Unbreakable (Caskett)

Mentiras

Autora: ¿Vienen curvas? ¿Ya era hora? ¡Se admiten apuestas!

***

Castle no pudo evitar sonreír frente a esa tierna imagen que tenía ante sus ojos: una Kate Beckett muy jovencita sonreía a la cámara abrazada a su hermano pequeño. El escritor recorrió el joven rostro de la mujer que amaba con la yema de sus dedos, le parecía tan mona con su pelo recogido en una coleta de lado, tan feliz, tan llena de vida. También reparó en los ojos del malogrado hermano pequeño de la capitán, James, ya que realmente eran como los de ella, idénticos, con ese extraño color, ambos se parecían mucho, sin duda James era tan guapo como su hermana. El escritor sonrió y pasó la página del álbum de fotografías que Beckett guardaba en una de las estanterías de su apartamento, y que el escritor había cogido para tratar de mantenerse despierto hasta que ella llegase del trabajo. Castle soltó una risotada al ver esa nueva fotografía en la que Beckett, con apenas dieciséis años cumplidos, posaba en bikini haciendo un gesto divertido con los dedos mientras sacaba la lengua a la cámara. El escritor negó con la cabeza sin dejar de reír, y volvió a pasar página, esta vez se encontró con el matrimonio Beckett, y un extraño sentimiento de miedo se apoderó de él, algún día llegaría el momento en el que se tuviese que presentar a esa pareja que ahora le observaba a través de esa fotografía, y ese sentimiento de pena no se iba del cuerpo del escritor, que recordó como Beckett un día le había contado lo mal que lo habían pasado sus padres con la pérdida de su hermano. Castle nunca había tenido hijos con su mujer, pero suponía que el dolor de enterrar a un hijo debía ser lo peor que le podía pasar a una persona en la vida. El escritor suspiró y sonrió observando a Johanna Beckett, su hija se parecía mucho a ella, era una mujer realmente atractiva y elegante. De nuevo el escritor pasó página, y esta vez se quedó sin aire, una Beckett más parecía a la que él tenía a su lado ahora, aparecía recibiendo un premio como la inspectora con más casos cerrados de la ciudad, reconocimiento al mérito policial, y estaba preciosa, realmente preciosa con su traje de policía. Castle suspiró y no pudo dejar de mirarla, esa foto no era muy antigua, sería apenas hace cinco años, qué guapa estaba ese día, y qué radiantes estaban sus ojos y su sonrisa. 

Unas llaves en la cerradura de la puerta sacaron a Castle de sus pensamientos, que giró levemente su cuerpo esperando verla aparecer frente a sus ojos. En unos segundos Kate Beckett entró a su apartamento cerrando la puerta tras ella. Castle la miró hipnotizado, aún cansada y sin dormir, se veía preciosa. Beckett conectó con su mirada tras posar las llaves en una pequeña bandeja que tenía situada a la entrada de su apartamento, y le sonrió ampliamente, sin poder creerse que de verdad ese hombre fuese capaz de esperarla despierto. Miró el reloj de su muñeca y después al escritor a los ojos, él no dejaba de sonreír. 

- Son las cinco de la mañana, Rick - susurró Beckett negando con la cabeza - ¿qué haces ahí?

- Esperar por ti - sonrió Castle levantándose del sofá tras posar el álbum abierto sobre la pequeña mesa que la capitán tenía colocada en el medio del salón, Beckett clavó los ojos en el álbum y su rostro se ensombreció ligeramente. 

Beckett caminó hacia el álbum con paso firme y lo cerró de golpe mirándole seria a los ojos. Castle temió esa mirada, daba bastante miedo, nunca la había visto tan tensa. 

- No quiero que toques esto nunca más - dijo Beckett completamente seria.

- Lo siento - se limitó a decir Castle algo asustado - no te enfades solo...

- No toques nunca más esto - se adelantó a decir Beckett completamente seria y enfadada antes de que él pudiese continuar - ni te acerques a esta parte de mi estantería - añadió señalando al resto de álbumes y algunas carpetas con archivos policiales - Que nos acostemos y salgamos no significa que puedas toquetear todas mis cosas, hay algunas que siguen siendo privadas... ¿Te queda claro?