𝐂𝐎𝐔𝐋𝐃 𝐇𝐀𝐕𝐄 𝐁𝐄𝐄𝐍 𝐌𝐄. ━ Yeonjun. ✓

━━━ 𝗘𝗣𝗜𝗟𝗢𝗚𝗨𝗘.

Dos semanas después.

Despedirme de todos nunca había sido tan difícil, quizás porque siempre tenía la certeza que los vería al día siguiente o en unas cuantas horas, pero ahora no era igual a esas veces y sabía que después que abordara el avión las cosas serían mucho más difíciles para mí. Sabía que al pisar tierra inglesa no vería a mis amigos de la misma forma en la que los veía antes, no podría decirles que fuésemos a la feria, que al despertar no vería a mamá sonreírme o papá meterse conmigo por como solía estar mi cabello por las mañanas.

Pero todo era parte de mi crecimiento personal y había que hacer sacrificios para lograr los objetivos que me había propuesto.

Estando en el auto de camino al aeropuerto pensé en todo lo que había pasado en el transcurso de un año, en las cosas buenas y en las cosas malas, pero sobre todo en los buenos momentos que había pasado junto a las personas que amaba y apreciaba. Era inevitable no ver con nostalgia las calles de la cuidad en dónde había crecido o que el sentimiento de opresión se instalase en mi pecho a medida que nos acercábamos a mi partida; quería irme por un lado y por el otro quería quedarme, volver a mi habitación, enrollarme en las sábanas y esperar a que los chicos llegasen o Yeonjun entrase por la ventana como siempre, diciéndome que tenía una nueva película para ver o simplemente para que me asustase como solía hacerlo.

Un suspiro salió de mis labios y mamá en el frente del auto se giró a verme.

──Ya hemos llegado, mi amor. ──avisó sonriéndome tiernamente, gesto que correspondí de inmediato── Tu padre y yo iremos a chequear lo de las maletas, puedes ir a la sala de espera.

──Saben que puedo hacer eso yo sola. ──les dije sonriendo, tomando del asiento a mi lado mi bolso de viaje── No hay problema.

──Solo ve linda, queremos hacerlo. ──me dijo papá mirándome por el retrovisor── Además, vamos a comprarte el desayuno.

──Está bien, los veo allá entonces.

Después de eso salí del auto para que ellos pudiesen buscar en dónde estacionar y fuesen a hacer lo que habían dicho, eran alrededor de las siete de la mañana y el aeropuerto no estaban tan ajetreado como había pensado que estaría, así que fue tarea fácil agilizarme por medio de las personas para llegar a la sala de espera mientras escuchaba por los audífonos una canción que no me diesen ganas de llorar como magdalena.