17

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Changbin no es que soliese contar con mucha suerte en su día a día. A lo largo de su vida, muy pocas veces ha tenido el gusto de vivir y disfrutar esa gran palabra de la que algunos podían tener en la palma de su mano, como si estuviesen jugando con unos dados trucados.

Aquella vez, tampoco había sido diferente. Ni siquiera pareció sorprenderse cuando sacó el número más bajo.

—Vaya, princesa Mafalda, he de decir que lamento que sea usted quien vaya pero... Las reglas son las reglas —sentenció solemnemente el español.

—Creí que era la princesa Matilda —corrigió el coreano, burlándose de aquella equivocación. Cuando Ann lo miró con mala cara, este echó su cuerpo inconscientemente hacia atrás.

—Bueno, pues ahora eres Mafalda —espetó, con el ceño fruncido.

Diablos, realmente aquel juego ponía demasiado violento a su amigo.

—No te preocupes Changbin —lo tranquilizó Lisa, poniendo una postura orante. —Rezaré por tí.

—¡Qué no eres esa clase de monje! —exclamó por última vez el español, antes de que Changbin abandonase la estancia a la par que escuchaba las risas de los demás.

Mientras deambulaba por el pasillo, se preguntó a sí mismo que podría ser lo más valioso para el líder. ¿Su teléfono? ¿Su tablet? ¿Su mezclador?
Algo le decía que el ordenador del mayor, donde tenía guardadas todas las melodías para futuros trabajos, serviría perfectamente como botín para su aventura.

Vaya, aquel juego sí que era realista. Incluso podía sentir como la tensión viajaba a través de su cuerpo, temiendo ser descubierto en su misión.

—¿Changbin? —preguntó Jeongin a sus espaldas, al ver como el más bajito se encontraba acuclillado ante la puerta de Chan, tocándose la oreja.

El menor sabía que aquel gesto significaba que Seo se encontraba pensando. Era una manía que se le hacía bastante extraña, pero que le parecía adorable.

—¡Ah, joder! -exclamó el aludido sobresaltado. No se esperaba que lo descubrieran tan pronto y menos provocándole un infarto al corazón por tremendo susto —Ah, eres tú.

A decir verdad, a Seo le parecía interesante aquel juego, pero tener que interactuar con el resto de miembros de su grupo, aún estando enfadado, ya no le hacía tanta gracia como debería.

—Chan nos ha dicho que escuchaste nuestra conversación. La que tuvimos esta misma mañana —comentó el menor, mostrándose nervioso bajo la fría mirada del contrario —Yo... Solo quería decirte que nada de lo que dije o te di a entender es cierto. Te quiero mucho, hyung.

—¿Y cómo puedo fiarme de tu palabra? —inquirió. Realmente no quería tener aquella conversación. Pero sus palabras, heridas, salían por si solas. —Me he dado cuenta de una cosa cuando os escuché hablar y es que verdaderamente no os importo. No necesito a personas así.

—A mí si me importas hyung —susurró Yang, casi rompiendo en llanto. —Me importas mucho. Por favor, no te enfades conmigo.

—No estoy enfadado, estoy triste —respondió. —Triste, porque aún después de lo que he hecho por vosotros, todavía no es suficiente. ¿Dices que te importo? Si realmente lo hiciera no dejarías que nadie hablaría así delante de ti.

—Pero tengo miedo. Solo soy un niño. ¿Qué pasa si los demás me hacen lo mismo que a tí?

—Incluso un niño puede defender lo que más ama. Y no importarle las consecuencias.

El menor no se esperaba aquella respuesta de parte de Seo.

¿Quién le iba a decir que una persona tan cerrada como lo era Changbin sería capaz de ver tan bien a través de las personas?

—Está bien, tienes razón —reconoció cabizbajo. —Debí de haberme enfadado por aquella reunión. Haré lo que tú quieras con tal de que me perdones. ¿Está bien?

Changbin lo miró de arriba abajo, frunciendo el ceño. ¿Pero qué se creía aquel niño? ¿Que la vida era tan fácil? ¿Que le rompías el corazón a una persona y que este se arreglaba con un "lo siento"?

Estuvo a punto de mandarlo a tomar viento, hasta que se fijó en la sonrisa que decoraba su rostro y en que tenía una misión pendiente.
Seguramente Ann ya estaría frotándose las manos, con el castigo que le pondría por no haberla podido cumplir.

Tal vez sí pudiera ser útil. Al fin y al cabo, era el maknae del grupo, ¿no? Todo el mundo lo amaba y nadie sospecharía de él.

—Bueno, tal vez puedas ayudarme.

(...)

—¿No está Changbin tardando mucho? —preguntó Taehyun, ahora preocupado.

Sabían que su amigo no estaba bien con el resto de su grupo. Podría haberle pasado cualquier cosa.

—Dale tiempo, seguro que regresa enseguida —dijo Ann, aunque más que decirlo para tranquilizar a los demás, lo decía para si mismo. Si alguien era culpable de mandar a Seo al territorio enemigo, ese era él.

—¡Chicos! —exclamó el causante de sus inquietudes, cruzando la puerta. —¡He encontrado el tesoro del dragón!

Las personas allí presentes se esperaban un ordenador, un teléfono... ¡Qué cojones! ¡Hasta traerse la maldita cama del líder hasta su habitación habría sido una mejor idea que secuestrar al maknae de Stray Kids!

Porque sí, arrastrándolo por el suelo como pudo, Changbin metió el cuerpo del menor completamente amordazado y firmemente atado con varias cuerdas, obstaculizando sus movimientos. No parecía precisamente feliz de encontrarse en aquella situación. Y menos delante de dos de los miembros más queridos de sus grupos favoritos.

—Joder Changbin, cuando me refería a la cosa más importante para Bang... ¡no me refería a esto! —exclamó el español, escandalizado.

—Esta es la cosa más importante para Chan, así que he tomado el premio más grande que he podido conseguir -repuso él, orgulloso —Y ahora... ¿Cuál es mi bonificación?

—Cielo santo, ¿seguro que esto cuenta como tesoro y no como secuestro? —preguntó Lisa, aún con los ojos como platos. El pobre Jeongin lucía verdaderamente incómodo, rodeado por aquellos rostros conocidos.

—Bueno, el juego es así -suspiró Ann, rodando los ojos. —Changbin es quien gana la partida.

—¿En serio? ¡Genial! —celebró el más bajito, quitándole la mordaza a Yang —¿Lo has oído? ¡He ganado gracias a tí!

—Bueno, supongo que pude hacer esto para que me perdonaras... —apoyó el menor su felicidad, agradeciendo que todo aquello hubiese acabado.

—Oh no, pequeño. Todavía no hemos terminado contigo —repuso el bajito, con una sonrisa maliciosa, ganándose las miradas curiosas de los demás.

¿Qué diablos estaría planeando Changbin?

(...)

Este capítulo me ha hecho demasiada gracia escribirlo. ¿Alguien se esperaba que Changbin literalmente tomase a Jeongin como el tesoro de Chan? Xdxdxd.

Se viene en nada el capítulo 18 y va a ser un bombazo. ¿Que créeis que hará nuestro adorable bebé con el pobre Jeongin?

¿Créeis que lo usará para llevar a cabo su venganza? ¿No? ¿Usará a sus amigos? ¿Tal vez no? Ayyy, ya quiero subir el 18 uwuwuwu.

Se viene lo bueno uwu. ¿Soy solo yo o alguien más echa en falta las tonterías de Seungmin en la trama? :(

-Besis de fresis 💖

_annbann_

Sweet, sweet, little cupcake •°changharem°•  (+18)Where stories live. Discover now