CAPÍTULO 5

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ALEXA

Observo detenidamente la pantalla de mi celular observando la hora. Son las doce de la noche y yo solo estoy dando vueltas en la cama.

Mi sueño ha sido espantado por los pensamientos que empiezan a envolverme llenándome de completa confusión... o tal vez es solo curiosidad por descubrir que es lo distinto en ese chico; en descubrir por qué mi cuerpo se vuelve un mar de sensaciones con solo rozar su delicada piel.

Hoy, cuando desperté, mi mente solo estaba deseosa de volver a encontrarme con el chico con quien, de la nada, chocó conmigo y tendió su mano haciendo que miles de descargas recorrieran mi cuerpo al solo sentir su tacto. No imagine que estuviera en la bienvenida que habían preparado para mí, y mucho menos, que él fuera el chico sobre el que mi tía Rosa no para de hablar maravillas.

Mi mente activa el momento en el que entraba por la puerta del patio trasero. Iba con pasos seguros, segura de mí misma, sin embargo, frené de repente y escaneé todo el lugar, hasta que de pronto lo vi.

Estaba recostado a la pared con sus brazos cruzados, dándome una espectacular vista de lo bien formados que están; llevaba unos pantalones de jeans color negro un poco ajustado a sus piernas. Su camisa era de mangas largas de una tonalidad rosa suave, y sus pies eran calzados por unas Vans negras.

Su rostro estaba pintado de una expresión de sorpresa; tenía su boca entreabierta a causa del sorpresivo momento y sus ojos solo me escaneaban minuciosamente de arriba hacia abajo con total interés, como si quisiera encontrar algo perdido en mis rasgos físicos, o como si tuviera algo raro en mi rostro. O en mi cuerpo.

Extrañamente mi corazón se aceleró cuando nuestras miradas se cruzaron. No pude evitar que mi inconsciente pintara una sonrisa en mi rostro, a lo que él en respuesta me sonríe dulcemente.

¡Dios! Su sonrisa logra derretirme, y no puedo entender como carajos es que reacciono así ante su escrutinio, o ante un solo de sus gestos.

No quiero dejar de mirar sus ojos, y mucho menos puedo dejar de sentir algo ante su mirada; curiosidad. Quiero descubrir que es lo que hay detrás de esa mirada. Es lo que me hace escapar un momento y olvidar porque estoy aquí, olvidar porque mi partida de Londres, olvidar todos los malos momentos que viví en ese lugar.

Lo sentí en esa linda noche en la que caminaba en ese parque, bajo la hermosa luz de la luna. Iba tan perdida, tan sumergida en mis pensamientos que solo era yo, no me importaba lo que había a mi alrededor.

Caminaba perdida en mis pensamientos sin temor a lo que pudiera pasarme, solo no importaba absolutamente nada diferente a mi momento y yo. Recordaba lo difícil que fue terminar mis estudios en Londres, y luego de un largo año de trabajo en el que conocí a Ryan, pensé que me quería tanto como yo le quería, pero no fue así, no todo es color de rosa. Caí en su juego. Un duro juego en el que logró enamorarme y tenerme en la palma de su mano, para luego destrozarme por completo.

De repente un impacto me hizo volver a tierra y me vi obligada a reincorporarme y a volver a tomar la misma posición de siempre. Levanto mis ojos y de inmediato siento perder el aire ante la intensidad de los suyos.

Extiende su mano hacia mí y la acepto sin dudarlo, pero de inmediato la sensación electrificante y el extraño hormigueo que se instala en mi estómago me confunden y me hacen arrepentir al instante.

—Disculpa... —dice apenado, y por lo que veo, muy confundido.

—Descuida. —digo un poco apenada, la verdad es que iba tan distraída que ni siquiera pude ver lo que tenía en frente —La que debe disculparse soy yo, venia tan distraída que no me di cuenta en que alguien más además de mi está a esta hora de la noche en este solitario parque.

Un amor en las estrellas. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora