Capítulo Diez.

65.7K 6.9K 4.7K
                                    

Primero de julio

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Primero de julio.

Aquél era un grandioso día de mierda, de verdad que sí.

Los meses se habían pasado rápidamente, bueno en realidad solo habían sido dos meses, sin embargo, en aquel momento se sentía una vida entera, una vida en donde me había vuelto más anciana, cansada y molesta.

En ese tiempo había tenido que hacer todo lo posible para adaptarme de nuevo a mi casa, y seguido a ello, todo lo posible para olvidar unos ojos azules que me torturaban en las noches.

¿Dónde estaba él? ¿Cómo estaba? ¿Pensaba en mí?

Esas preguntas siempre me rompían un poco más, era por ello por lo que me obligaba constantemente a olvidar todo, era mejor así, lo era.

Hoy comenzaban las clases aceleradas para mí, para recuperar los meses que falté a la preparatoria y poder graduarme por ventanilla. Por más que había tratado de hablar con Blake y le había dejado claro de que no quería volver a la maldita preparatoria, se hizo el de oídos sordos y me inscribió a las clases.

Mi vida últimamente no era muy fácil, pero tampoco podía quejarme. Desde que había vuelto a casa mis padres se habían quedado lejos de mí, ni siquiera me miraban y eso ya era algo positivo, pero como dije antes, lo positivo quedaba borrado gracias a mi nostalgia y desespero por saber algo de Ian. —Así fuese un poco—. Pero no tuve mucha suerte, ni de cerca, en todo aquel tiempo no supe nada de él y eso me obligó a día tras día tratar de olvidar como era estar con él y verle cada mañana, traté de sacar de mi mente la paciencia con la que me había tratado cada instante y como me había hecho confiar totalmente en él con hechos simples y amables... Extrañaba también el raro humor de Diego, y la amabilidad y sabiduría de Tanía.

Yo simplemente extrañaba esa otra vida, esa otra Isabella.

Cerré los ojos rápidamente cuando escuché la puerta de mi habitación abrirse lentamente, seguido a ello el olor del perfume de Blake llegó a mí, y traté de no gruñir enojada.

Nosotros llevábamos viviendo dos meses juntos y, aun así, seguía sin soportarlo. Ni de cerca.

—Isabella. —Me llamó el rubio, y lo escuché entrar del todo al lugar. —En dos horas empieza tu clase, ya te he dado mucho tiempo, necesitas levantarte. —Gruñí cuando él se sentó intencionalmente en mi cama.

—Piérdete, Blake.

—Te dejarán volver si te comprometes a nivelar los que has faltado, es demasiado tiempo, pero podrías esforzarte y...

—No.

Sabía que aquello era una batalla perdida, ya habíamos hablado mucho de aquel tema y era obvio que debería volver a la preparatoria, aun así, no podía negar que volver ahí me asustaba un poco, siendo sincera, lo ultimo que quería era encontrarme con todas esas personas del pasado que yo alguna vez humillé y pisoteé.

El arte de amar. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora