E p í l o g o .

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9 de mayo de 2029

Al salir del coche, el viento revuelve mi pelo, despeinándome por completo. Me aparto un mechón de la cara y observo lo que hay ante mis ojos. El cielo está nublado y hace un día pésimo. O quizá es que el nueve de mayo siempre hace que todo lo malo resalte más.

Respiro hondo antes de adentrarme en el cementerio.

Está situado al lado de una plaza, junto a una iglesia. Mi madre no era especialmente religiosa, pero finalmente decidimos enterrarla allí ya que no queríamos tener problemas con su familia.

Los cementerios no son tan oscuros como los pintan, en realidad. Creo que es más bien la tristeza que envuelve a los que lo visitan lo que hace que den esa impresión. Este en concreto, es bastante primaveral. Está rodeado de arbustos llenos de hojas y flores, y la hierba al rededor de las lápidas está bien cuidada. Incluso con el cielo nublado, el lugar es bonito. Sin duda, un buen lugar para lograr que los muertos descansen en paz.

Caminé entre las lápidas, segura en mis pasos. Sé perfectamente dónde está situada la de mi madre, no era la primera vez que vengo. Si bien es cierto que tardé más de un año en visitarla, lo cierto es que no he faltado ni un solo año desde entonces.

Cada año duele igual. El recuerdo de mi madre duele siempre. Pero de alguna forma, ha logrado mitigarse con el tiempo. Supongo que me he acostumbrado a estar sin ella.

El mero pensamiento hace que sienta un pinchazo de culpa. Una parte de mí odia pensar que, de alguna manera, la estoy dejando atrás, pero en el fondo sé que no es así. Ella siempre estará en mi memoria. Siempre será una parte de mí.

Simplemente, ya no duele igual. Ya no lloro como antes, ya no siento que me quiebro al recordarla. Desearía que estuviese aquí, que no se hubiera marchado nunca, pero creo que, lentamente y con mucho esfuerzo, he logrado aceptar que se ha ido.

Aún así, estar aquí, tan cerca de ella, siempre me llena de tristeza. Es cuando más la hecho de menos.

Me acerco a la lápida y me siento junto a ella, apoyando mi espalda en la piedra. El suelo está duro, pero no me importa.

Tomo aire antes de buscar en mi bolsillo la carta que he escrito este año. La abro y saco el pedazo de papel. Al desdoblarlo, me tomo un tiempo antes de comenzar a decir en voz alta las palabras que hay escritas en él.

—Nueve de mayo de dos mil veintinueve —comienzo. Después de haberlo hecho casi una década, el hecho de hablarle a una piedra ya no me resulta tan extraño —. Han pasado diez años desde que te fuiste.

»Una década entera. No sé como será el paso del tiempo para ti —o si existe, siquiera—, pero para mí es como una montaña rusa. Tú lo escribiste en tu última carta, y sé que tenías razón. Mis recuerdos de ti viven en mi mente como si no hubiesen pasado más de un par de días desde la última vez que te abracé, y sin embargo, siento que mil cosas han pasado desde entonces...

»La verdad es que solo tengo una novedad que contar, pero me la dejaré para el final porque me gusta mantener la intriga —río bajito —. Sigo trabajando en lo mismo que el año pasado, y el anterior, y el anterior a aquel... Básicamente no he cambiado de trabajo desde que dejé la carrera. He sido muy afortunada al encontrar un trabajo que me guste tanto. Bueno, quizá debería atribuirle el mérito a William en vez de a la suerte, ya que gracias a su dinero y sus contactos pude escalar rápidamente en el mundo de la fotografía. Hace poco empecé una especie de colaboración con su empresa, estoy ayudando a diseñar portadas con mis fotografías, y lo cierto es que es bastante divertido (y se me da bastante bien, todo sea dicho).

»Sean está apunto de terminar la especialidad en psiquiatría, y lo cierto es que está bastante feliz. Sinceramente, no tengo quejas de nada, aparte del hecho de que a Loreal le ha dado por pintar cualquier superficie que considere que necesita su arte. Ayer me pasé la tarde entera, nada más llegar del trabajo, tratando de limpiar el desastre... Y la pobre se ha sentido tan culpable al verme disgustada por lo que había hecho, que no me he podido enfadar. Encima, ha intentado ayudarme a limpiarlo. Es demasiado adorable.

Heather & Sean ✔️ | En librerías (abril 2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora