ᴋɪᴍᴇᴛꜱᴜ ɴᴏ ʏᴀɪʙᴀ ᔕⓞⓝⒺ ⓢⓗⓞⓣⓢᔕ TERMINADO.

Muichiro Tokito y Giyu Tomioka

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La verdad ibas a entrenar con Giyu, como el pilar más joven se niega a entrenarte, el pilar de agua fue quien aceptó hacerlo más que nada como una excusa para que pasaran tiempo los dos.
Llegaste con la respiración súper agitada, Giyu volteó a verte.

—Usualmente eres puntual —comentó volteando a verte.

—Es que... —te sentaste en el suelo para tomar aire. —Estaba con Tokito-san y se me fue el tiempo.

Giyu desvío la mirada, al escucharte decir eso su corazón comenzó a latir súper rápido; le molesta mucho el tiempo que pasas con el de ojos menta pero es básicamente el mismo tiempo que con él o los demás pilares, a veces te traen de acá para allá en mandados o cosas así.

—Bueno tendremos que recuperar el tiempo perdido, intenta golpearme.

—Me has dicho que intente eso por más de una semana y no puedo —comentaste con la respiración ya normal.

—Habías dicho que te gustan los dangos, ¿no? —el azabache se acercó a ti —conseguí unos muy buenos en la ciudad y será tu recompensa si logras tocarme.

Estiraste la mano para tocarlo cuando él te había dicho eso pero de inmediato retrocedió. Rodaste los ojos con una sonrisa, obvio no sería tan fácil.

—Hagamos esto rápido, quiero comer —te levantaste del piso y empezaste a perseguirlo.

—Esto no es una carrera _____, recuerda.

Dijo corriendo aún, saltando por los árboles; tú nada más seguías sus pasos persiguiéndolo. Parecías más su sombra que alguien intentando atraparlo. Así siguieron por un largo tiempo, hasta que pensaste y se te ocurrió parar, él también lo hizo pero arriba de un árbol.

—¿Te cansaste? —preguntó serio mientras bajaba de el árbol para acercarse.

—No, no es eso es que... —cuando estuvo lo suficiente cerca de ti te sentaste.

—¿Qué cosa? —preguntó agachándose, tenía el ceño fruncido.

—Te amo.

Lo repentino de tus palabras lo sorprendieron, una sonrisa involuntaria se formó en su cara durante unos segundos parecía estar en las nubes, te abalanzaste sobre él cayendo encima suyo. Los dos quedaron en el piso.

—Gané —dijiste con una sonrisa y el cambió la que tenía segundos atrás.

—Te has vuelto astuta, eh... Sin embargo eso no te servirá en batalla —ahora cambiaron posiciones.

Él se puso encima tuyo sujetando tus muñecas, tu cara se puso roja, desviaste la mirada.

—Eso no tiene nada que ver, sólo tenía tocarte... —te querías dar un golpe. —No, tenía que golpearte ¿verdad? Ah.

Suspiraste.

—Te quiero.

Ahora esas palabras te sorprendieron a ti. ¿Por qué ese tan repentino "te quiero"? Tragaste saliva con tu corazón latiendo a mil. Volviste a verlo y sus ojos miraban fijamente a los tuyos.