CAPÍTULO 16

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LIAM

Me encuentro tirado en mi cama disfrutando de un delicioso tarro de helado mientras veo series en Netflix. Preferiría haber terminado mi jornada de trabajo, pero, el Sr. Davis suele ser tan terco y obstinado que logra sacarme de mis casillas.

No obstante, aquí estoy, solo con la compañía de mi delicioso helado. Creo que ya es suficiente, debo guardar un poco para Alex, hoy me dio la sorpresa de que también le dieron vacaciones gracias a su impecable trabajo, es muy buena en él, fue de mucha ayuda para mí y gracias a su apoyo logré terminar todo en tiempo récord.

Llevo las yemas de mis dedos hasta poder tocar el colgante que me obsequió. Una pequeña sonrisa se forma en mi rostro al recordar su hermosa sonrisa al decidir ponerse de pie y, sacándome de mi impresión, colocarme el colgante. Es hermoso.

Los recuerdos empiezan a invadir mi mente y rápidamente forman una lucha con mi ánimo.

Sus palabras no dejan de retumbar en mi mente, lo he intentado todo el día sin conseguir resultado alguno. No cabe duda de que no debí haber escuchado la conversación entre Rosa y Alex, ahora no siento más que culpa.

Alex no puede sentir algo por mí, no puede. Nunca podré darle las cosas que merece, y al decir eso, me refiero a que nunca podré hacerla feliz como merece serlo.

Su luz es tan hermosa, tan brillante, y no quiero convertir en restos algo tan hermoso, no quiero convertir en penumbra su cielo. Eso es lo único que haría si mi ser se debilita y cede a los sentimientos. Hacerla pedazos.

«Debes aceptar que en este juego ya perdiste, Liam»

Mi subconsciente decide jugar en mi contra.

Claro que no, para mí esto no es un juego. Lo es todo.

Alex merece ser feliz, merece lo mejor del mundo, y eso... lastimosamente no soy yo. Aún debo superar, debo soltar los recuerdos que se encargan de atormentarme cada día; aún debo superar esto que siento, debo eliminar este amor que grita sin ser escuchado, Natalie dejó una huella imborrable en mí. Sin embargo, debo aprender a vivir con ello, lo he intentado sin resultados, pero sé que un día lo lograré, aunque no sea mañana.

Me levanto de la cama después de decidir dar una tregua a mis pensamientos. Dando pasos cortos llego hasta el refrigerador, jalo la manija de la puerta y en un segundo siento el aire frío golpear mis pies descalzos, dejo el helado en uno de los compartimientos y de inmediato cierro la puerta.

Me acerco hasta la encimera y tomo uno de los vasos de cristal, me acerco hasta el grifo y giro de este escuchando como el agua empieza a correr hasta llenar el vaso en su totalidad.

Llevo el vaso hasta mi boca y empiezo a beber suavemente sintiendo como el líquido recorre mi garganta refrescándola y saciando mi sed. Me encojo de hombros y vuelvo a caminar hasta la encimera para luego dejar el vaso en el mismo sitio.

Camino hasta mi cuarto y dejo caer mi pesado cuerpo en la gran y acolchada cama, dejo escapar un suspiro a la vez que mi mirada queda fija en el techo como si fuera lo más interesante en el mundo. El sonido proveniente de la gran pantalla encendida logra salvarme de un viaje hacia mis amargos recuerdos.

Extiendo mi mano hasta tomar mi celular; con mi dedo índice presiono el botón de encendido y de inmediato la pequeña pantalla táctil es iluminada, miro la hora. Son las 5:45 de la tarde, lo que significa que no falta mucho para que Alex llegue, por lo que decido ir a la cocina a preparar algo de cenar.

Tal vez entretenga mi mente y me salve de caer en el mar de los recuerdos. Tomo el control del televisor y presionando el botón de apagado hago que la pantalla se oscurezca totalmente.

Un amor en las estrellas. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora