uno

11.3K 349 4
                                    

Me subí al colectivo sonriendo. ¿Hace cuánto no sonreía? De hecho, no tenía nada para sonreír. Pero no me costaba mucho, así que simplemente lo hice. Aleje cualquier cosa de mi cabeza y suprimí todo tipo de sentimientos. A partir de hoy, solo uno de ellos voy a permitirme: felicidad.

Después de unas siete horas, baje del bus algo contracturada. Me estiré un poco y luego mire a mi alrededor: ruta, tierra, nada. No había nada, literal. Ni siquiera había una terminal de ómnibus, el colectivo paro sobre la ruta. Tampoco había gente, ninguna persona de las que viajaba en el bus había bajado en el lugar, ¿quién iba a bajar en este pueblo asqueroso? En ese momento recordé por que no viajaba tan seguido.

Suspire y busqué mi teléfono. Hice una seña con las manos cuando descubrí que no tenía señal. ¿Iba a ser así todo el verano?

Sin renegar demasiado entrecerré mis ojos para fijar un punto lejano. Localicé una estación de servicio y comencé a caminar. No había otro camino más que la ruta, estaba lleno de insectos y tenía algunas picaduras. Mi bolso pesaba y hasta mi mochila me molestaba. En cuanto me acerque me di cuenta que no había nadie allí tampoco.

–Es un pueblo fantasma, no puedo creerlo- Me dije a mi misma.

Me aproximé al teléfono público. Lo mire con cara extrañada y deje mis cosas en el piso para buscar una moneda. Al segundo me di cuenta que todo se lleno de tierra y suspiré para no insultar.

Encontré un par de monedas y cuando las puse, agarré mi móvil para buscar el número. Al segundo el tono desapareció y me quedé paralizada mirando el estúpido teléfono. ¿Cómo mierda se usaba esto? Jamás había usado uno en la ciudad. Le pegué un poco molesta y calló al suelo levantando más polvo. Zapateé sobre mí.

– ¿Necesitas ayuda?

Levanté mi vista apresurada.

–Creí que habían desaparecido todos en este pueblo.

Puso una cara rara y me miró:

– ¿Te perdiste?

–No, solo...necesito, agh. ¿POR QUÉ NO HAY SEÑAL ACÁ?

Se rió.

–Hace unas semanas la antena se cayó por las lluvias y creo que todavía no la han arreglado.

–Ge-nial.

Sacudí mi cabeza y lo mire.

–Solo necesito llegar a la calle... ¿cómo mierda se llamaba? No sé, esa que tiene un árbol en el medio

¿Qué tan extraño puede ser eso? Un árbol en el medio de la calle, solo ocurre en los pueblos como este.

–Esta próxima a la calle principal, ¿querés que te alcance?

Creo que mi cara de desconfiada hablo por si sola.

–Ah flaca, sos de la ciudad. Descuida, volve a donde te dejo el bus, camina tres cuadras para adentro y ahí está la avenida. Calculo que desde ahí te vas a ubicar

–¿Gracias?

Sonrió y se fue con su moto. Lo seguí con la mirada hasta que desapareció y empecé a caminar. Mis primeros minutos en este pueblo fantasma no habían sido tan buenos, y solo estaba deseando que los días pasen rápido.

Cuando localicé la calle de mi amiga, la felicidad me brotó en el cuerpo. No por verla, sino porque eso implicaba tomar agua. ¿Cómo es que no se deshidratan con el calor que hace?

Golpeé la puerta algo temerosa y su madre me abrió.

–¿Male? Creí que llegabas en dos horas

–El colectivo cambio de horario a ultimo momento, y no pude avisarte porque no encuentro señal

–Oh, sí. La lluvia de hace unos días acabó con la antena

–Sí, eso me dijo...

¿Cómo se llamaba? Negué con la cabeza al ver su cara de confundida, y sin vueltas, pregunté:

–¿Sol?

–Esta en su cuarto, en cuanto te vea le va a agarrar un infarto

Sonreí. Si aún no me agarró un infarto a mí, ¿por qué iba a agarrarle uno a ella?

Subí con confianza, su familia era como la mía a pesar de la distancia. Entre a su habitación y su cara llegó hasta el piso. Corrió a abrazarme y me preguntó gritando:

–¿Qué haces acá?

Deje mis cosas en el suelo algo cansada.

–Vine a pasar el verano con mi amiga a su pueblo que no tiene ni calles asfaltadas, ¿no soy un amor?

cambios | c.r.oDonde viven las historias. Descúbrelo ahora