CAPÍTULO 6

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LIAM

—Liam —escucho su voz y la reconozco al instante. Natalie ¡Dios! es Natalie.

—¿Natalie? —susurro con esperanza de que se acerque a mí.
Corro a todas partes en su busca, pero es en vano.

Todo a mí alrededor está en total oscuridad y solamente puedo escuchar esa voz que es una bella melodía para mí.

—Liam... no lo hagas —escucho, y esta vez su tono está cargado de súplica —¡Liam! ¡Detente! —escucho su voz y las lágrimas empiezan a recorrer mis mejillas incontrolablemente.

—¡Natalie! —grito —¡Natalie!

Mis pasos se aceleran hasta tal punto en el que estoy corriendo. Aunque todo está negro, corro, corro con la esperanza de encontrarla y traer la luz con ella.

Mis pasos empiezan a detenerse por causa de mi respiración entrecortada por todo el tiempo que corrí. Me hinco hacia delante y pongo mis manos en mis rodillas mientras bajo la cabeza, siento como las lágrimas recorren mi rostro y paso mi brazo derecho por el rostro en un intento por secar las lágrimas.

—¿Por qué? —digo en un susurro casi inentendible debido a los sollozos que salen de mi boca —¿Por qué no vuelves y te quedas conmigo? ¿Por qué tenía que suceder esto?

No puedo contener el llanto y no hago más que llorar, sin embargo, algo llama mi atención; una luz lejana resplandece tanto que su brillo logra darme paz.

Me aproximo a esa luz con mi mano puesta en los ojos cubriendo el efecto cegador del brillo en mis ojos.

—¡Liam! — una voz familiar llega a mis cavidades auditivas.

—Liam —esta vez la voz de Natalie se hace presente —esto solo pasó, ya no hay marcha atrás cariño.

Me levanto de golpe, toco mi rostro y lo siento completamente empapado por el sudor, y aunque tengo el aire acondicionado encendido, mi cuerpo está en llamas. La pesadilla, mi puto insomnio.

Me acomodo de tal forma que quedo sentado en la orilla de la cama con mis brazos puestos en mis rodillas y la cabeza gacha. Tomo aire.

Miro el reloj que está en mi mesa de noche y los números digitales marcan las 3:30 de la mañana, por lo que me levanto rápidamente y me dirijo a la cocina, tomo un vaso de agua en lo que me siento encima del mesón de la cocina.

No tengo ni un poco de sueño y no pienso quedarme aquí porque sé que los recuerdos seguirán atacando, así que me dirijo a mi habitación en busca de ropa cómoda para ir al parque que está a unas cuadras de mi apartamento.

Finalmente me decido por una sudadera gris un poco ajustada al cuerpo, mi torso es cubierto por un suéter de lana gris y mis tenis Adidas blancos. Camino hasta la puerta de salida y sin pensarlo una sola vez salgo de mi apartamento.


Las calles están completamente solas y el cielo solo es iluminado por la hermosa luna llena que adorna el cielo de hoy; una brisa fría golpea mi rostro haciendo que un escalofrió recorriera todo mi cuerpo.

Meto mis manos en los bolsillos que el suéter tiene en la parte de adentro y el frio se aligera un poco. Camino en completo silencio hasta llegar al parque.

De inmediato recuerdo el día en que conocí a Alexa, pensar que iba tan distraído y de repente choque con lo que hoy sería una confusión para mí.

Camino lentamente, dejando que los pensamientos fluyan y sacando las malas energías de mí, sin embargo, no estoy solo. Observo una silueta a tan solo unos metros de mí y entro en estado de alarma; desde la posición en que me encuentro intento observar quien causa esa silueta, o que es.

Un amor en las estrellas. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora