Capitulo 13

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Respira pausadamente, con las manos apoyadas en la mesada del lavabo. El vaho del agua caliente escurre por la superficie de las losetas y el espejo frente a él, donde su imagen luce borrosa. Su cabello húmedo por el baño crea pequeños riachuelos que surcan sus mejillas hasta gotear sobre la piel magullada de sus hombros. Izuku vislumbra en su reflejo, que gota a gota es despejado del vapor, las marcas que el alfa ha dejado sobre su dermis. Piel roja, herida, lacerada. Con una mano limpia el cristal pavonado, dejando la imagen de su cuerpo mejor definida. Sin mucho esfuerzo, gira el torso hacia la izquierda, hacia la derecha. Los colmillos de Katsuki se han adentrado profundo en ciertos puntos, traspasando la piel hasta la hipodermis. Sus brazos y caderas lucen marcas provocadas por la presión ejercida en ellas.

Siente un sinfín de emociones arremolinarse en su vientre, estrujarle las vísceras en una sensación nauseabunda. Quiere llorar. Quiere gritar. La impotencia de despertar la mañana pasada entre los brazos de Katsuki aún le sobrecoge. Aquella ha sido una escena tan surreal.

¿Cómo es que había llegado hasta ahí?

Puede hacerse una idea. En su pubertad, ha sido un fanático de la literatura y no solo de héroes. Solía llamarle mucho la atención esa relación idílica que se formaba entre predestinados. En esos libros, se hablaba de muchas cosas que ha empezado a sentir desde que reapareció Katsuki. El asco a los aromas de otros alfas, añorando el de él. La inquietud de querer tenerle a su lado y, finalmente, sus ciclos sincronizados. Al despertar, ha podido percibir claramente las feromonas de alfa en celo. Aquello no habría pasado más que como una coincidencia de no ser porque a él el celo le duraba tres días, cada tres meses y ese día, el calor ya había desaparecido.

Sincronizar el celo con un alfa significa que entre ambos crean una armonía entre el tiempo y la iteración del mismo. Para Izuku fue fácil notar, que su celo había desaparecido en solo un día, tal cual sucedía con algunos alfas. Fue entonces que una ráfaga de recuerdos, muy rápidos y muy violentos, se amotinaron en su memoria.

Deja escapar el aire entre sus labios con cierta pesadez. Abre el botiquín tras el espejo y toma una pomada que usa en Mizuki cuando se hace un rasguño. Nunca pensó que un día seria él quien necesitara de ella y menos, para ese tipo de heridas. Un leve gemido escapa de su garganta cuando la textura fresca toca la herida. Arde, quema. Aplica en movimientos circulares, con el rostro contraído por el dolor. Muerde el interior de sus mejillas tolerando los espasmos que involuntariamente genera su espalda. Esa mañana, aun con la resaca del celo en su organismo, no había sentido tanto dolor. Un par de lágrimas caen y no son del todo por el ardor de sus heridas, sino de su alma oprimida y desgarrada. Los remanentes de la noche pasada le han dado un vistazo de lo que su omega interior es capaz de hacer cuando le deja poseer su cuerpo por completo y no puede discrepar ya con las personas que piensan que un omega no es más que una maquina sexual. Izuku recuerda el cómo le ha llamado con desesperación a Katsulki, el cómo se ha abalanzado sobre él durante toda la noche. Recuerda las ansias de ser poseído, el deseo quemándole.

Baja la mano y la apoya en el lavabo nuevamente, respira hondo, sobrecogido.

De alguna manera, aquello le hace sentir culpable. Porque él lo ha deseado tan fervorosamente que ha sido Katsuki quien ha debido controlarse. El alfa se ha mordido a sí mismo en busca de autocontrol, sin embargo, eso no le aseguraba que dentro de tres meses lo vuelva a hacer. De hecho, nada le asegura que, dentro de tres meses, sea él mismo quien incite con mayor vehemencia al alfa a poseerlo. Izuku se ha repetido una y mil veces por los últimos años, que un omega no tiene la culpa de lo que un alfa le haga durante el celo. Aun así, el sentimiento se expande dentro suyo cada que ve las marcas y heridas que lleva en el cuerpo. Su parte más primitiva le condena cruelmente y enaltece a Katsuki por el comportamiento digno de lo que es, un héroe. Tanto así, que es esa misma parte salvaje que aún permanece dentro suyo, la que le ha instado a lamer las heridas del alfa en una clara aceptación de él como miembro de su manada.

Consecuencias [ Omegaverse ]Where stories live. Discover now