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NOTA: Cursiva son recuerdos.

Actualidad.

//Matty//

"Ella se giró bruscamente al escuchar mis palabras, sus ojos cafés estrechándose con enojo mientras conectaba nuestras miradas. Quise sonreír, pero no me lo permití. Me quedé mirándola con una ceja arqueada, esperando a que algo saliese de su boca.

—No vuelvas a llamarme señorita Amaya. — Amenazó lentamente, probablemente absteniéndose de gritarme a mitad del centro comercial. Suspiró, rompiendo el contacto entre nuestros ojos al cerrar con fuerza sus parpados. Se estaba conteniendo para evitar gritarme frente a todos. Ahora entendía a todos cuando decían que podía ser un grano en el culo cuando me lo proponía. La castaña abrió los ojos, el café de su iris un poco más claro debido a que se encontraba un poco más calmada. — Mira, odio esto tanto como tú, ¿está bien? Yo no pedí un estúpido guardaespaldas nuevo, ni siquiera quería uno. Simplemente hagamos esto más fácil para ambos, ¿de acuerdo? —Pidió.

—Claro. — Le contesté, una burlona sonrisa dibujándose en mis labios en mis labios. Sus hombros se relajaron, pensando que había ganado. Sin embargo, no podía estar más equivocada. Ella se giró, dispuesta a encontrar otra tienda de su agrado, con dos bolsas en cada una de sus manos. Relamí mis labios, saboreando mis siguientes palabras. —¿Necesita ayuda, señorita... Amaya?

Su espalda se tensó, pero no dijo nada más. La hija del Capo había decidido ignorarme por completo y, honestamente, no podía culparla. Me sorprendía la actitud impulsiva que estaba teniendo, lo peor es que no me podía controlar. Me sentía incómodo, volátil y en mi campo laboral era peligroso sentirse de esa manera pues todo podría estropearse por una decisión impulsiva e idiota. Estaba este sentimiento confuso dentro de mí que no me dejaba pensar con claridad, odiaba sentirme así y la única culpable era la castaña a la que seguía como perrito faldero.

Irracional, impulsivo, eran dos palabras que hace mucho habían dejado ser parte de mí, pero era como volver a ser ese Matthew de la universidad que no sabía muy bien como canalizar sus emociones, ¿dónde había quedado mi entrenamiento? Joder, siempre me había jactado de lo sencillo que me era enmascarar mis verdaderos sentimientos e impulsos, de la facilidad con la que podía acoplarme a una situación desconocida y me jodía que un par de ojos cafés hayan podido atravesar aquellos muros altos que hace mucho había construido.

..........

Finalmente había juntado mi mierda y me había deslizado en mi papel de guardaespaldas, lo cual me hizo sentir mucho mejor y aquel impulso de seguir molestando a la hija de Amaya había mermado. Solo bastó que mi estúpida mente recordara el porqué de mi misión, aquella extraña sensación dentro de mí desapareció como si nunca hubiese existido y las ideas comenzaron a fluir cuando me di cuenta de la oportunidad que se me estaba presentando.

Viendo a la hija de Amaya pasearse por aquella tienda de ropa en busca de algo de su agrado me hizo confirmar tres cosas; la primera era que, a diferencia de muchas mujeres, le disgustaba el hecho de comprar prendas tan caras. La segunda era que se sentía incómoda en su propia piel y no había que ser un experto para darse cuenta de aquello pues ella parecía no darse cuenta de sus gestos cuando se miraba al espejo una y otra vez. Finalmente, la tercera era la manera en la que reaccionaba al apellido del Capo, algo no estaba bien y no sabía que era. Desconocía por completo la relación de Amaya con la chica, pues él nunca mencionó nada y la mismísima MI6 desconocía su existencia, ¿por qué? Algo no encajaba y eso me inquietaba de sobremanera pues eso daba cabida a la posibilidad de un fracaso que no estaba dispuesto a dejar que suceda, pero debía ser cauteloso.

Me - You (Matty Healy) En PausaWhere stories live. Discover now