🖇️‹ ִֶָ . 𝐂𝐎𝐔𝐋𝐃 𝐇𝐀𝐕𝐄 𝐁𝐄𝐄𝐍 𝐌𝐄. ━━ 𝐏𝐔𝐃𝐄 𝐇𝐀𝐁𝐄𝐑 𝐒𝐈𝐃𝐎 𝐘𝐎.
Yuri está enamorada de su mejor amigo desde hace muchísimo tiempo, repentinamente decide decirle lo que siente con ayuda de sus otros amigos. Sin embargo, lo que me...
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𝗘𝘀 𝗵𝗼𝗿𝗮 𝗾𝘂𝗲 𝘁𝗼𝗺𝗲𝘀 𝘂𝗻𝗮 𝗱𝗲𝗰𝗶𝘀𝗶ó𝗻, 𝗹𝗮 𝗰𝗼𝗿𝗿𝗲𝗰𝘁𝗮.
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──Mamá, iré a donde Beomgyu. ──avisé asomando la cabeza por la puerta de su habitación── ¿Bien?
──Sí, tu padre vuelve en la noche. ──comentó elevando la vista de su tableta, llevaba sus lentes de lectura puestos── Trata de no volver tan tarde, quiero que pasemos tiempo en familia.
──Estaré aquí antes de la hora de cenar, no te preocupes. ──le sonreí de forma tranquilizante, lanzándole un beso después── Te amo.
──Yo también, cielo. Cuidate por favor. ──me lanzó un beso y yo tomé eso como señal para poder irme.
Salí de casa jugueteando con los cordones que tenía la sudadera roja que llevaba puesta ese día y por unos cuantos minutos mi mirada se detuvo en la fachada de la casa vecina, analizando el exterior con sumo cuidado en tanto recordaba todo lo que Soobin me había dicho la noche anterior, esperando que de alguna manera sucediese algo en ese preciso momento. Me dolía pensar en Yeonjun de esa forma, pero todo lo que había salido por los labios de Soobin había sido completa y absoluta verdad; nuestra relación se había ido por el caño lentamente, como un caracol huyendo de su depredador y por más que quisiera que la incomodidad entre Choi y yo fuese nula, siempre acababa habiendo un pequeño porcentaje. No quería que quedáramos mal, después de todo siempre habíamos sido muy buenos amigos y aunque ya estaba resignada a que lo nuestro no se iba a poder dar, no quería que quedáramos como dos completos desconocidos.
No después de todos estos años.
Moví la cabeza de un lado a otro despejado la mente de todas las cosas que en la noche no me habían dejado dormir mientras obligaba a mis pies a ir del lado contrario de dónde vivía Yeonjun, sabía que si duraba un segundo más dándole vueltas en mi cabeza al tema, iba a ir de lleno a tocar su puerta para tratar de solucionar las cosas y no podía, yo no era quien había estropeado nuestra relación. Solté un suspiro acomodándome los lentes en el puente de la nariz, tratando de regular las ganas que tenía de gritar, y proseguí a alborotar mi cabello con frustración ante la situación, sacando el teléfono del bolsillo trasero de mí pantalón.
