Bailando con la muerte

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-Seguramente es venenosa, ¿verdad?

-Claro, si no, perdería la gracia-rio

-¿Hay alguien que haya conseguido...?-preguntó Eric

-No por ahora. Betty, es un pelín agresiva, aunque ya os lo imaginaréis. Sois dos y solo hay un par de tenazas. ¿Quién será el afortunado?- los dos intercambiaron una mirada de "ni se te ocurra"

-Seré yo-dijo Sebastian

-No, lo haré yo-

-Yo te metí en esto-

-Yo te sacaré de esto-insitió Eric

-No puedo permitirme perderte, por favor entra en razón

-Vaya, que casualidad, yo tampoco puedo quedarme sentado tranquilamente mientras piensas arrancarle un colmillo a una cobra

-Tarde. Tengo las tenazas-había aprovechado la discusión para cogerlas de la mesa

-Aún estáis a tiempo de echaros atrás. Recordad que los dos estáis apostando vuestra vida. Sacó el révolver del bolsillo y se lo puso a la altura de la frente a Eric

-No hemos llegado hasta aquí para nada. Abre la jaula-sostuvo la mirada al criminal, no se dejó intimidar por ser apuntado por el arma

-Suerte, la vais a necesitar-deseó el mafioso

-Tranquilo, tengo esto bajo control-dirigió una mirada tranquilizadora en su dirección

Abrió la puerta de la jaula y la cabeza de la serpiente comenzó a asomar. Las escamas negras brillaban a la luz de la lámpara del techo. Se arrastraba lentamente por la alfombra. Tenía esa belleza fascinante que tienen las cosas peligrosas.

-Toda tuya, nosotros nos quedaremos a distancia prudencial- el mafioso se llevó a Eric al lado contrario de la habitación

-Es una cobra real. Puede saltar casi metro y medio hacia delante si se lo propone.

-Veo que has hecho los deberes antes de venir. Entonces conocerás como actúa su veneno

-Es letal, un neurotóxico muy potente. Visión borrosa, mareos, fiebres, caes en coma y después...mueres

-Por eso no tengo socios. Soy el señor Canino, por cierto. Sería una lástima que te murieras y ni siquiera te diera mi nombre

La serpiente se irguió y gruñó. Sebastian se puso en pie y rodeó la jaula

-Bailemos, entonces-habló al reptil

sujetó las tenazas con una mano temblorosa y dio un paso al frente. La serpiente siseó otra vez. Esta vez saltó hacia delante. Seb esquivó hacia el lado

-Huele tu miedo-recalcó aquel tipo

-No por mucho tiempo-  Seb la cogió por la cola

La cobra empezó a revolverse intentando alcanzarlo, lanzaba mordiscos al aire. El veneno chorreaba por su boca. Los colmillos despedían un brillo amenazador.

La soltó de repente. Alzó los brazos a modo de provocación

-¡Salta, vamos ataca!-retrocedió unos pasos, mientras gritaba al animal

-¿Pero que haces? ¿Te has vuelto loco?-soltó Eric

-Nunca estuve cuerdo, para empezar-rio a carcajadas-Confía en mí.

Betty se enroscó sobre si misma y se lanzó hacia delante. Seb volvió a girar y retroceder. Esta vez casi lo había rozado.

-¡Vamos, otra vez!-provocó de nuevo. Sabía que estaba jugando con fuego.

Eric estaba clavando las uñas en la pila de cojines. La cosa no prometía nada bueno. Esa misión era una suicida.

La cobra volvió revolverse. Esta vez las tenazas se acercaron más, pero cerró la boca en el último momento.

-Una vez más, bonita. Dedícame una sonrisa.

Eric creyó entender al fin que estaba tratando de hacer. En ese tira y afloja constante la serpiente poco a poco tendría que cansarse. Tampoco podría alargar la espera toda la noche. Su anfitrión podría cansarse del espectáculo y mandarlos a matar.

Sin embargo, estaba absorto en la pelea. Era un pulso entre el hombre y la naturaleza digno de ver.

La cobra atacó una vez más. Esta vez no pudo escapar. Las fauces se abrieron de par en par y las tenazas fueron un parpadeó intermitente en la mano de Sebastian. Consiguió sacar un diente bañado de sangre. Lo levantó por encima de su cabeza, triunfal

Pegó un salto hacia atrás para evitar la siguiente carga del animal. La sangre de la boca se resbalaba hacia la alfombra.

Eric jugueteó nervioso con el reloj. Todo había salido bien dentro de lo posible. El interrogatorio no había arrojado ninguna luz al caso de Thomas pero, todavía estaban vivos. Aún quedaba poner el broche final

-¡Lo has logrado!

-Guarden a Betty. -indicó a los guardias-He visto suficiente, dejadnos a solas. 

Con palos metálicos obligaron a la serpiente a volver a su jaula. Los guardias salieron de la habitación en grupo. La puerta se cerró detrás de ellos

- ¿Y bien? ¿Le ha gustado el espectáculo? ¿Qué tal si deja de apuntar a mi socio?

-Me has dejado de una pieza, chaval. -bajó el arma y la guardó en el bolsillo. Mis hombres saldrán de aquí en camino. Hay una campa con camiones en la parte de atrás de la mansión.

-Nos vemos- un apretón de manos cordial cerró el pacto

Un golpe en la puerta los sobresaltó. Eric y Seb intercambiaron una mirada cómplice entre ellos.

Canino buscó su arma en el bolsillo.

-¿Buscabas esto?-preguntó Eric mientras la sostenía  con una mano- Se ha descargado, ¡Qué lástima!

-¡Guardias!-llamó, desesperado

-¡Manos arriba!-la policía tiró la puerta abajo

- Buen trabajo chicos, tenemos el perímetro asegurado. Se te acabó la fiesta, señor colmillo.

RebeldeWhere stories live. Discover now