Suspiró y siguió recorriendo, dirigiéndose hacia los lugares bajos del pueblo, donde la luz se hacía más escasa. Notaba también la precarias estructuras que formaban los hogares de las personas que vivían por aquellos lugares, sin duda el Gobierno era dictador, veneficiando a la alta clase dejándo de lado a las demás clases más bajas.

Seiza pensaba patrullar durante toda la noche, hasta encontrar algún indicio o pista que le acercara al paradero de aquel demonio.

A dónde crees que vas...pequeña —una entrecortada voz se escuchó detrás suyo, mientras unos torpes pasos y choques con alguna que otra cosa tirada en el suelo, la hicieron darse cuenta que se trataba de alguien bajo los efectos del alcohol—. ¿Qué hace... una jovencita tan preciosa y delicada por estos...lugares?.

La de ojos perla volteó encontrándose con un hombres, de ancha complexión.

Que....te comió la lengua el gato... —volteó a ver al hombre de asquerosa presencia que la observaba con luguria—. Es una lástima....ya que podría ser yo el que te....la haya comido —rió con diversión y antes de que pudiera siquiera rozar uno de sus largos cabellos azabaches, un enorme mano lo detuvo.

Kuroi quedó sorprendida, en realidad no pensaba dejarse tocar por aquel tonto borracho, pero antes de que siquiera pudiera hacer algo, un joven se encontraba frente a ella. Aquello le causó un escalofrío, pues se había movido muy rápido. Aquello no era normal.

Este joven era delgado, vestía prendas de alta costura mientras se encontraba parado de forma recta observando al borracho con repulsión.

Esa no es una forma de tratar a una dama —dijo con voz aterciopelada el hombre de cortos cabellos castaños tirando a dorados y unos punzantes ojos verdes.

¿Quién..demonios eres tu? —dijo el hombre bajo el efecto del alcohol con rabia, mientras trataba de librarse de aquel agarre—. ¡Sueltame maldita basura!.

El joven sonrió de lado al oír como lo había llamado.

¿Demonios dices?. No es muy respetuoso llamar de esa forma a un simple hombre —susurró sin dejar de verlo—. Nunca seré como aquellos asquerosos seres.

Seiza quedaba en shock por lo siguiente, el joven de cabellos castaños había torcido la mano de otro. Produciendole un grito de dolor, luego lo lanzó al suelo, el borracho siguió gritando barbaridades, comparándolo de nuevo con un demonio de forma constantes. La de ojos perla había dado un paso atrás, pues la precencia sangrienta y oscura que comenzó a sentirse en aquel lugar le causaba escalofríos. Veía al de ojos verdes con la vista baja, observando al borracho.

El joven dejó sus manos libres de los puños que había formado y suspiró por un largo tiempo, sujetó al alcohólico del brazo aún apretujandolá contra el suelo.

¿Qué te hace compararme con esos seres, eh? —habló de forma rápida, mientras apretaba aún más su brazo dislocado—. ¡Soy mejor que ellos, soy alguien refinado y selectivo!...

La espadachín notó que estaba a punto de matarlo así que trató de detenerlo, aún no comprendía si se trataba de un demonio o no. Por lo cual no podía revelar su posición como cazadora. Sujetó su mano libre y trató de alejarlo de aquel hombre, pero su fuerza era sin dudas demaciada.

—¡Soy alguien que no mancha su sistema con asquerosas personas como tú, dime!. ¡¿Aun crees que soy un demonio?! —dijo el castaño apretando tan fuerte su brazo que la rompió por completo, causando agonía al hombre que se desvaneció por el dolor—. Yo...soy perfecto..

Seiza de dio cuenta y empujándolo lo alejó del borracho, para examinar al hombre, aún respiraba pero pausadamente, su brazo estaba hecho trizas. Sintió escalofríos al sentir una respiración detrás suyo justo en su hombro.

 𝓐𝓼𝓽𝓻𝓸𝓼 ||ᴛᴏᴍɪᴏᴋᴀ ɢɪʏᴜ||Where stories live. Discover now