Capítulo Veinte.

48.7K 5.2K 2.1K
                                    

Iba a matar a Blake, de verdad iba a hacerlo sin duda alguna

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Iba a matar a Blake, de verdad iba a hacerlo sin duda alguna.

¿Como se atrevía a interrumpir mi beso con Ian? ¿¡Como se atrevía!?

Últimamente estaba teniendo una muy buena relación con mi hermano mayor, de verdad la cosa entre nosotros había cambiado de poco a poco y agradecía ya no tenerle tanto rencor como antes, sin embargo, de verdad quería asesinarlo en ese momento, él no podía interrumpirme en ese instante tan cadente... ¡Jodidamente no podía!

El beso que el pelinegro me había dado de cumpleaños, era el beso más caliente, inmemorable y perfecto de la vida, mi vida. No podía realmente explicar lo que Ian había creado dentro de mi, sólo podía decir que mi alma y mi mente le recordarían para siempre después de aquel contacto tan deliciosamente placentero.

Cuando le había pedido mi regalo de cumpleaños, había esperado algún comentario sarcástico de su parte, ya saben, las cosas entre nosotros no eran las mejores, iniciando por el punto de que no podía recordarlo, ni recordar mi supuesto amor por él, y para rematar con todo el caos, estaba su actitud que a veces era encantadora, divertida y la otras veces era tosca y muy distante.

¡El jodido era bipolar!

Con el paso de los días y sin importar mi amnesia, me había dado cuenta de que quería saber absolutamente todo sobre él, quería que me contara que había hecho para hacerme enamorar de su persona, deseaba saber como había logrado descongelar mi frío corazón y lo había hecho latir solo por su nombre... Porque aclarándome algo a mi misma sin llegar a ser una hipócrita y sabiendo que no era capaz de recordar cinco meses de mi vida, fui consiente de que dentro de mi algo latía rápidamente por él, —estaba segura de que lo hacía—y aquello no era normal, no porque un corazón jamás latía tan rápido por un desconocido y eso me hacía entender que mi mente podía olvidar cualquier cosa y aún así, mi corazón jamás lo haría.

Mi corazón no había olvidado a Ian...

—Pensé que no venías hasta más tarde —Le dijo Ian a mi hermano una vez éste terminó de entrar a casa.

La voz del pelinegro era ronca y yo sentí mis mejillas ponerse más rojas.

Ambos nos separamos y claramente nos pusimos de pie, yo evité mirar a Blake y me centré en mis manos.

—¿Así que ustedes no me esperaban? —indagó el rubio y yo mordí mi labio inferior.

—Dijiste que tardabas en tu viaje, así que no, no te esperábamos—Ian estaba siendo un condenado descarado.

Blake gruñó y yo lo miré rápidamente no queriendo que iniciara una pelea con el pelinegro.

Él miraba a Ian como si realmente quisiera saltar sobre él y darle una paliza, mientras ellos intercambiaban miradas llenas de odio y desagrado, yo estuve muy ocupada tratando de descifrar el cosquilleo mágico que existía en mis labios.

El arte de amar. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora