CAPÍTULO 1

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Desperté.

Siento como mis pulmones se esfuerzan violentamente por respirar, por lo que en un rápido movimiento me levanto de la cama y me dirijo inmediatamente a la cocina; abro el refrigerador a la vez que vierto agua en un vaso de cristal para luego beber todo el líquido que se encuentra en él mientras siento como refresca mi garganta y calma un poco mi agitada respiración. Solamente se escucha el sonido del reloj que se encuentra en la sala, justo en la pared que está pegada a la cocina.

Todo está en absoluta calma, a diferencia de mí.

Doy un respiro profundo en un fallido intento por calmar mis nervios, ya han pasado dos años desde que mi vida dio un giro completamente inesperado, uno de 180 grados; un giro de los que te hacen mirar atrás mientras te encuentras un millón de heridas, un alma vacía y un corazón roto sin la más mínima esperanza de poder ser reparado. Van dos años desde que esa pesadilla atormenta mis sueños aprisionándome en la dureza de la vida y en las frías garras del dolor.

Dejo escapar un suspiro ahogado e inevitablemente siento los leves temblores en mi barbilla, los ojos me empiezan a arder por las lágrimas rebeldes que se apresuran a salir de ellos. Aprieto los puños con fuerza como si eso fuera la solución a mis problemas y como si eso haría huir de una vez por todas las mil tormentas que atravieso. Me dirijo nuevamente hacia mi habitación y una vez dentro de ella me dejo caer suavemente en la cama quedando sentado en ella, miro sobre mi hombro el reloj que se encuentra en la mesita de noche. Son las 2:40 de la mañana y el sueño se ha ido por completo de mí por lo que sin pensarlo dos veces dando pasos cortos salgo al balcón que está en ese mismo cuarto y una suave pero fría brisa golpea mi rostro, paso mis manos por mi cabello desordenado tratando de darle un poco de orden luego de que se desordenara mientras dormía.

Una vez más respiro profundo en un intento por calmarme, levanto mi cabeza y de inmediato mis ojos se posan en la luna como si una fuerza magnética los atrajese, que hermosa está hoy.

No me di cuenta en qué momento empezaron a recorrer mis mejillas pequeñas lagrimas mientras los recuerdos regresaron a mí. Me obligo a apartar mi mirada de la luna susurrando en voz baja.

—Todavía te amo, ¿por qué te fuiste y me dejaste siendo nada?

Paso mi mano bruscamente por mis mejillas secando una lagrima que logró escapar sin siquiera darme cuenta. Los recuerdos que tanto he tratado de olvidar no se han hecho esperar, pues empiezan a llegar a mi como cortos cinematográficos en mi mente. Hay miles de ellos; algunos tristes, otros que me hacen llorar y que me quitan mi paz; y otros efímeramente —pero presentes —felices.

Doy cortos pasos caminando de espalda aterrorizado por la presencia de aquellos recuerdos y en cuestión de segundos siento mi espalda chocar con el vidrio de la puerta del balcón y dejando escapar un sollozo ahogado me dejo caer haciéndome un ovillo. Me dejo derrumbar. Siento como las murallas que tanto me cuestan levantar diariamente empiezan a hacerse pedazos dejándome completamente vulnerable ante mi soledad. Los sollozos aumentan y las lágrimas son cada vez mayores; mi corazón bombea con más rapidez y todos mis nervios se sincronizan a ellos.

Siempre odié lo débil que podía ser.

Siempre odié el dejarme caer en los momentos donde más firme debía estar, pero esto... Joder, esto era algo para la cual nunca habría podido estar preparado; nunca habría podido estar firme o de pie ante lo duro de su ausencia, y mucho menos, cuando mi castigo era la culpa.

Me obligo a ahogar mis sollozos en un intento por no ser escuchado por ninguno de mis vecinos, lo menos que quiero es recibir miradas de lastima, o de odio y desaprobación por irrumpir su descanso, pues ¿Quién se levanta en medio de la madrugada a llorar además de mí? Una ráfaga de viento golpea mi cuerpo echo un ovillo todavía haciendo que se erice cada poro de mi piel al sentir la extraña sensación de su aroma invadiendo mis fosas nasales. ¿Cómo es esto posible? Aunque el tiempo ha transcurrido no me he podido olvidar ni de su aroma.

Un amor en las estrellas. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora