Hogar, desconocido hogar 🏨

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-Si te lo dijera, aparecerías muerto al día siguiente y no quiero asumir ese riesgo.

-¿Entonces por qué no han ido a por ti?

- ¿Quién ha dicho que no lo hayan hecho ya?-soltó una carcajada, como si fuera un chiste.

-¿Entonces, ahora qué hago? No puedo volver a casa, ni al trabajo porque estoy supuestamente muerto.

-Tranquilo, ya te he hecho la mudanza-le lanzó unas llaves.

-¿C-cómo?-casi se le caen al suelo.

-Te visitaré, mañana. Te lo explicaré con más detalle. Vas a empezar una nueva vida, Cedric acostúmbrate, al nombre porque así te voy a llamar a partir de ahora.

-¿Y el apellido?-preguntó aún fastidiado

-Meyne, tus padres viven en las Islas bajas y tú, estás de Erasmus y buscando trabajo para no morir de hambre, por eso solo te puedes permitir un modesto apartamento de dos habitaciones, en el centro de la ciudad. ¿Entendiste? No salgas, a no ser que quieras morir de una forma violenta. Sería una lástima perder a mi compañero de trabajo, el primer día de curro ¿No?- su cara pasó del pálido atontado al rojo de la vergüenza en cuestión de segundos.

-¡Black! ¿Cómo demonios lo sabías? Esto de mi muerte no lo había visto venir ni yo-se agarró la muñeca cortada por el cristal.

-Digamos que te ofreceré una versión extendida de todo lo que ha pasado en un par de horas, volveré temprano, es mejor que te lo diga en un lugar donde nadie pueda oírnos. Te acercaré en la moto, pero no quiero que entres por el vestíbulo, hay una escalera de incendios en la parte de atrás del edificio, sube por ahí y siéntete como en casa

Subieron en la moto y recorrieron el camino en silencio. Iban a velocidad normal, pero nunca por la autopista principal, solo por carreteras secundarias. Eric Intuyó que quería asegurarse de que no los seguirían. Entraron en el corazón de la ciudad envuelta en niebla. Escondieron la moto en un callejón y se separaron no sin indicarle antes que debía entrar al apartamento 22 en el piso 1b. Rodeó la calle entera, cerciorándose de pasar alejado de la luz de las farolas. Vio la escalera de incendios lateral y trepó hasta la balaustrada donde entró usando las llaves. El apartamento estaba decorado de forma sobria y ordenada. Llegó al salón y encontró dos divanes de cuero negro, además de tropezarse con un bulto en el suelo, era una maleta. La abrió y encontró dentro parte de su ropa y algún par de cosas útiles más, un par de libros cepillo y pasta de dientes etc. Era sorprendente encontrar esas cosas allí, a unos cuantos kilómetros de casa. Decidió vendarse la muñeca herida y pasear tranquilamente por el resto del apartamento. La cocina no era nada del otro mundo hasta que abrió la nevera, encontrando varios frascos de productos químicos a juzgar por las etiquetas de "corrosivo" y "no tocar". Se dirigió de la cocina a uno de los dos dormitorios y en el que entró era un dormitorio estándar solo que en el escritorio había muchos papeles. Había un corcho con fotografías entrelazadas con hilos rojos. Las fotografías recortadas de los periódicos encabezaban siniestros hechos, como asesinatos. Obviamente había ido a parar a la habitación de Seb, encontró su foto en uno de los periódicos con el siguiente titular: "La habilidad de la policía científica resuelve el caso Delacroix en menos de una semana" Sus compañeros más altos le tapaban parte de la cara pero, era reconocible. Los demás de la foto estaban tachados y debajo había anotaciones del estilo "manipulable, estúpido, corrupta, cabezahueca, hipócrita" Las palabras "Necesario y encontrar" estaban escritas debajo de él en la foto. Se fue a su habitación todavía confundido ¿Por qué yo?, pensó ¿Qué tengo yo que no tengan los demás? Cuando iba a llegar a la puerta, se detuvo, le había parecido oír algo, escuchó un segundo golpe y un tercero. Se tensó, pero no volvió a la habitación, debía de averiguar de donde provenía el ruido. Asomó la cabeza por la esquina del pasillo. Nada. Otro golpe. Se agazapó más hasta escuchar unos murmullos que venían de fuera.

RebeldeOù les histoires vivent. Découvrez maintenant