~ Capitulo 3 ~

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MARTINA.

Han pasado tres semanas de ello, por lo tanto cumplí mi cuarto mes, mi estómago cada vez se va expandiendo y yo no me doy cuenta. De alguna manera me hace feliz, ese pequeño en mi vientre me hace feliz. Mis ojos brillaban con más intensidad, mi mamá me lo había dicho y ella está feliz después de todo, aunque mi padre aún no puede superarlo, y lo entiendo, completamente.

No he vuelto a contactar a Sebastián, ni él me ha escrito ni nada por el estilo. En el instituto ya todos están enterados, para mi suerte ya salgo de vacaciones, así que tendré más o menos al bebé en Marzo, por ahí dijo el doctor.

En ese momento me saqué una foto frente al espejo, mostrando orgullosamente mi barriga, sonreí frente a él, estaba mucho más madura, tenía que ser madura, era fuerte lo sé. Toda mi familia estaba enterada, pero no del padre, quisimos guardarnos eso, porque tenía como cinco chicas, parte de la familia que son fans de él y no seria nada bonito decirles eso.

— Si, entonces esto se pone aquí y espera... - dice, ya que él timbre sonó, estábamos solo mamá y yo, sonreí al ver como el árbol de navidad se estaba armando de poco a poco. Sentí unos pasos, aparte de mamá, me di vuelta y mi cara cayó sorprendentemente, mis ojos como platos observando aquello.

Roberto Andrade, estaba aquí, en mi casa, mirándome seriamente, ¡Mierda! Esto no puede estar pasando, él me miro, me estudió y luego bajo su mirada a mi barriga, sus pupilas se agrandaron.

— Martina. - dijo calmadamente, serio.

- Roberto - tartamudeé, él me miro exasperante. - ¿Qué hace usted aquí?

- Vengo a buscarte. - dice simplemente, miré alarmada a mi mamá, ¿a buscarme?, ¿cómo a buscarme?

- No... no entiendo - le digo.

- Bueno, según tú, en tu vientre llevas al hijo de Sebastián.

Lo miro exasperante, estaba condenadamente frío, sin sentimientos, claro, estoy casi rompiendo la carrera de su chico, mi ídolo, eso es mucho peor.

- ¿Porque simplemente no hacen lo de Fiorella Martínez, esperan y ya? - Pregunto, él me mira.

- Porque esta vez sabemos que es verdad, Sebastián reconoció a verse acostado contigo. - dijo, mi mamá jadeó bajo, ahora estaba comprobado, me sentí bien por eso, pero aún así, no, mierda, no.

Esto está mal, ¿venir a buscarme?, ¿para llevarme a donde?, ¿con Sebastian?. Ese pensamiento me hizo estremecer, hasta ahora lo deseo...

Gemía, por el amor de Dios, se movía tan bien. Sonreí, estaba cumpliendo mi objetivo y mierda, nunca pensé que era tan bueno. Sus manos estaban recorriendo mis muslos, subiendo, tomó mi otro pezón, dejando a dolorido y sensible uno, luego pasó su lengua alrededor de este, me arqueé, gemí más fuerte...

Volví a la realidad cuando vi a Roberto hablar con mi mamá, ¿Qué está pasando?, ¿Sebastián les contó?, obviamente que si, pero, ¿después de cómo dejamos la conversación?. Suspiré, miré como mi mamá hablaba tristemente con él.

- Es así señora, lo hemos hablado y lo siento por llegar tan repentinamente, pero las cosas son así. El plan es llevarla a Colombia, ahí se quedará en la mansión de Sebastián, y cuando nazca el bebé, se harán las pruebas correspondientes. Lo siento por ser tan calculador o frío, pero esto ya nos pasó una vez, sólo que ahora tenemos más pruebas, y es cierto, ellos se acostaron.

Las palabras de Roberto me dejaron anonada, él me llevaría a Colombia, con él. No maldición, yo tenía mi familia aquí, mierda esto no está pasando, ¿que van a decir si se enteran que me fui a Colombia?

Ni siquiera lo pensaba, pensé en mi mamá, en mi papá, en mi familia. De pronto el celular de Roberto sonó, él se disculpó y atendió.

- ¿Si?... No... no aún no... ¿Hablaste ya con Adela?, ¿cómo lo tomó?... Es entendible Sebastián. - mi respiración se paró, estaba hablando con él, miré nerviosa a mi mamá quien estaba pendiente también de la llamada. - Lo sé, lo sé... sí, está aquí conmigo, ¿quieres que te la pase?... okey, entiendo... ya... cuídate. - colgó, Sebastián no quiso hablar conmigo.

Era entendible, "ni que le importaras tanto" pensé tristemente.

- ¿Me llevaran? - les dije, ellos me miraron, vi la mirada de mi mamá, derrotada, me dolía verla así.

- Creo que tenemos un gran viaje que realizar Martina, ¿tienes pasaporte y todo el papeleo?.

- No entiendo porque me tengo que ir - dije apenada, sentí mi voz quebrarse, dejar mi país, mi familia, no...

- Porque sí, porque Sebastián quiere que estes allá, digamos que se está haciendo la idea de que será padre, aunque no quiero que se ilusione. - y ahí me miró de una manera que dolió, él me veía como una interesada. - Quiere estar en el proceso del embarazo. - Lo miré. Volver a ver a Sebastián, después de cuatro meses, no me sentía preparada. Me senté en una silla, me dio un pequeño mareo.

- Está bien. - susurré, mamá me miró y me ofreció una cálida sonrisa.

Roberto dijo que volvería mañana, sí, mañana me iba, esto era rápido, nadie tenía que darse cuenta que él estaba aquí, subí a mi pieza y miré alrededor, ¿quién diría que ahora estoy esperando un hijo tuyo? Dije mirando un cartel de Sebastián, salía tan hermoso con esa sonrisa, con ese peinado que lo hacía ver jodidamente sexy, que lo hacía ver deseable. Sentí como muchas lágrimas empezaron a caer, ¿Cómo será cuando me vea?, ¿estemos frente a frente, cara a cara?, ¿Cómo será?, ¿frío?, como Roberto, ellos olvidarían que soy una fiel fan.

'Claro que si' y es deprimente eso. Pensé muchas veces en hacer el amor con él, lo imaginé demasiadas veces, sintiendo su piel contra la mía, caliente, sudada. Y ahora, ¿qué? Lo hice, pero salió algo de eso aparte de un recuerdo, una consecuencia, una hermosa pero no tan bien llegada consecuencia.

Y si es cierto, ¿estoy enamorada de él?, claro, yo podría estar enamorada de él, cómo también encaprichada u obsesionada, estaba tan confundida.

Él sólo quería saber si el hijo que espero era suyo, conozco a Sebastián, los niños son su debilidad, él seguro piensa que podría ser suyo, como también no.

Pero yo estoy segura de una sola cosa.

Él fue el primer hombre en mi vida, él fue el primer hombre dentro de mí, y fue el último, por lo menos hasta ahora. No he estado con ninguno más, aparte de él, por eso estoy tan segura, lo estoy.

Yo sabía que él sería dulce conmigo, pero también sabía que la había cagado con esto, la había cagado a fondo.

Sentí la puerta abrirse, mi mamá, ella entró y me sonrío, sequé rápidamente las lágrimas rebeldes que escaparon de mis ojos al verla entrar, mierda, la extrañaría.

Capricho - Sebastini ✔️Where stories live. Discover now