La cabaña

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Ninguno había tenido interacción con el otro. Una vez más me poseía el miedo de abrir la boca y empeorarlo todo. Tuve el deseo de retroceder el tiempo y con ello lograr cambiar los acontecimientos, actuando de forma diferente y más inteligente. Pero eso, muy a mi pesar, sería imposible, ahora estaba condenada a enfrentar las consecuencias de mis actos.

Estaba ensimismada en mis pensamientos cuando un anuncio, a un lado de la carretera por la que transitábamos, me puso en modo alerta.

—¡Detén el auto! —exclamé de prisa. 

Derek pisó el freno y el vehículo se detuvo bruscamente provocando que los neumáticos rechinaran sobre el pavimento.

—¿Qué ocurre? —preguntó Derek, evidentemente contrariado por mi repentina actitud.

—Disculpa —le dije y bajé del automóvil para examinar de cerca la señal de tránsito que había capturado mi atención.

NY
Route 372
CAMBRIDGE VILLAGE
60. Km

—No puede ser —balbuceé.

Estudié todo a mi alrededor detenidamente.

—¿Qué sucede, Hailee? —quiso saber Derek, al llegar a mi lado y no comprender el motivo de mi sorpresa.

—No creerás lo que diré, pero soñé con este lugar. Vi esta misma señal de tránsito antes de...

—¿Antes de qué?

No pude continuar relatando el sueño. La parte donde me introduje en el bosque persiguiendo a una chica muerta se escucharía descabellado.

—¿Antes de qué? —volvió a preguntar Derek.

Si me concentraba, casi podía ver a Dakota, de pie en el mismo lugar donde la había visualizado en mi sueño.

—Necesito investigar algo. Espera aquí, volveré enseguida.

—Hailee, aguarda. ¡Espera! ¿A dónde vas? —preguntó mientras me perseguía.

Estaba nerviosa y al mismo tiempo ansiosa, preguntándome si la cabaña también existía. No sabía a ciencia cierta si aquel anuncio era la pista que había estado pidiendo y sin pensarlo me adentré en el bosque, abriéndome paso entre rocas, arbustos y enormes troncos de árboles que la misma naturaleza se encargaba de desplomar.

—Hailee salgamos de aquí, este lugar es peligroso, no sabemos que clase de animales se pasean por esta zona.

—Soñé que estaba en este mismo lugar. No tienes idea de lo lúcido que fue, así que necesito averiguar si fue más que un simple sueño.

—Tal vez fue un recuerdo. Quizás tu cerebro empieza a recuperar sus memorias.

—¿Y por qué recordaría éste lugar en específico? —pregunté sin dejar de avanzar.

—Un par de kilómetros más adelante fue el sitio dónde la policía te encontró la noche que sufriste el accidente.

Me detuve en seco y lo miré.

—Fue justo en el cruce entre la Route 29 hacía Cambridge —explicó.

—¿Qué hacía a la mitad de la nada esa noche?

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