Se avecina una tormenta

Začít od začátku
                                    

—Será como deba ser. —Me dice mientras toma mis manos.

Nos besamos como dos adolescentes. Y aunque el corazón se sigue poniendo eufórico cuando lo tengo así de cerca, me siento cada vez con más confianza junto a él. Me gusta esa sensación de libertad que me proporciona.

—Se me ocurre que podemos salir por ahí después de la cena y pasar la noche en tu apartamento.

—Señorita insaciable —Dijo esbozando una amplia sonrisa —. Eso me parece una idea brillante.

—Aléjate de mí antes que me dé por secuestrarte. Confieso que verte vestido con traje y corbata de veras me fascina. —Admití.

Mi comentario le causa gracia.

—Tú eres la tentación personificada, ¿lo sabías? —Dice y me da otro beso.

Lo abrazo con fuerza. No quiero que se marche.

—Nos vemos esta noche. —Susurró de forma seductora en mi oído antes de despedirse.

Él no lo había notado. Pero estaba tratando de pesar todo el tiempo posible con Derek. Evitaba desperdiciar un solo minuto, porque aunque no quería admitirlo en voz alta, podía sentir que nuestro momento estaba llegando a su fin. Es una sensación desagradable en la que no quería siquiera pensar. Pero ahí está, cercenando mi pecho lentamente.

(...)

Elizabeth me llamó al medio día para avisarme que llegarían un poco más tarde y pedirme que no hiciera planes y así poder cenar todos juntos.

Aproveché para mencionarle que quería hablar con ella y también con Henry apenas tuvieran tiempo. Ella insistió que le mencionara o le adelantara algo al respecto.

—Está bien. Es una tontería —quise restarle importancia voluntariamente—. ¿Conocemos a alguien llamado Darin?

—¿Darin? —Repitió ella al otro lado de la línea.

—Sí. Un amigo de la familia. Tal vez un familiar lejano que no vemos en mucho tiempo.

Hubo un silencio. Parecía que lo estaba pensando. Hasta que finalmente habló.

—No, cariño. No conozco a ningún Darin. De igual forma, le preguntaré a tu padre. Conocemos a tantas personas que puede que lo haya olvidado.

—Sí, pregúntale por mí y me cuentas.

—¿Puedo saber a qué viene todo esto?

—Creo que he estado recordando fragmentos de mi pasado antes del accidente. Nada sólido. Sólo algunos nombres y caras. Pero tengo dificultad con ese.

—Eso es maravilloso, cariño. Pero no te afanes, quizás se trata de algún amigo tuyo y no necesariamente de la familia.

Eso podía ser cierto. Después de todo, Hailee no contaba con el mejor grupo de amigos. Tan pronto dejó de ser interesante para ellos la olvidaron. Y ni hablar de lo ocurrido entre su supuesta amiga y su expareja.

—Tienes razón. —Dije para no llevarle la contraria.

—Bueno, te dejo. Nos vemos en la cena. —Acotó un tanto anciosa por despedirse.

—Buen viaje —le deseé.

—Gracias, cariño. —Dijo rápidamente poco antes de cortar la comunicación.

(...)

Pasada la hora del almuerzo, llegó a la casa un paquete para Darren. No entendía por qué había llegado a casa de su hermano y no a su apartamento, pero supuse que a él le daba igual ya que podía recogerlo en cualquier momento.

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