Capitulo 3

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Izuku tomó la decisión de vender su cuerpo cinco meses atrás, cuando todos sus sueños de ir a esa ciudad se vieron desquebrajados. Aunque seguramente su destino fue escrito mucho antes. En el instante en que supo que estaba embarazado muchas puertas laborales ya habían empezado a cerrarse, pero a sus escasos catorce años, no compre aun las dificultades que pasaría.

Lo más que recordaba de esa edad, eran los llantos de su hija cada dos horas, cambios de pañales y darle de lactar a media noche, para que así le dejara dormir unas horas más en el día. Durante cinco años, su vida había girado en torno a su hija y su hogar, mientras era su madre quien trabajaba largas jornadas para que nada les faltara. Inko Midoriya era el sustento del hogar desde que tenía uso de razón.

A su padre nunca le conoció y era un tema que con los años aprendió, no debía tocar.

Por eso cuando ella falleció, Izuku quedo a la deriva. Desamparado.

Viviendo en el campo, los trabajos físicos eran los que abundaban. Sin embargo, las personas mantenían aun ciertas costumbres ahí y sus mentes eran cerradas como para cambiarlas. Para ellos, era incomodo toparse con un omega cosechando al lado suyo cuando su lugar era en casa, cuidando a sus bebes, atendiendo a su alfa. Izuku no dejo que ese pensamiento le limitara, sino que tomo ventaja de ello; si su lugar en la sociedad era cuidar niños, entonces lo haría.

Improviso una pequeña guardería en la sala de su casa.

Su carácter apacible, amable y dócil, despertaba confianza en las familias de la zona. Él no se hacía problemas en cuidarlos, siempre le habían gustado los niños, los niños gustaban de él y por momentos, soñaba en que podría estudiar y convertirse en maestro de preescolar. Por aquel entonces rondaba los dieciocho años y la idea no sonaba tan descabellada, a no ser por el problema de dinero que tenía. Aun con su empleo, los ingresos eran pocos y el dinero que le mantenía en pie del fondo que había dejado su madre, se hacía agua a fin de mes.

Todo lo opuesto a Hitoshi. Su amigo había terminado la escuela con calificaciones promedio, había postulado a la universidad de Tokio, siguiendo la línea de su padre, medicina y había sido admitido.

– ¿Por qué no vienes conmigo? En Tokio hay más oportunidades para los omegas.

Le había comentado Hitoshi y él no supo que responder en ese instante.

Ni los días siguientes.

No es que le molestara la idea, pero había factores que le hacían dudar. La primera, que debería vivir con Hitoshi. Invadiría su espacio intimo junto a su hija y no podía asegurar el tiempo que duraría aquello. Hitoshi no le echaría a la calle, ni le forzaría a buscarse un lugar, pero a Izuku le embargaba la incomodidad de estar estorbando en casa ajena.

Por otro lado, estaba la ínfima posibilidad de cruzarse a Katsuki. Tokio era la ciudad de la agencia Endearvor, donde Ground Zero era uno de sus héroes. La posibilidad era remota, pero el solo hecho de que hubiera una, le detenía de aceptar la propuesta. Por nada del mundo quería que él supiera de su hija.

Mizuki era solo suya.

Su hija.

Su todo.

La partida de Hitoshi fue a inicios de inviernos. El alquiler de su casa se empezó a acumular en verano. Sus caseros eran personas verdaderamente amables, una pareja de ancianos que le habían tomado cariño tanto a él como a Mizuki. Luego de que su madre fallecería, le habían bajado el precio de alquiler; sin embrago, la pareja vivía de ese pago e Izuku no podía continuar postergándolo.

Consecuencias [ Omegaverse ]Where stories live. Discover now