S e i s .

74.4K 8.5K 6.7K
                                    

16 de febrero de 2018

Los labios de Leo eran suaves. Puede que no besara tan bien como otros chicos que había besado, pero sus movimientos eran seguros y nada torpes. La forma en la que agarraba mi trasero con sus manos llegaba a incomodarme ligeramente, pero decidí no darle importancia. Después de todo, este no era un beso que fuera a marcar la diferencia. Solo era producto de mi necesidad de sentirme cercana a alguien, mezclado con los efectos del alcohol.

Su lengua se enredó con la mía de forma brusca, exigente. Pasé mis brazos por su cuello y agarré su cabello, atrayéndolo más hacia mí.

Lo cierto era que había una razón más por la que había decidido ir con Leo a una zona un poco más alejada para liarme con él. Llevaba desde que lo había conocido esa misma tarde, tratando de ligar conmigo. Había venido a la fiesta con un amigo de Naomi, y lo cierto es que yo al principio no le había hecho demasiado caso. Sin embargo, cuándo Sean y Naomi comenzaron a tontear, sentí que necesitaba estar con alguien. Necesitaba atención.

Me avergüenza admitirlo, pero así era. Quería que alguien centrara su atención en mí. Sentía celos al ver que apartaban a mi amigo de mi lado, por muy egoísta que sonase.

Soy horrible, me lamenté mentalmente. Pero, a pesar de todo, seguí besando a Leo. Mi boca se movía sobre la suya con seguridad. El brazo que sostenía mi cintura bajó hasta mi otra nalga y la agarró con fuerza. Me pegó a su cuerpo y sentí su dureza contra mi pierna.

Nos separamos por falta de aire, ambos con la respiración entrecortada. La música estaba alta, así que él se acercó a mi oreja para decirme algo.

—Ojalá no hubiese tanta gente aquí —me susurró —. Pienso en todo lo que te haría si estuviésemos solos y me vuelvo loco.

En otra ocasión quizá sí me habría excitado, pero en esos momentos mi cabeza no estaba del todo con él. Estaba más pendiente de cuestionarme las razones por las que le estaba besando que en el beso en sí. Por eso, todo lo que pude hacer fue sonreír ante su comentario.

—Ey, Heather, te estaba buscando —dijo una voz a mi espalda. La reconocí de inmediato —. Aunque veo que andas ocupada...

Aparté suavemente a Leo y mis ojos se encontraron con los de Sean. Su pelo estaba algo alborotado, durante la noche se había ido despeinando. Me pregunté si yo estaría igual. Mi maquillaje seguramente se hubiera estropeado hacía ya rato, pero dado que no había espejo en los baños del local y mi móvil había muerto una hora atrás, no tenía forma de saberlo.

—No te preocupes. ¿Pasa algo?

—No, es que has desaparecido de la nada y no sabía si estabas bien —se rascó la nuca —, pero no pasa nada.

—Le dije a Jana que nos íbamos Leo y yo un segundo —fruncí el ceño —. Olvídalo. —Me alejé de Leo y quedé entre él y Sean —. Voy a por algo de beber. ¿Queréis algo?

—No bebo —me recordó Leo —. Vuelvo con el grupo, os espero allí.

Asentí con la cabeza y miré a Sean esperando una respuesta por su parte.

—Yo voy contigo —dijo —. ¿Cuánto has bebido en lo que llevamos de noche? —preguntó alzando una ceja mientras nos dirigíamos a la zona de bebidas.

—Lo suficiente para estar... contenta —me encogí de hombros.

—Pues no estás bailando encima de ninguna mesa —señaló —. Qué decepción.

—Sí, bueno, estaba haciendo algo más interesante hasta que has llegado —reí.

—Cierto. Lo siento por eso.

Heather & Sean ✔️ | En librerías (abril 2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora