Capítulo III

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Abrió los ojos lentamente, sintió como si hubiera dormido demasiado y se puso de pie. Sin embargo, aún era de noche, todo se veía azul y oscuro, no reconocía nada, peor aún, no recordaba cuando se había ido a dormir. Habían ido al cine, habían salido ir a pasear, habían caminado en el parque, justo ahí, recordó a su pareja.

-¿Bruno?- murmuro en voz baja, y salió de la cama. Por fortuna solo tomo su chaqueta de la orilla del mueble, y salió de la habitación. Camino hacia el pasillo y todo estaba en silencio. Miro a ambos lados, no oía nada, todo parecía muerto y se aventuró en esa enorme mansión

-¡Leone!- oyó un grito mudo, y un golpe brusco resonó en una habitación.

-¿Bruno?...¡Bruno!- alzo su voz, y corrió por el pasillo rápidamente. Se sentía enorme el lugar donde corría, y no veía ninguna sola puerta -¡BRUNO!- volvió a gritar, hasta que finalmente empujo la primer y única puerta que apareció.

Azoto la puerta, y entro, la habitación estaba vacía, miro a su alrededor y al siguiente instante volvió a ver a la pareja frente a él. Ese desconocido acerco a Bruno hacia él bruscamente, mientras Bruno trato de soltarse, pero parecía en vano

-¡Suéltalo!- fue lo único que pudo decir Leone y corrió hacia ellos. Sin embargo, él no le hizo caso, lo ignoro. Apretó a Bruno del cuello, desgarro su camisa y hundió su rostro contra cuello. Un escalofrió inmenso se apodero de Leone. Bruno quedo quieto de un momento a otro, y él solo se hundió más contra su piel

-¿Br-Bruno?- trato de hablar Leone, pero su cuerpo estaba paralizado, ese desconocido soltó el cuerpo de Bruno, viéndole caer al suelo lentamente y sin movimiento alguno. Volvió su vista a él, y Leone noto su rostro, su boca llena de sangre -¡BRUNO!-

Abrió sus ojos repentinamente, sintió como su corazón latía rápidamente, retumbando contra su pecho. Pero no se movió ni en lo más mínimo, apenas se percató que estaba en una cama y una habitación totalmente diferente. Oyó un ruido frente a él, escucho el típico ruido de la tetera en la estufa, y de entre las sabanas, trato de mirar a su alrededor. Tenía la luz de la habitación encendida, se sentía que era muy pequeña la casa, al notar que no estaba en una recamara privada, apenas reconoció el chico de pelo castaño, en el mismo lugar. Leone se quedo quieto, mirándolo de lejos, como se quitaba la camisa azul de manga larga, y con agua se limpiaba el cuello y su hombro.

-Sabes que no es de buena educación espiar- le alzo la voz, dando media vuelta para verle de frente a frente. Y Leone miro los rasguños que tenía en su piel. Se levantó poco a poco en la cama, quedando sentada en ella. El hombre pasó un trapo húmedo en las heridas, y vio cómo se quejó por el ardor de las heridas

-¿Quieres ayuda?- pregunto Leone algo indeciso, y el castaño, solo quito el trapo de las heridas. Leone se puso de pie, y le ayudo con ellas, al no oír respuesta que dijera un no. Todo el tiempo hubo silencio, ninguno dijo una sola palabra, y al final Leone solo le dejo un ligero vendaje en el brazo, a pesar de que las heridas no eran muy graves. Vio que la puerta estaba cerca, en realidad mientras más observaba, se daba cuenta que la habitación era muy pequeña, y pensó en salir de ahí. No había ninguna ventana en la casa, solo en la puerta y se acercó a ella. Todo estaba tan oscuro, en el exterior.

-Yo te recomendaría, que esperaras un momento más- hablo Mista, poniéndose la camiseta nuevamente

-¿Cuánto tiempo llevo dormido?- pregunto Leone, sin mucha expresión. Y Mista volvió a encender otro cigarrillo.

-Un día- respondió, tirando el cerillo -Apenas va ser media noche, otra vez- le dijo. Mientras Leone trato de controlar, que una sensación extraña, se volviera apoderar de él, y tomo la perilla de la puerta

Midnight (AbbacchioxBruno)Where stories live. Discover now