ESPECIAL NAVIDEÑO. (Borrador)

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Estaba por sentarme en una de las sillas de la sala de estar cuando de repente llamaron a la puerta, tuve que maniobrar con Nía en mis manos mientras iba a abrir la puerta, sabía que no era Ian porque obviamente él tenía las llaves, quizás era Diego...

-Voy – Dije cuando volvió a sonar la puerta – Paciencia tengo un pequeña ogro de tres meses – Sonreí un poco cuando abrí la puerta y me sorprendí solo un poco al no ver a Diego al otro lado de la puerta, sino a mi hermano mayor Blake - ¡Hey! – Sonreí emocionada al verlo – ¿Qué haces por acá con esta lluvia? -Pregunté haciéndome a un lado para que él pudiese entrar, en mis brazos Nía ya comenzaba a enojarse una vez más.

-Solo quería saber cómo estabas – Dijo tranquilamente viéndome con esos ojos verdes suyos – Llamé a Ian para saber si estaba contigo ya que no contestabas el teléfono y me dijo que no, que estabas acá sola con la bebé, quise venir hacerte compañía – Dijo incomodo ahora mirando hacia Nía nada más – Sé cuan nerviosa te ponen las tormentas eléctricas.

Sus palabras me hicieron sentir una mezcla de orgullo y amor hacia mi hermano mayor, sabía cuán difícil era para él hablar de sus sentimientos, así que escucharlo decir aquello me hizo realmente feliz, nuestras vidas no habían sido fácil y me pasé gran parte de mi vida odiándolo por mentiras y manipulaciones de mis padres, pero el tenerlo ahora cerca y saber que él siempre había estado ahí para mí, me hizo amarlo, pero sabía que si sacaba el tema solo lo haría poner incomodo, así que solo le sonreí de nuevo.

-Gracias por venir – Dije cerrando la puerta, Blake se quitó el abrigo y se sentó elegantemente en un de las sillas, su cabello rubio era un desastre, pero se veían muy bien, tenía buenos genes el condenado. De repente, Nía inició a llorar de nuevo cuando no quiso
mas leche – Dios Nía, acabas de comer hija, déjame sacarte los gases– Dije cansinamente.

-A ver, déjame tomarla – Pidió Blake estirándome los brazos, sin dudarlo un segundo le entregué con cuidado a mi bebé a tiempo que la mirada verde de mi hermano se suavizaba aún más – Que pulmones – Dijo bromeando cuando Nía lanzó otro chillido molesta.

-Llora mucho cuando esta de mal humor – Dije sentándome enfrente de ellos – Tiene un genio de miedo – Dije sonriendo suavemente.

-Pobre el idiota de Ian – Comentó Blake aún miranda a Nía como si fuese la cosa más rara pero hermosa del mundo – No solo una, ahora tiene dos terremotos en casa – Me reí y negué – Le traje un regalo.

- ¿Otro? -Pregunté, Blake cada que visitaba a Nía le traía algún regalo, en poco tiempo sería la bebé más regalada del mundo.

-Sí – Nía seguía llorando, pero Blake no se inmutó – Ese tapete con sonidos le va a encantar – Afirmó y no le llevé la contaría – Suficiente Nía – Dijo Blake de repente cuando la niña se quedó seca en llanto – Nada de berrinches – Dijo con voz firme, pero al mismo tiempo suave -Nía... - Como si mi pequeña lo entendiera, cesó rápidamente su llanto y miró fijamente a su tío el cual sonrió de lado - ¿Ves? Eres mucho más hermosa cuando no estas enojadas -Para mi sorpresa, Nía le sonrió solo un poco, sus pequeños que ojos estaban fijos en él viéndolo con curiosidad- Eso es pequeña, así está mucho mejor – La inclinó y besó suavemente su mejilla y me derretí ahí mismo- Solo llora cuando esté papá ¿bien? Para que se sofoque y se estrese - Me reí aunque no debía.

-Blake, te advierto- Le dije ocultando mi risa.

Blake mantuvo cargada a Nía jugando suavemente con ella hasta que se durmió y realmente se lo agradecí, ya una vez cuando la niña fue acostada en su cuna y Blake volvió conmigo, se veía casi feliz.

-Es una bebé muy linda – Dijo estirándose – No gracias a su papá obviamente.

-Es idéntica a su padre, excepción del cabello – Dije riéndome y entregándole un vaso de jugo – Pero tu eres un magnifico tío, hasta creo que tienes un don.

-Todo mundo me ama, hasta los bebés – Dijo engreídamente.

-Creo que serías un padre genial, tienes el don, ya te digo yo – Dije riendo cuando él me miró frunciendo en seño.

-No habrá bebés – Dijo él lentamente -No es lo mío -Añadió inseguro.

-Nada es lo tuyo hasta que pasa el tiempo y ahora lo es – Dije tranquilamente.

-No quiero ser como mi padre, ya sabes... -Dijo tensamente y yo también me tensé, pero aún así me obligué a hablar.

-Nunca serás como ese señor Blake, nunca – Tomé su brazo y lo apreté un poco – Eres mucho más que él.

-Seguro – Dijo indeciso- Igual no habrá bebés.

-Ya veremos – Dije sonriéndole y a tiempo que él negaba.

-Iré por el regalo de Nía, mañana le traeré otro, ya vuelvo – Salió deprisa huyendo de mis palabras y yo solo suspiré.

***
Ya era tarde en la noche cuando la lluvia cesó un poco, pero aún así el frío era intenso o tal vez la intensa era yo...

-Ian – Advertí cuando besó mi abdomen lentamente – No estoy para juegos de paciencia – Mi respiración era rápida al igual que mi corazón.

-A final tendrás tu recompensa cielo – Aseguró besando cada vez más abajo, mis dedos se enredaron en su suave y oscuro cabello – Eres perfecta – Anunció cuando se situó entre mis piernas haciéndome jadear llena de deseo.

-Lo sé – Bromeé entre gemidos.

-Amo tu modestia – Aseguró cuando su lengua inició con los juegos previos.

-Ian... -Suspiré temblando, de verdad lo necesitaba.

-Faltó el "por favor" – Se burló de mí con sus labios y aquello fue la tortura más deliciosa que existía.

-Por fa... -Estaba por rogar por su cuerpo, cuando de repente un fuerte chillido nos llegó desde la otra habitación – Ay Dios no – Suspiré cerrando los ojos a tiempo que Ian reía - No te muevas -Le advertí penosamente queriendo que el sonido fuese sacado de mi imaginación.

-Bienvenida a la realidad cielo – Ian se subió sobre mi y besó mis labios rápidamente – Será después – La picardía en sus ojos me hizo querer golpearlo – Voy por Nía – Anunció riendo a tiempo que yo soltaba un gemido de frustración.

Ian llegó un minuto mas tarde con nuestra hermosa hija, la cual, estaba muy despierta y no tenía cara de ir a dormir pronto y de hecho, ella venía viendo a su padre con fascinación.

-Hija te amo, lo juro – Dije recibiéndola cuando Ian me la entregó a tiempo que ella ahora sonreía emocionada – Pero necesitas sincronizar el sueño, mamá estaba a punto de tocar el cielo y tú decidiste despertarte – Besé su frente y ella hizo un puchero.

-Eres el colmo Isabella Gibson– Ian besó mis labios y se alejó un poco para ir por los pañales.

Me reí y Nía hizo y lo supe... Esa pequeña nos sacaría canas.

***

UN ESPECIAL NAVIDEÑO POR AQUÍ

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Sin más, disfruten el capítulo y por allá nos vemos.

Nota: La novela está siendo editada para eliminar los errores ortográficos, por favor tengan paciencia.
Gracias 🖤

El arte de amar. Where stories live. Discover now