nos rodean a ambos y de forma inmediata nos unimos en un fuerte y consolador abrazo.

Puedo escuchar como el sacerdote llama la atención de todos los presentes con sus palabras.

—Queridos hermanos, infinito es el dolor que sentimos cada una de las personas que están aquí presentes. —empieza —La vida... ese misterioso viaje de experiencias que cada persona realiza; ese grandioso misterio de los que los poetas y escritores hablan; ese tiempo que nos toma crear acciones que precedan un legado, nuestro legado; sin duda alguna la vida es lo más hermoso que podemos tener, y en ocasiones, lo más doloroso, pero, como absolutamente todo, tiene su final. La vida a veces suele esfumarse de la forma más inesperada, cuando menos la esperamos, cuando creemos que más estamos viviendo, que aún queda mucho camino por recorrer, muchas experiencias por vivir, muchas nuevas emociones que sentir, pero ¿qué somos para renegar lo duro que puede ser una partida? —siento como un nudo se va formando en mi garganta mientras que mis ojos empiezan a irritarse por las lagrimas que quieren escapar de mi mostrando cuan vulnerable soy —No somos nada... solo somos una fracción de tiempo que algún día va a expirar; pero, realmente nunca nos vamos. —abro mis ojos con asombro, como si sus palabras acabaran de dejar al descubierto uno de los mayores secretos, algo culto para el mundo que podía sacar tantos vivos de los cementerios —Permanecemos, rondamos por el mundo aun después de dejarlo, y así somos, así es nuestra naturaleza... pasamos toda la vida creando momentos, anécdotas, recuerdos que sacan una sonrisa a quienes lo poseen, y es de ese modo en que permanecemos, en que nos quedamos en la tierra...

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⏰ Última actualización: Jul 15, 2022 ⏰

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