ch. 003

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CHAPTER THREE.


EL VIENTO SOPLABA FRESCO Y EL NERVIOSISMO era tan evidente que apenas podía soportarlo

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EL VIENTO SOPLABA FRESCO Y EL NERVIOSISMO era tan evidente que apenas podía soportarlo. Todos se decían a ellos mismos que aquella pesadilla pasaría pronto, pero mientras los estándartes continuaba dentro de Winterfell intentando buscar un modo de salir ganando aquella guerra los demás debían de hacer de cuenta de que nada malo sucedía y que, todo seguía igual que antes. Por supuesto que los jóvenes Stark's no dejaban de pensar en ello, para Brandon era irracional que aquél extraño tuviese las agallas de conquistar los siete reinos y, además, de haberse proclamado Rey. Él iba a ser Rey, no le daría su corona nunca. Robert solamente pensaba sobre el bienestar de su familia, le importa poco el título, no quería perder su hogar por una persona que no tuviese visión más allá de una corona que no significaba nada si no tenías un pueblo apoyándote, Tommen creía que el mejor modo para olvidar todo aquello era entrenando arduamente y poder proteger así a su madre y hermanas ─aún si sabía que Lyanne era mejor espadachín, guerrera y más valiente que él.

Valena buscaba la protección de sus niños y Lysanne quería anunciar lo que tanto quería contarles desde hacía días, pero con todo lo sucedido, apenas había tenido tiempo de pensarlo. Hacia días que había llegado una propuesta desde los Gemelos, dándole una excelente propuesta de matrimonio con el hijo de Valon Frey, Brassen Frey era quién heredaría las tierras de los Gemelos en cuánto su padre falleciera. Y quería una esposa con un buen título y una excelente posición. Y daba la casualidad, que la joven loba, era perfecta para él.

Pero Lysanne no encontraba el momento adecuado para decírselo a sus hermanos y empezaba a temer las reacciones de sus hermanos. Lyanne estaba, al menos la mayor parte del tiempo, en desacuerdo con los matrimonios arreglados por poder, no le gustaban las tradiciones comunes, no le gustaba pensar en que en algún momento iba a tener que unir su vida con algún Rey borracho.

Su hermana estaba la mayor del tiempo ocupada con situaciones que hacían que Lysanne no pueda acercarse a hablar con ella. Lyanne estaba con el pueblo la mayor parte del tiempo, asegurándose de que todos estén tranquilos y con la mente ocupada. Volvía muy tarde al castillo para poder cenar y así, ir a descansar. También, su hermana más joven, era quién estaba al tanto de todo lo que sucedía entre los Targaryen's y el resto de los reinos.

Tan al tanto que sabía que no existía solución coherente que los ayude a ganar la guerra, al menos que tuviesen algún dragón escondido en algún lugar del Norte. Pero no, hasta ahora nadie quería decirlo en voz alta, pero era claro que el rendirse era la salida más fácil... y cobarde.

Pero era su corona contra un millón de personas.

Y Lyanne sabía que una corona no vale la pena cómo la vida de esa gente.

La presencia de alguien más la hizo voltearse, sus hermanos ─todos─ estaban detrás de ella, con las cabezas en alto e intentando mantener la calma.

─Vamos al bosque de los dioses, ¿vienes, Lya? ─fue Lysanne quién habló, observó los rostros de los tres hombres Stark y asintió levemente antes de poder ir junto con ellos. El bosque de los dioses era un lugar que solía frecuentar cuándo la paz y tranquilidad le urgían. Nadie hablaba allí, no había nada más que silencio. Y le gustaba el silencio.

─¿Sucede algo? ─preguntó Lyanne. Brandon mantenía una expresión de completa seriedad mientras que sus otros dos hermanos tenían una expresión neutra, difícil de leer. Lysanne la miró y suspiró levemente.

─Estamos preocupados por padre. ─empezó, con sus ojos puestos sobre aquél gigantesco árbol que estaba allí desde los primeros hombres.

─Cómo todo el norte, hermana. ─le dijo Tommen, cruzándose de brazos.

─¿¡De padre!? ─exclamó Brandon, viéndolos con burla y enojo─: El norte está más preocupado por saber si él continuará siendo Rey o no, si será capaz de vencer a los malditos dragones en el campo de batalla. El pueblo, nuestro queridísimo pueblo, no le importa nada más que nuestros títulos.

Lyanne observó a Brandon con el ceño fruncido.

─¿Al pueblo no le importa nada más que nuestros títulos? ─preguntó ella con burla─: ¡Al único que le importa es a tí!

─¡Por supuesto que me importa, Lyanne! ─exclamó, o más bien, gritó, Brandon─: ¡Se suponía que sería el Rey!

─¡Ni siquiera mereces esa corona! ─le volvió a gritar la loba, enfurecida por sus palabras─: ¡Serías el Rey más egoísta e irracional que el Norte haya tenido! Sólo piensas en tú propio beneficio, si dejases de verte en el espejo por dos segundos, podrías darte cuenta de la realidad que vive la gente del norte; te darías cuenta de cuánto cariño y respeto tienen por nuestro padre. Con o sin título. No mereces esa corona y estará perfecto que no la recibas, porque no haces nada para ganartela.

Silencio. Los tres lobos restantes los veían sin saber que decir para poder evitar que aquél conflicto sea o termine volviéndose más violento que hirientes palabras.

Brandon no dijo nada pero Lyanne continuó.

─Si tanto deseos tienes por tener una corona en la cabeza, tal vez debas ser tú quien se enfrente a los dragones. ─se cruzó de brazos mirándolo─: Quisiera estar allí cuando se rían del crío que eres y terminen enseñándote un poco más de inteligencia. Tienen dragones, mentiras o no, todos sabemos que sí los tienen. ¿Sabes del cuervo que llegó en la mañana?

─¿Cuervo? ─preguntó Tommen con sorpresa, Robert carraspeó y los observó, para así poder hablar.

─Hoy en la mañana llegó un cuervo de Harrenhal, Aegon diezmó un castillo con sus señores dentro de él y aquellos pocos que decidieron rendirse, juraron lealtad a su casa. ─Lyanne no le quitaba los ojos de encima a Brandon, quién permanecía en silencio─ Belarion el terror negro, así lo llaman. Dicen que su llamarada es tan potente cómo su tamaño, una bestia.

─¿Y sabes cuál es lo peor, hermano? ─le preguntó Lyanne a Brandon, quién negó─: Las tropas de los Targaryen está partiendo hacia el sur del Cuello, y padre partirá mañana con 30.000 hombres. Serás quién se encargue del Norte en su ausencia pero si haces una estupidez, yo misma te detendré.

─No serías capaz ─dijo Brandon, confiado─ Eres mi hermana.

─Sí, y te amo por más egoísta seas ─le dijo mientras avanzaba hacia él─: Pero el pueblo también es importante, mucho más que un niño jugando a ser Rey.

Y sin decir nada más, se alejó de ellos. La sorpresa fue demasiada por los demás, quién vieron cómo Lyanne partía mientras Brandon fruncía el ceño notablemente. Lysanne suspiró antes de correr en busca de su hermana menor, quién iba a pasos tan enfurecidos; parecía lista para atacar a quien sea que se le ponga enfrente.

Y por eso mismo decidió no hacerlo.

Mañana quizá, se dijo a ella misma.

ice and fire.          aegon, the conqueror.Where stories live. Discover now