—¿Cómo que no lo tienes claro? ¿Sabes cuándo será la reunión o no lo sabes, Lana?

Pensé en Kevin, que quería proteger a su padre a toda costa… ¿pero quién mejor para protegerle que la policía?
Podía contarle todo lo de la reunión a Williams y ordenar que incluyera a Winston en el programa de protección de testigos…

—¿Kevin Gerdam no te ha informado de la fecha? —inquirió Williams de nuevo—. Es esencial que te tengamos localizada en todo momento, Lana. En caso de que las cosas se pongan feas, la única oportunidad que tendrás será la que nosotros podamos brindarte… y a Kevin también. Todos sabemos a lo que se enfrentaría en caso de ser descubierto y no podríamos permitirlo.

Williams tenía razón. También era muy importante nuestra propia supervivencia. Suspiré y tomé una decisión. Lo sentía por Kevin, pero esa era mi obligación.

—Es esta tarde —dije.

Williams abrió mucho los ojos.

—¿Hoy? ¿Hoy, lunes?

Afirmé con un simple movimiento de cabeza y Williams se levantó de su silla rápidamente, dirigiéndose a la puerta.

—No vuelvas a hacer eso, Silday. Tenemos muy poco tiempo para preparar una patrulla que…

—¡No! —exclamé—. No podéis intervenir hoy… yo, aún tengo varias cosas que resolver en el club. Habrá más reuniones y sería demasiado arriesgado aparecer justamente en la primera, ¿no?

Él barajó la idea y terminó mirándome con gravedad.

—Yo soy el inspector, Lana. Es mi deber velar porque tú estés viva y todo vaya bien. Si debemos intervenir, intervendremos.

Y después me dejó sola, en su despacho.

***

Dos horas después me encontraba con Kevin, saliendo de su camioneta al llegar al club. Nos recibía de nuevo el inmenso cartel del club: “Tigres, nosotros atacamos primero.” Qué alentador.

Kevin se acercó a mí y me acarició un segundo el pelo, mientras ambos caminábamos hasta la puerta de la guarida. Era impresionante cómo, al sentir el tacto de su piel, todo mi cuerpo reaccionaba de inmediato, tensándose.

En la sala grande no había nadie, teniendo en cuenta que era mediodía, todos estaban fuera, en el patio.

Yo hice amago de salir para saludar a Nessie y Winston, que estaban sentados en su sitio habitual, pero Kevin me agarró de la cintura mientras sujetaba mi maleta en la otra mano.

—Vamos arriba —me susurró juguetonamente.

Lo aparté un poco.

—¿Ahora? —dije, no sabía si tomármelo en serio—. ¿Quieres subir ahora?

Él puso cara de ofensa de pronto.

—¡Es usted una malpensada, señorita Silday! —me recriminó bromeando—. Sólo quería decirle que dejáramos el equipaje en la habitación… y después diéramos un paseo.

Asentí, contenta. Miré hacia mi mochila, completamente cargada de informes actualizados de los que tendría que ocuparme tarde o temprano… y por ahora, sería mejor que fuera tarde.

Subí las escaleras enérgicamente, mientras Kevin me seguía, algo más calmado, cargando con mi pequeña maleta.

Era un verdadero fastidio tener que llevar todo eso cada vez que me iba y volvía. Kevin pareció pensar lo mismo, puesto que, al entrar en la habitación, dejó mi maleta en el suelo con muy poco cuidado.

—¿Siempre tienes que llevar tantas cosas aquí metidas? —preguntó—. Deberías quedarte a vivir definitivamente conmigo.

Supe que era una broma, pero su tono de voz cambió mientras decía la frase y su voz adquirió un matiz serio.
Alcé los ojos, mirándolo con intensidad unos segundos. Kevin se acercó a mí.

—Podrías hacerlo… —dijo.

Reí sarcásticamente, pero, de pronto, me fijé en que su expresión seguía siendo seria.

—¿Me lo estás diciendo de verdad?

Una blanca sonrisa se aposentó en su rostro, haciéndolo aún más atractivo.

—¿Por qué no? —preguntó—. Podríamos fugarnos juntos, ir a vivir lejos y empezar de nuevo, donde nadie nos conozca…

Pasaron unos segundos en los que yo sólo pude observarlo, casi hechizada por sus palabras. Mi madre solía decir que las locuras por amor nunca eran incorrectas, y eso era toda una locura amorosa…

Para mi asombro, de pronto comenzó a reírse suavemente y me besó en la frente de forma muy dulce.

—Si todo fuera tan fácil… —comentó—. Vamos, aún quedan unas horas para que la reunión empiece.

Y antes de que pudiera darme cuenta, Kevin me agarró la mano y me condujo de nuevo a las escaleras para salir a la calle.

En mi pecho había un extraño dolor al pensar que sus palabras no habían sido reales.

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Capítulo dedicado a una de las personitas más especiales que he conocido en Wattpad, ay Gaby :3

Peligro (#1 Trilogía MC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora